Min,
Min, mi cielo. Te imagino leyendo esto, llorando desde el principio. Seguramente vas a dejar la carta, esperar a que tus ojos se adapten a las lágrimas, y volver a comenzar.
Espero que entiendas porque lo estoy haciendo, y espero que no te enojes como lo hará Nina, que te llamará para que la consueles y para insultarme un poco antes de decir algo como: “pero ahora ya no está”. Y tiene razón, ya no estoy y nada de esto importa. Nada de lo que hice importa, bueno o malo, ya son sólo recuerdos que no volverán a materializarse en realidades nunca más. Siento mucho el daño que te estoy haciendo, pero necesitaba escribirte una vez más, porque siento que es la única forma en la que vas a recordarme completamente.
Sé que te estoy haciendo un mal terrible, pero también sé que lo superarás, porque eres una persona fuerte e independiente. Sé que vas a llorar, que vas a buscar consuelo y sé que todos los momentos lindos pasarán por tu cabeza y te torturarás de esa forma. Pero, Min, no hay nada que puedas hacer, lo siento mucho.
No me recuerdes con estas palabras, recuérdame por las siguientes: Nunca te rindas, no seas débil como lo estoy siendo yo, porque yo sé que tú puedes lograr lo que yo no. Sé que será difícil, pero lo lograrás, y yo estaré orgullosa de ti, como siempre lo estuve.
Necesito que intentes consolar a Mónica, por más de que estés igual o más rota que ella, necesito que ella lo supere lo más rápido posible, necesito que seas compasiva y la ayudes a ella. Sé que es hasta egoísta lo que te estoy pidiendo. ¿Por qué a ella y no ayudarte a ti misma? Porque yo sé que Mónica no va a poder soportarlo, y necesito que vigiles que no cometa una locura. Sé que recurrirá a lo primero que tenga a su alcance y no quiero que sea la cosa equivocada, mucho menos la persona equivocada.
Y Min, por lo que más quieras en el mundo, cuídate a ti misma, yo sé que puedes lograrlo. Recurre a todo el amor que tengas en tu interior y sal de esto, porque si tú no lo haces ¿quién lo hará por ti?
Te ama con todo su corazón,
Megan.
