IX

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Lena había ingresado al psiquiátrico una semana atrás, constantemente era sedada por los enfermeros, tenía un trato especial por ser hija de los Luthor, sin embargo no la excluía de las duchas frías. Debían alimentarla con comida licuada ya que había atacado a un enfermero mordiéndole la mano, casi arrancándole los dedos, su estado agresivo la aislaba de todos, siempre con la camisa de fuerza puesta. No le permitían salir al patio, y la psiquíatra especializada tan solo entraba para hacerla consulta semanal, como ahora.

-Lena—se sienta al otro lado de la mesa, ante la mirada sombría de la pelinegra quien sonreía malvada— ¿Sabes por qué estás aquí?-

-Vacaciones—susurra fúnebre.

-No, estás aquí por tu alto nivel de agresividad, además del serio problema mental que tienes-

-Yo no soy agresiva—frunce el ceño mofándose—Danvers se merecía cada castigo, ha visto a la chica, es la desgracia encarnada en la Tierra—ríe.

-Kara Danvers es una chica normal, no se merecía ninguna agresión, dime la verdad Lena, ¿por qué le hiciste todo eso?-

-¿Pregunta por qué?—desvía la mirada unos segundos para después mirar de nuevo a la doctora, con una expresión macabra—Porque podía y gozaba verla sufrir-

-¿Solo por eso?-

-¿Acaso debe existir otra razón?—finge desconcierto.

-Probablemente te disgustaba verla feliz, ella antes de conocerte según investigué, siempre sonreía, y tú nunca viste con agrado esa bondad en ella-

-Soy Feliz doctora—ladea la cabeza achicando sus ojos al reír—Tengo todo lo que otros desearían, dinero, mis padres me aman, mis tíos, incluso una prima, no le envidio nada a Danvers-

-Hay algo que tú no tienes y ella si Lena-

-¿En serio?—arquea una ceja incrédula pero divertida— ¿Y qué es?-

-Paz interna, porque tú no nunca la tuviste, y no la tendrás a menos que lo aceptes, o pasarás aquí el resto de tus días-

La doctora sale del cuarto blanco, los enfermeros sacan la mesa y sillas, dejando a Lena sentada en el piso blando, mirando a la nada. Horas después deben entrar a sedarla nuevamente pues había comenzado a gritar, azotándose en la pared, repitiendo el apellido de Kara.

Cada día era exactamente lo mismo, ella explotando de un momento a otro, y debían obligarla a ingerir los medicamentos, o inyectarlos, teniendo que entrar cuatro enfermeros a someterla puesto que era demasiado fuerte. Durante el tiempo que estuvo aislada, la doctora le hacía exactamente las mismas preguntas, al principio respondía y reaccionada de la misma manera, así que la psiquíatra tomó medidas extremas.

-He traído algo para ti—la mujer sacaba fotografías de un sobre amarillo.

-Espero sean imágenes graciosas, porque su rostro no me atrae nada, doctora-

-No son graciosas, pero si muy importantes-

Cuatro fotografías de Kara Danvers recientes, donde podía verse la cicatriz horrible en su ojo izquierdo, vestimenta descuidada así como su cabello opaco, se veía carente de vida, y siempre estaba observando a la nada, con una Gardenia entre las manos.

-Ella era feliz, y ahora observa en lo que la has convertido, una sombra más como tú-

-Le di estilo—trataba de ser indiferente pero por alguna razón comenzaba a afectarle dichas imágenes.

Seven PunishmentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora