VI. Él

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¿Qué cómo me atrevo?

Ni que hubiera hecho algo malo.

Encima que me molesto en asegurarme de que está bien, en acompañarla al sitio donde la retienen y en dejar de lado mis obligaciones para centrarme en una misión que ni siquiera me incumbe. Encima me lo recrimina.

- Pues atreviéndome ¿Algún problema?

Se acerca hacia mí hecha una furia, aferrándose a las solapas de mi chaqueta.

- ¿Por dónde empiezo? ¡Ah sí! Se suponía que esta era mi misión, se suponía que sólo habías venido a sacarme del apartamento, se suponía que este había explotado contigo dentro...

- Vaya, yo también me alegro de estar vivito y coleando.

- ¡Sabes que no es eso lo que quiero decir!

Se pone de puntillas y me da un cabezazo en la barbilla.

- Baja la voz o nos oirá alguien. - Le respondo.

- No me des lecciones, espía de pacotilla. Sé perfectamente lo que hago, sé perfectamente dónde estoy, ahora pírate.

- No, he venido aquí como apoyo. Estoy a tus órdenes.

- No necesito un apoyo.

- Por supuesto, lo dice la experta repentinamente encerrada con llave en una habitación.

- No quiero un apoyo.

- Eso ya es otra cosa... Pues lo siento por ti, yo también tengo una misión.

Esto último me lo he sacado de la manga realmente, es pura cabezonería de mi parte.

Por lo que he podido hablar con el agente 707 Alice está en la boca del lobo, sin ningún aliado a su alcance y habiendo perdido el contacto con el resto de sus compañeros.

Sola y sin que nadie sepa su ubicación salvo yo y el inútil de turno, lo que no me da demasiada confianza que digamos.

No iba a dejarla tirada de esta manera.

Se encara de nuevo conmigo después de un momento de reflexión.

- Vale, de acuerdo. Te diré lo que haremos: te dejo que te quedes aquí a cambio de que me des el taser.

- ¿Disculpa?

- Estoy segura de que no es la única arma que llevas encima, no vas a morirte por dejármela, de esta manera, estaré preparada por si ocurre algo.

El taser no. Todo menos eso.

- Pero...

Intento protestar pero ella me tiende una exigente mano.

- Podría darte otra cosa.

- No, necesito un arma que sea efectiva cuerpo a cuerpo, si hago algo a media o larga distancia enseguida me señalarán como culpable. Es más efectivo que tú te quedes lejos por si me pasa algo, al fin y al cabo, eres mi apoyo, ¿no?

Tiene razón.

- Tienes razón.

Con todo mi pesar le cedo a mi querido compañero de aventuras ¿Cuántas misiones hemos pasado juntos? ¿Cuántas veces hemos castigado a mi subordinado por su comportamiento?

Ella no sería capaz de entenderlo si le pido unos minutos a solas para despedirme de mi amigo, así que, sin más dilación, lo dejo en la palma de su mano.

- Agradece que no te electrocute de vuelta después de lo que pasó en el apartamento.

- Sí, claro, muchísimas gracias, agente.

Somehow, someday, somewhere [Vanderwood, Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora