15 Nunca he besado a nadie

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Narra Jacob

Por fin había salido del hospital. Por fin podía disfrutar de mi tiempo con Kate. Y iba a empezar a disfrutar ya.

Iban a ser las cinco, la hora a la que habíamos quedado. Cogí mis cosas y me dirigí hacia la casa de Kate. Timbré y le dejé un sobre por debajo de la puerta y me fui corriendo. Ojalá todo saliese bien, no quería cagarla.

Narra Kate

Ya eran las cinco, y alguien había timbrado. Seguro que era Jacob. Hacía mal día, tenía pinta de que iba a llover asi que me puse una sudadera (con capucha, por supuesto). Bajé corriendo las escaleras, quería estar con Jacob ya. Pero al bajar me llevé una sorpresa. Jacob no estaba. Miré al suelo. Había un sobre. Me agaché para cogerlo y lo abrí. Era de Jacob:

Te espero en el túnel de árboles.

Eso era lo único que decía. Y no hacían falta más palabras, sabía perfectamente a que se refería. Estaba en el bosque, ese bosque al que iba yo siempre. El túnel de árboles estaba formado por unos árboles curvados, unidos unos con los otros, es un sitio precioso. Supongo que me esperaría allí porque si empieza a llover allí no nos mojaríamos. Lo que no entendía era por que me había dejado un sobre. Era todo un misterio.

Salí de casa y me dirigí hacia el bosque. Llegué en unos diez minutos. Me dirigí al túnel de árboles, como me había dicho Jacob. Él estaba sentado en una piedra. Le saludé con la mano y me acerqué a él.

-¿A que viene tanto misterio?- le pregunté.

-Shhh...- me dijo tapándome la boca con el dedo.

Sacó su guitarra y me senté en una piedra que estaba en frente suya. ¿Que narices tendría planeado? Y comenzó a cantar:

No se lo que voy a hacer,

pero se que lo haré,

Me da igual lo que puedas pensar,

pero yo no pensaré,

Si dices que no,

lo comprenderé,

Pero soy demasiado egoísta para dejarte ir,

asi que no lo haré...

Y es que cuando me choqué contigo,

fuiste un cambio en mi destino,

que nunca había existido,

nunca nada así había sentido...

Y ahora sin ti, yo no podré vivir.

Y siguió cantando esa maravillosa canción. Esa canción que me estaba llevando a otro mundo. Un mundo en el que solo existía la dulce voz de Jacob y su mágico acompañamiento de guitarra. ¿Jacob se estaba declarando? La canción se acabó. No sabía que decir. Jacob posó su guitarra en el suelo y se levantó. Me ofreció su mano y me levanté yo también.

-Jacob... yo no se que decir. Esto es lo más bonito que me han hecho nunca. Pero...¿no te gustaba otra chica?

-Esa chica eres tu, boba- respondió riéndose. Yo me reí también.

Jacob se empezó a acercar a mi. Cada vez más, y más, hasta que sentí sus manos en mi cintura y sus respiraciones con las mías. Ya veía a donde quería llegar.

-Jacob...es que yo...nunca he besado a nadie...

-Pero eso no importa, siempre hay una primera vez para todo- dijo con una de sus sonrisas.

-Ya lo se, idiota, pero es que siempre quise que mi primer beso fuese bajo la lluvia...

Y ya hacía un rato que había empezado a llover. Y no llovía poco. Eran gotas gordas que caían rapidamente contra el suelo, millones de gotas. Llovía muchísimo.

-Lo que hay que hacer para contentarte...- dijo Jacob resoplando con una sonrisa.

Me cogió la mano y empezamos a correr hacia fuera del túnel. Salimos y sentí como las gordas gotas caían frías y rápidas por mi ropa. Jacob volvió a aproximarse a mi y a pasarme las manos por la cintura. Yo pasé mis brazos por su cuello. Jacob me quitó la capucha.

-¿Por que me la quitas?- le pregunté.

-Estoy harto de que escondas tus preciosos ojos y el resto de ti bajo esa capucha- contestó con una de sus sonrisas pícaras guiñándome un ojo.

Sonreí y me sonrojé. Jacob tenía sus labios a escasos centímetros de los míos. Se acercaba muy poco a poco cuando sentí que rozaban mi boca. Empezó en un dulce beso que se acabó volviendo en un beso salvaje y desesperado, parecía que nada nos llegaba uno del otro, queríamos comernos a besos. Los labios de Jacob eran tan dulces y suaves...

Cuando creí que la lluvia no podía ser más fuerte me equivocaba. Cada vez llovía más y Jacob  y yo seguíamos en nuestro mundo a parte sin importarnos nada de lo que pasase. Nos separamos, quedándonos a milímetros uno del otro.

-Ven- le dije cogiéndole de la mano.

Tal vez lo que tenía en mente era una locura, pero me daba igual.

-¿A donde vamos?- preguntó Jacob extrañado.

-Tu sígueme.

Parecía que no tardaría en parar de llover. Seguía lloviendo mucho de todas maneras, pero algo menos que antes. Llegamos a nuestro destino: una pequeña charca que había en el bosque a la que me iba a bañar muchas veces.

-¿Por que hemos venido aquí?- preguntó Jacob confuso.

-¿No te apetece darte un baño?- le pregunté con una sonrisa pícara.

-¡¿Pero tu quieres coger una neumonía?!

-Que más da, si ya estamos empapados.

-Pues vale.

Y Jacob se me adelantó. Me cogió en el colo y saltó a la charca.

-¡Jacob!- exclamé salpicándole.

-¿No te querías bañar?- respondió siguiéndome el juego.

Y seguimos jugando y coqueteando uno con el otro, en la charca, bajo la lluvia.

Cuando nos cansamos de bañarnos salimos del agua. Aun llovía, pero más debilmente. 

-Una carrera hasta el túnel de árboles, preparados, listos...- decía Jacob sin dejarme ni tiempo a respirar, mientras él ya estaba corriendo.

-¡Tramposo, has salido antes de tiempo!

Y corrí detrás suya. Pero cuando estábamos llegando a la entrada túnel de árboles, corría detrás suya, le estaba pisando los talones y me resbalé con el barro y caí encima suya. Pero justo habíamos llegado al túnel.

-Perdón, ¿te has hecho daño?- fue lo que me atreví a decir.

-Sí, pero da igual, te tengo cerca...

Se giró, ya que estaba tumbado boca abajo. Agaché mi cabeza y le di un dulce beso que él siguió.

Narra Jacob

Abrí los ojos. Estaba tumbado en el suelo, con Kate encima mía y su frente con la mía. Nos habíamos quedado dormidos. Había parado de llover. Miré a Kate. Que dulce parecía cuando dormía. Miré el reloj de mi muñeca ¡Ya eran las nueve!

-Kate, Kate... despierta...- dije sacudiéndola.

Pero nada, no se despertaba.Tenía un sueño profundísimo. Le di un corto beso. Abrió los ojos.

-Kate, son las nueve, tenemos que irnos- le dije.

-¿Ya son las nueve?

-Sí.

Se levantó rápido. Yo también me levanté, cogí mi guitarra y nos fuimos.

Cuando me choqué contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora