Queridísima Lydia,
Sé que estás en shock, te conozco demasiado. Todavía no lo entiendes, simplemente no lo haces. Debes de sentirte inútil y estúpida, pero quiero que sepas que no es culpa tuya.
Vas a culparte repetidas veces por esto, como si tú tuvieras algo que ver con lo que me pasó. No es así, para nada. Mis demonios no tienen nada que ver. Sé que terminamos algo distanciadas desde la última vez que hablamos, y sinceramente no sé de quién es la culpa, porque creo que ambas teníamos razón y no la teníamos al mismo tiempo. Lo importante aquí es que te perdono, y espero que tú me perdones a mí.
Voy a extrañarte muchísimo, juro que lo haré. Voy a extrañar cuando mirábamos a John y nos reíamos, o cuando este hablaba con alguna de nosotras hacemos que nos morimos del amor, como siempre. También voy a extrañar las pequeñas discusiones que teníamos, aunque no me creas. Esas peleas que tenemos una vez a la semana por cosas que no tienen importancia en lo absoluto. Como quién es mejor, o quién habla más que la otra. Pero lo mejor de esas peleas, porque había algo bueno en ellas, era que después simplemente nos reíamos antes de abrasarnos e ir a comprar algo para comer.
Tú eres una de las personas que más me duele dejar, si te soy sincera. La verdad es que no puedo pensar en cómo vas a estar una vez que me vaya, porque sinceramente no puedo imaginarlo. Sé que te dejo en buenas manos, Nina y Mónica son completamente perfectas para contenerte, y sé que las tres van a estar juntas porque esto simplemente va a unirlas más.
Me las imagino juntas, llorando en algún rincón de la escuela, lo que me encoje el corazón pero al tiempo me pone algo feliz, porque sé que van a estar más juntas que nunca y que todo esto va a hacer que todas las diferencias en el grupo se van a desvanecer por los menos por un rato.
Espero que me entiendas, es difícil, pero no puedo pensar en nadie mejor que tú para hacerlo.
Te ama con todo su corazón,
Megan.