Lo primero que oigo es un cristal rompiéndose.
Parece que se han cansado de esperar y vienen a por mí.
Intento ponerme en contacto con mis compañeros, pero el teléfono parece no hacerme caso, no los localiza, no responden.
Genial.
Estás sola, nena, más vale plantar cara.
Evidentemente, no llevo armas encima, así que tengo que improvisar.
Veamos, la cocina queda fuera de mi alcance: estoy en el dormitorio y tendría que cruzar el salón (lugar donde creo que está teniendo lugar el allanamiento) para hacerme con un cuchillo. En la habitación donde me encuentro hay una magnífica lámpara, parece sólida, de las buenas, de las antiguas.
Prácticamente arranco el enchufe de la pared y abro de golpe la puerta.
Los mejores ataques son los que pillan a nuestro agresor desprevenido, es algo que siempre ponen de relieve en los entrenamientos del cuerpo.
¿Quién pensaría que una mujer sola, que únicamente se dedica a organizar una especie de fiesta benéfica tendría este tipo de entrenamiento?
Te vas a cagar, amigo.
No grito, sólo corro a la caza del agresor.
Hay un hombre en el salón vestido de morado, pelo castaño y largo.
Tiene que ser él.
Está de espaldas a mí.
Perfecto.
Es consciente de mis pisadas, finta a un lado evitando el primer golpe.
Intento derribarlo con una patada, pero, de nuevo, me esquiva.
- ¡Estate quieta, mujer!
- ¡Y una mierda!
- ¡Vengo en son de paz!
No soy tan tonta como para creerme eso.
No sé cómo lo ha hecho, pero de repente ya no tengo mi arma.
Bueno, si quieres puños, tendrás puños.
Le doy un derechazo en la cara.
Retrocede a la paz que un chorrito de sangre le sale de la nariz.
Pero apenas me da tiempo a reaccionar cuando siento un calambre en el vientre.
El muy tramposo tiene un táser.
- Que conste que esto te lo has buscado tú solita.
- Rompes un cristal, entras en mi casa, y me atacas. Por supuesto, me lo he buscado yo solita.
- Te he dicho que venía en son de paz ¿Estás bien?
- Todo lo bien que se puede estar después de que te hayan dado una descarga ¿Sabes que la posesión de un táser es ilegal? Otro delito que añadir a la lista.
- Entre tú y el pelirrojo no me traéis más que problemas.
Me levanta en volandas del suelo y me tiende en el sofá.
Intento protestar, pero me echa una chaqueta con forro de leopardo por encima.
Huele ligeramente a tabaco y a chicles de menta.
- Descansa, se te pasará en breves, señora agente.
- Vaya, parece que estás mejor informado que yo misma.
- Alice, en serio.
¿Alice?
Un momento.
- ¿Quién eres?
- Vanderwood.
¿Dónde he oído yo ese nombre?
Veamos.
Sólo hay un grupo de personas que me conoce como Alice, pero ninguno de ellos coincide con esta apariencia, a menos que las fotos que manden por chat sean una farsa...
Repaso mentalmente las conversaciones que he tenido hasta la fecha, cuando una imagen viene a mi cabeza: una sirvienta pelirroja.
Pero ¿Ese no era Seven?
Ha dicho algo de un pelirrojo.
Probemos.
- ¿Mary Vanderwood?
- Vanderwood a secas.
- Parece que no eres una mujer ¿Has venido a hacer la limpieza del apartamento?
- Ni tampoco una criada, por si no te habías dado cuenta. Si tienes ganas de cachondeo es que estás mucho mejor.
Vuelve a mi lado, se agacha para mirarme a los ojos.
- ¿Quieres?
Me tiende un cigarro.
- No, gracias, con el calambrazo es suficiente.
Le guiño el ojo, y él dibuja una media sonrisa.
- Siempre diligente es nuestra agente.
- ¿Qué haces aquí?
- Rescatarte, no tenemos mucho tiempo.
- ¿Eres una especie de caballero andante?
Y yo la princesa encerrada en la torre, eso sí que tiene gracia.
- Escúchame, Alice. Como sabrás, este apartamento perteneció a una tal Rika, la jefa del grupo benéfico al que pertenece el agente 707. Pues bien, sabe Dios porqué, instaló un sistema de seguridad que cuenta con una bomba, y ¡sorpresa! se ha activado. Tenemos menos de 24 horas para salir de aquí o estamos jodidos.
Trago saliva.
- ¿Qué?
Parece que aquí hay mucho más de lo que parecía en un principio. Un grupo dedicado a causas benéficas con un inmueble que se autodestruye en una situación de riesgo ¿de qué tipo de información estamos hablando?
Todos los cajones están cerrados con llave, aparte de eso, no he podido encontrar nada fuera de lo normal en las distintas habitaciones: no hay fotografías, ni libros, no llega correo.
De acuerdo, estas cosas no son precisamente normales, pero asumía que eran cosa de una supuesta mudanza o algo así.
- Lo que acabo de decir. En cuanto te repongas un poco nos vamos volando.
Mi teléfono emite un sonido familiar.
Vanderwood me lo pasa sin siquiera mirarlo.
Es un mensaje de Seven: "Hazle caso, por favor."
A continuación, la aplicación parece cerrarse.
El fondo se pixela y empiezan a aparecer una serie de mensajes.
Unknow.
Justo ahora que he perdido toda conexión con mi equipo.
"Un coche pasará a recogerte dentro de 15 minutos."
"Es una trampa."
"Deshazte de la persona enviada por el agente 707, te ayudaremos a escapar."
Tengo que decidir: confiar en este hombre armado con un táser o en el desconocido que me está mandado mensajes ahora mismo.
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Somehow, someday, somewhere [Vanderwood, Mystic Messenger]
FanficUna promesa garabateada sin apenas pensar, así eran esas tres palabras sobre el papel: De alguna manera, algún día, en algún lugar. Un "juntos" implícito. Sin un plan, ni una fecha y tampoco un mapa, sólo esperanza. Vanderwood es un personaje que p...