5 Lo bueno siempre se acaba

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Narra Kate

Entramos en casa. Ya era de noche. Fuimos a la cocina y nos preparamos unos colacaos para cenar.

Cuando acabamos de cenar nos dirijimos al único dormitorio de la casa, donde dormíamos mi hermano y yo.

-Pues... no sé donde vas a dormir...- le dije a Jacob- este es el único dormitorio de mi casa, y en el sofá del salón duerme mi madre. Puedo dormir yo en la cama de Daniel y dormir vosotros dos juntos. A ver, vamos a probar.

Daniel y Jacob estaban algo apretados, pero no tenían problema. A mí me salían los pies por fuera del colchón.

-Kate, ese colchón es muy pequeño para ti- dijo Jacob- por muy flaca que seas no cojes.

-Pues no se que podemos hacer.

-Puedo dormir yo en el colchón de tu hermano.

-Si yo no cojo, tu menos.

-A ver ¿Y si duermo yo en mi cama y vosotros dos en la de Kate?- dijo mi hermano.

-Ems...no se...- dije yo.

-Pues creo que es la única forma...-dijo Jacob.

-Bueno, pues vale, voy a ponerme el pijama, sal fuera de la habitación.

Jacob salió de la habitación mientras Daniel y yo nos pusimos los pijamas. Una vez que los teníamos puestos entró Jacob:

-No sabía que te gustasen las ovejitas- dijo Jacob en tono burlón mirando mi pijama. Le hice una mueca- Se me hace raro verte sin tu capucha.

-Este pijama lo tengo desde hace mucho, creo que se nota- dije señalando mis tobillos descubiertos. Bueno, estoy muy cansada, vamos a dormir ya ponte la chaqueta, Daniel.

-¿Ponerse una chaqueta para que?- preguntó Jacob confuso.

-Hace mucho frío en casa, asi que nos ponemos chaquetas para dormir. Si quieres te presto una mía- dije poniéndome una chaqueta.

-No, no hace falta.

Daniel se metió en su cama y se quedó durmiendo al segundo. Jacob y yo quedamos hablando:

-Por cierto... ¿Quien era esa amiga tuya de la que hablabas cuando te metiste con los niños?- preguntó Jacob haciéndose el idiota, porque sabía perfectamente quién era.

-Jacob, sabes perfectamente que soy yo.

-No sabía que tu hermano fuese débil.

-Lo es. Es más pequeño y flacucho que sus amigos, y tiene menos fuerza.

-Pobre. Por cierto...¿quien era ese alguien que creías que era distinto?

Me quedé algo cortada.

-Pues...tú. Eres distinto a los demás, no eres un gilipollas que tiene una vida maravillosa.

-Gracias...tu también eres distinta...

-Bueno, tengo sueño, vamos a dormir.

Nos metimos en mi cama. Yo me puse en el lado que estaba pegado a la pared. Jacob se acercó a mí. Estaba totalmente pegado. Como ya os dije la cama es muy estrecha. Me quité la chaqueta.

-¿No decías que tenías frío por la noche?- preguntó Jacob.

-Sí, pero ahora que tú estás a mi lado me das el calor que necesito.

Cogí su brazo y lo pasé por encima de mi cintura. Yo estaba mirando hacia la pared. Él acurrucó su cabeza en mi cuello y se hundió en mis rizos. A pesar de dormir apretados creo que fue la noche en la que mejor dormí de toda mi vida. Me gustaba tener a Jacob cerca, me sentía más segura, aunque me supiese defender sola.

Cuando me choqué contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora