IV. Él

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La estoy viendo dudar, con la mirada fija en el teléfono.

Tampoco es algo que me resulte extraño. Quiero decir, un desconocido se cuela en tu casa, te da una descarga eléctrica y te pide que confíes en él para sacarte del apartamento donde un supuesto colega ha puesto una bomba.

Lo mires por donde lo mires... yo tampoco me mostraría excesivamente confiado.

Pero tampoco tengo demasiado claro que podría hacer para tranquilizarla, qué decir.

Así que simplemente me dedico a observarla mientras piensa y decide.

Es una profesional.

Se nota en su cara, que no deja traslucir ningún tipo de emoción. Si la hubiera observado durante más tiempo me daría cuenta de que se muerde el labio cuando piensa en algo que no le gusta, y golpe el suelo con el pie izquierdo cada vez que toma una decisión, como el juez que cierra un caso a golpe de martillo.

Consulto mi propio teléfono. Nos queda poco tiempo.

- Vanderwood, tú trabajas para Seven, ¿no?

- Técnicamente, él trabaja para mí, soy su superior.

Siempre tengo que da la misma explicación. Maldito crío y malditas sean sus habilidades con el ordenador.

- ¿Podrías ponerte en contacto con él ahora mismo?

- Si el señorito se digna a coger el teléfono.

- Tengo que hablar con él.

- Valep.

Le tiendo mi móvil sin duda alguna.

Por cosas como esta no estoy más arriba en la agencia.

Pero, la verdad, no quiero morir por culpa de la desconfianza de una mujer.

Y tampoco es cuestión de dejar que ella vuele por los aires por pura cabezonería.

Se va a otra habitación, y yo sólo oigo murmullos, la mitad de una conversación.

Breve y directa. Me gusta eso.

Cuando vuelve conmigo me devuelve el teléfono y se pone a darme órdenes.

- Va a venir un coche a recogerme, tienes que esconderte.

- ¿Perdona?

- Lo que has oído. Vendrá un coche, yo me subiré al asiento del pasajero mientras tú te mantienes escondido en el apartamento y después te vas antes de que se produzca la explosión.

- Perdona, Alice, pero las cosas no funcionan así. Tú te vienes conmigo, y juntos salimos antes de que el edificio se convierta en escombros.

Desordena su pelo corto como si la estuviera sacando de quicio.

Últimas noticias, amiga, el que está empezando a hartarse soy yo.

- Tengo que subir en ese coche.

- ¿Por qué?

- Eso es información clasificada.

Está bien, si vamos a jugar a los espías, jugaremos todos.

Vuelvo a sacar el táser.

- Creo que mis habilidades con este aparatito han quedado más que demostradas anteriormente. Debo felicitarte por tus movimientos pero estoy en una situación ventajosa. O me dices de qué va todo esto o te vienes conmigo a la fuerza.

Me estoy tirando un farol, pero ella parece caer en la trampa.

Me mira como si fuera a meterme a mi querido compañero por donde la espalda pierde su nombre, pero termina por hablar.

- He recibido un mensaje hace un momento. De Mint Eye, ¿sabes quiénes son?

- Algo me suena.

He visto al pelirrojo toparse con ellos en más de una ocasión.

- Por ellos estoy aquí, tanto en este apartamento como en mi situación actual. En el mensaje decía que iban a pasar a recogerme en coche, supongo que quieren retenerme como rehén y conseguir algo a cambio.

- Y tú has decidido que es una idea fantástica entregarte a unos desconocidos.

- No. Mi objetivo es llegar a su sede.

- ¿Y entonces?

- Entonces ya veremos.

- Es el plan más estúpido que he oído en mucho tiempo, y mira que es el agente 707 quien está bajo mi supervisión.

- Tengo que ir. Es mi caso y no voy a parar hasta resolverlo.

Se está midiendo conmigo y yo no tengo nada que hacer.

Entiendo demasiado bien lo que es tener cuentas pendientes que resolver. El hecho de que un objetivo se convierta en tu todo.

Hace mucho tiempo de eso.

Pero sé que hasta que no lo consiga no va a parar. A menos que alguien la detenga.

Pero no voy a ser yo.

Levanto las manos en alto.

- De acuerdo, tú sabrás.

- ¿No vas a electrocutarme, entonces?

- No.

- Me quedaría más tranquila si guardaras el táser en la chaqueta.

- Está bien.

Así lo hago.

- Y ahora tú te vas.

- ¿Por qué habría de irme?

- Hay una bomba en el apartamento, tú mismo lo has dicho.

- Bueno, si tú tienes tiempo, yo también.

- Vale.

- Me gustaría asegurarme de que no van a pegarte un tiro en cuanto salgas por la puerta.

- Muy amable por tu parte.

- En el fondo soy todo un caballero.

Esperamos en silencio la llegada del dichoso coche, que hay que decir que no se hace de rogar demasiado.

Por suerte para mí, recordemos que hay una bomba en el edificio.

Ella se encamina hacia la puerta sin volverse.

- Eh.

No se gira, pero quiere decirme algo.

- ¿Sí?

- Gracias por respetar mi decisión.

- No hay de qué.

Y se va.

Si ella supiera...

Por supuesto que iba a respetar su decisión, hacía tiempo que no veía a alguien tan decidido a arriesgar la vida por una causa.

Lo que desconoce es que lleva un localizador en el bolsillo del pantalón.

Prácticamente invisible y tan pequeño que apenas lo notará, más teniendo en cuenta que necesita estar concentrada en sus objetivos.

He tomado una decisión, y es que ahora mismo tengo mi propia misión.

No voy a dejar que se destruya a sí misma, por supuesto que no.

Dado que el agente 707 está informado de la situación, no creo que le importe que desaparezca de su casa por un tiempo, se las apaña bastante bien él solito y con mandarle un mensaje para meterle prisa de vez en cuando es suficiente. Primer inconveniente superado.

Con el localizador llegaré a la base de la secta esa y podré reconocer el terreno, para, al llegar la noche y teniendo en cuenta las circunstancias, hacer a Alice consciente de mi presencia o no, quizás no necesite mi ayuda.

Mi teléfono vibra.

Apenas un minuto para que se active la bomba.

Salto por la ventana.

3, 2, 1...

¡Al suelo!

Somehow, someday, somewhere [Vanderwood, Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora