VII. Ella

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Vale.

Hagamos un breve repaso de todos los hechos: Estoy retenida en lo que parece la sede de una secta donde, por azares del destino, me he encontrado lo la ex directora de la R.F.A. que, oh vaya, debería estar MUERTA. Ah, y tengo una especie de cómplice al que le he quitado lo que parece su posesión más preciada.

Cada vez que saco su taser del bolsillo y lo toqueteo me mira de forma acusadora, taladrándome.

Aunque no es un mal tío, al menos por lo que puedo juzgar a través de su costumbre de allanar moradas ajenas.

- Repítemelo otra vez.

Creo que ya es la tercera que le explico mi plan.

- Simplemente voy a seguirles la corriente.

- ¿Y qué ocurrirá cuando llegue esa supuesta ceremonia de iniciación de la que hablaban?

- Intentaré retrasarla lo máximo posible. Vanderwood, este tipo de personas están dispuestas a esperar lo que haga falta con tal de que te unas a sus filas, no va a pasar nada si les digo que tengo dudas acerca de ello, o que mi pasado sigue demasiado presente. Palabrería fácil.

- No lo tengo yo tan claro.

- ¿Por qué?

- Creo que esta no es una organización como otra cualquiera. Acabas de encontrarte con una especie de zombie, llámame loco, pero no me da buena espina.

- Nada de lo que digo te da buena espina o te convence, empiezo a pensar que es algo personal.

- Alice. – se levanta de donde está sentado en el suelo y viene a mi lado, frente a la ventana, bajo la luz de la una sus rasgos parecen afilarse dándole el aspecto de un depredador. – Estamos juntos en esto, si les saco pegas a tus ideas es porque intento que esto salga lo mejor posible.

- ¿Acaso tienes alguna idea mejor?

- La verdad es que no.

Le doy un golpecito en el hombro y me voy hacia la puerta.

- Duerme un rato, Vanderwood, yo me ocuparé de la primera guardia.

- De acuerdo.

Se sienta en el suelo, a uno de los lados de la cama para quedar fuera de la vista. Apoyado contra la pared y de brazos cruzados, cierra los ojos, y automáticamente su respiración se hace más lenta.

¿En serio acaba de dormirse?

Lo observo. Mantiene el ceño fruncido.

Ahora soy yo la que se acerca para mirarlo más de cerca. Sin pensar, me agacho a su lado y con un dedo intento borrar las arrugas en el centro de sus cejas.

Estoy tan concentrada que ni siquiera me doy cuenta de que ha abierto los ojos y me está mirando.

- ¿Qué haces?

Mierda.

- No es bueno dormirse con el ceño fruncido, te saldrán arrugas.

Como si eso fuera a importarle demasiado, no tiene pinta de ser un hombre que se preocupe demasiado por su aspecto.

En fin, sólo hay que ver ese forro de leopardo.

- El actor guaperas te ha comido demasiado la cabeza.

Me está sonriendo.

Creo que es la primera vez que veo algo así. Una mueca exenta de sarcasmo e ironía, sin labios apretados o miradas de reprobación.

Es un espectáculo... tranquilizador, por así decirlo.

Me calma por dentro a la par que me acelera el corazón.

Somehow, someday, somewhere [Vanderwood, Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora