Doctora McCall,
No puedo explicarle lo poco que me ayudó ir a terapia con usted. Mi perro me hubiera ayudado más que lo que usted me ayudó.
Nunca logré tener confianza con usted y llamarla Melisa, como usted quería. Nunca pude contarle mis problemas más profundos, que era para lo que mi madre pagó terapia en el primer lugar. Nunca pude confiar en usted, siempre sentí que iba a revelar mis más profundos secretos, pero era la psicóloga más barata y accesible que pudimos conseguir, así que fui de todos modos. La idea era que usted me ayudara a deshacerme de todos mis demonios interiores, pero no funcionó para nada.
No la culpo por esto, sinceramente. No se sienta para nada culpable por no haberme podido ayudar, algunas personas están tan dañadas que ya no pueden recuperarse. Lamento mucho no haberle dado la oportunidad de ayudarme, porque yo tampoco puse toda mi voluntad en ir a terapia, no quería estar ahí. Su oficina con olor a vainilla me daba ganas de vomitar, porque sentía que era una distracción para lo que estaba debajo de la oficina perfectamente ordenada que suponía mostrar un ambiente seguro, el caos de su vida. Siempre sentí que su vida lejos de la oficina era un caos, no me pregunté por qué, simplemente era un presentimiento.
Una vez la vi discutir con su esposo cuando llegué temprano al consultorio. Usted estaba llorando, y él simplemente gritaba. Lo único que se me ocurrió hacer fue salir corriendo y esperar a que fuera la hora. Llegué diez minutos tarde para estar segura de que no me iba a cruzar a su esposo. En ese momento pensé: si no puede tener su vida en orden, ¿cómo me va a ayudar a ordenar la mía?
No dudo que usted sea una buena persona ni nada, es solo que no me pareció la indicada para el trabajo que yo necesitaba. También estoy segura de que ayudó a miles de personas con sus problemas, pero simplemente no me pudo ayudar a mí, y no quiero que se culpe a usted misma por eso, porque no es para nada su culpa Doctora McCall.
Espero que se sienta mejor con usted misma después de leer mi carta.
Con todo respeto,
Megan.
