1 Un choque inesperado

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Miré mi reloj y empecé a correr tanto como me dejaron mis piernas. Iba a llegar tarde a clase (como la gran parte de los días), y no quería escuchar una bronca por parte del profesor. Claro, como ellos tienen coche y tienen una vida fácil no les importa lo que les pase a los demás. Por ser adultos cren que lo saben todo.

No me faltaba mucho para llegar al colegio, pero Dios quería que llegase tarde y punto, asi que puso obstáculos en mi camino.

-¡Ay!

Me había chocado contra alguien y me caí al suelo.

-Lo-lo siento...- dijo una voz tímida.

-¡Haber si miras por donde vas!- exclamé y cuando miré hacia arriba me encontré con un chico que me ofrecía su mano sonriente.

-Sé levantarme sola.

Me levanté y el chico me volvió a dedicar una sonrisa. Detesto a esa gente que sonríe sin motivo, asi que él, sin a penas conocerlo me caía mal.

-¿Te has hecho daño?- preguntó mirando mi codo. Estaba sangrando.

-No. Me tengo que ir.- respondí bordemente y seguí mi camino hacia el instituto.

Iba empezar a correr, pero iba a llegar tarde de todas formas, asi que empecé a andar perezosamente.

Escuché unos pasos detrás mía que no tardaron en adelantarme. Era el chico de antes, debía de tener prisa. Llevaba una mochila a la espalda y no paraba de mirar el reloj. Debía de llegar tarde a clase, como yo, pero no me sonaba de haberlo visto antes en el instituto. En poco tiempo ya lo había perdido de vista. Miré el reloj: ¡Ya eran las nueve! Aceleré el paso. ¡Por fin! Ya había llegado al instituto. Entré en el edificio y subí las escaleras. Llamé a la puerta de mi clase, tercero B.

-Adelante- dijo la voz ronca de mi profesor de matemáticas.- Señorita Johnson, vuelve a llegar tarde a clase, creo que voy tener que informar a sus padres... (bla,bla,bla, muchos más rollos que no escuché)

Ni que a mis padres (si se les puede llamar padres) les fuese a importar. Mis padres están divorciados, y vivo con mi madre, aunque es una drogadicta, pero mi padre está en la cárcel y no hay nadie más que nos pueda mantener a mí y a mi hermano pequeño, Daniel (que es la única persona que me importa en este mundo).

-Profesor... ha llegado tarde por mi culpa...-dijo una voz tímida que me había parecido escuchar antes. Era el chico de antes.

-¿Es eso verdad?- le interrogó el profesor.

-Sí, ella venía hacia el instituto y chocamos uno con el otro...

-Está bien. Pero como usted es un alumno nuevo, señor Carter, le advierto que busque compañías que no sean una mala influencia para usted- seguía diciendo el viejo ese, mirándome con mala cara.

Me senté en mi sitio y me percaté de que el chico estaba detrás mía. Debía de ser nuevo. No me gustan los nuevos...pero este me defendió asi que le debía de dar las gracias. Se las daría, pero solo porque era nuevo y no le quería causar mala impresión desde el primer día.

Pasaron unos tres días. Me había cruzado varias veces con el chaval nuevo, pero no me había parecido la ocasión adecuada para hablar con él.

Estaba en el recreo. Me dirigí hacia la biblioteca para devolver un libro de aventuras que ya me había acabado de leer. Me encanta leer. Cuando devolví el libro me senté en la esquina de una mesa alargada, abrí una libreta y cojí un boli. Estaba intentando acabar una canción que estaba componiendo. Levanté la vista y vi a un chico en la otra esquina de la mesa, escribiendo algo... ¡era el chico de antes! Tenía que ir a darle las gracias. Me levanté de la silla de mala gana pero fui. Le toqué un hombro para llamar su atención, ya que parecía muy concentrado en lo que estaba escribiendo. Se dió la vuelta y sonrió al verme:

Cuando me choqué contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora