12 Me ahogo en mis propias lágrimas

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Narra Kate

Me desperté. Estaba en una camilla de hospital. ¿Que había pasado? Estaba sola. Parecía ser que me habían curado heridas. Intenté recordar lo que había pasado. Entró una enfermera en la habitación.

-Veo que ya te has despertado- dijo la chica- ¿te duele algo?

-No, estoy bien. ¿Que hago aquí?

-¿No te acuerdas de nada?- preguntó soprendida.

-Em... recuerdo un fuerte golpe contra el suelo... en mi cuarto...

-Llamaré al doctor.

Salió de la habitación. No tardó entrar, con el doctor.

-Muy bien, señorita, ¿no recuerda nada de lo que ha pasado?- me preguntó el doctor.

-Algo si, pero no consigo recordar muy bien...

-Intenténtelo.

-Haber, recuerdo estar en mi habitación, un día, era de noche... pero recuerdo rara a la habitación... estaba... de un color más oscuro... y alguien entró por mi ventana...

-Bien, bien, no ha perdido la memoria, solo es que le cuesta algo por el golpe. ¿Por casualidad no recordará un incendio?

"Incendio" solo con oír esa palabra me acordé de todo. Creía que era una pesadilla.

-¿¡Donde está Jacob?!- exclamé.

-¿Tu amigo? Está...está en coma- respondió la enfermera cabizbaja.

-¿Que-que es-está en coma?- tartamudeé.

-Sí, pero se recuperará- respondió con una sonrisa la enfermera tratando de tranquilizarme.

-¡Estoy harta de mentiras, toda mi vida es una mentira, díganme la verdad!

-Bueno...lo más probable...es...que no se recupere- dijo el doctor cabizbajo.

Empecé a llorar.

-¿Y que han hecho con mi hermano?

-Están investigando las causas del incendio. Supongo que lo enterrarán.

Empezaron a correr lágrimas por mis mejillas.

-Tranqulízate cariño...-dijo la amable enfermera.

-¡¿Como me voy a tranquilizar?! ¡Mi mejor amigo está en coma, y mi hermano muerto, ya no me queda nada en este mundo! No se molesten en preguntar por mis padres.

-Tu madre ha venido hace un rato. Creí que se lo tomaría mucho peor. Ya pagó el entierro según tengo entendido.

-¡A esa zorra nada le importa!- grité sollozando- ¡Llevadme hasta Jacob!

-No puedes ir...-dijo el doctor.

-¡Ahora no puedo ni ir junto a él! Pues si ustedes no me indican su habitación iré yo misma- exclamé levantándome de la camilla.

-Vale, vale, señorita la llevaremos hasta su habitación.

Seguí a la enfermera y al doctor. La habitación estaba bastante cerca. Entré en la habitación. Jacob estaba en la camilla, con esos chismes para respirar o lo que sean en la nariz. Su padre también estaba allí, llorando disimuladamente.

-Bueno, les dejamos- dijeron el doctor y la enfermera saliendo de la habitación.

-No hace falta que disimule delante mía, señor Carter, llore sin miedo- le dije tan pronto quedamos solos.

Se dejó caer en un sillón que tenía detrás.

-Kate... de verdad, se que tienes una vida demasiado dura, y te compadezco, te daría suerte, pero es que yo...yo tampoco la tengo, lo siento- dijo empezando a llorar mucho más que antes.

-No se preocupe por mí, señor.

-Al principio crei que eras una mala influencia para Jacob, pero cuando te conocí mejor vi que en realidad eres una gran chica, y sobretodo buena amiga. Has ayudado a Jacob en momentos muy difíciles, hay muchos que solo son amigos para pasar el rato y después...

-Gracias, señor Carter.

-Jacob cuando fuimos para Londres no paraba de hablar de ti.

-¿En serio?- dije sonrojándome algo, pero como ya os dije disimulo bien.

-Si, se pasaba el día pensando en verte.

Empecé a llorar más.

-No se puede morir, no se puede morir, no podemos tener tan mala suerte- dije sollozando.

-Ahora lamento todo el tiempo que no he estado con él.

Llamaron a la puerta. Era el doctor, venía con una cirujana.

-Mañana le operaremos y así intentar sacarle la bala. Es una operación muy difícil. Es cuestión de vida o muerte, haremos todo lo posible, se lo prometemos- dijo la cirujana.

-Doctor, ¿sabe cuando enterrarán a mi hermano?- le pregunté cabizbaja.

-Mañana, por la mañana.

-Vale...- dije intentando reprimir las lágrimas- gracias.

-Kate, es tarde, deberías de irte, te puedo llevar a casa si quieres- dijo el padre de Jacob.

-No, me quedo aquí, con Jacob.

-No pueden- dijo el doctor.

-¡Yo me voy a quedar aquí, como me llamo Kate! No pienso dejarle solo, no le dejaré nunca solo, si se muere me moriré con él, asi que dejenme quedarme, se lo ruego...- le supliqué.

-Está bien- dijo el doctor- pero solo se puede quedar usted señorita, solo puede estar uno en la habitación.

-Vale, quédate tú, Kate- dijo el señor Carter- mañana si quieres por la mañana te llevo al entierro, yo también iré, la operación es por la tarde.

-Vale.

Todos salieron de la habitación. Me quedé sola, con Jacob y lo que quedaba de su alma. Era tarde. Miré por la ventana, ya era de noche. Me tumbé en la camilla. Tenía claro que iba a dormir al lado de Jacob, aunque no me pudiera apoyar en su cálido pecho y aunque hubiese cables. Me daba igual. Tal vez esa pudiese ser la última vez. Tal vez nunca pudiese decirle lo que siento.

Tan pronto me tumbé a su lado pude sentir su calor. Yo solo transmitía frío. Él era tan alegre, con su preciosa sonrisa, a pesar de todo lo malo que le pasaba...tan positivo... Yo, sin embargo, era mucho más negativa. Me fijé en sus labios. Tenía unos labios húmedos. Nunca me había fijado tan detenidamente en ellos. Mis labios eran secos y agrietados. Me dieron...ganas de besarle. Menuda estúpida. A él le gustaba alguien. Yo solo me quedaría como una amiga.

Y entre mis pensamientos sobre Jacob me quedé dormida. A pesar de todo lo malo que me había pasado no tuve pesadillas. Al lado de Jacob, aunque él estuviese en coma, siempre era feliz.

Mientras tanto, en casa de Kate...

Los policías y bomberos estaban investigando la causa del incendio.

-¡Hey, mirad que he encontrado!- dijo un policía desde una esquina de la habitación de Kate, la escena del crimen.

-Una cerilla... ¿Ustedes tienen alguna foto del incendio o algo?- preguntó otro policía a los bomberos.

-Sí, tenemos algunas.

Un bombero sacó una cámara de su mochila. Le mostró las fotos al policía. Los policías miraron detalladamente las fotos.

-¡Aumenta la foto!- exclamó uno.

Aumentaron la foto. Desde la ventana se podía ver un coche, en el que iba...

-¡Joder, no puede ser!- exclamó uno.

-Se escapó el otro día- dijo otro.

-Hay que encontrarlo ya- dijo otro policía haciendo un gesto a los demás para que le acompañasen, saliendo de la habitación.

Los bomberos también salieron. Y allí quedó, otra vez vacía, la habitación de Kate, horrible por los desechos del incendio.

Cuando me choqué contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora