Gisarth - La búsqueda

Zekiel - I

Eran las seis de la tarde, y ya terminaba el último día escolar en la prestigiosa academia Mattos. Esta se encontraba en Devius, una ciudad reconocida por ser hogar de personas con enorme poder adquisitivo y político. Todos los alumnos estaban saliendo por la puerta principal, y allí se encontraba Zekiel, un joven de dieciocho años. Alto, de pelo negro, y con un tono de piel más morena, pero no tanto. Era el más inteligente de la institución, siempre recibía las mejores notas, era brillante, se destacaba en todas las materias. Por esa misma razón había conseguido una beca para ir a la academia, pues su familia era campesina y no tenía los recursos necesarios para pagar tal institución.

Iba caminando con dos de sus amigos al lado, Marco, y Tom.

—Bueno, luego de 5 duros años hemos terminado nuestros estudios. Me gustaría saber que será de ustedes chicos —dijo Marco.

—Supongo que seré un banquero como mi padre — dijo Tom.

—Que vida aburrida es la que quieres.

—Bueno ya sabes, sería una deshonra para mi familia que no sea eso.

—Siempre todos tienen ese pensamiento aquí. Claro, Zekiel, tú eres un campesino. Debes tener alguna mejor idea... —dijo Marco con una sonrisa.

—No sé, mi familia necesitaría mi ayuda en el campo pero... soy su única esperanza para tener una vida mejor. Quizás me dedique a la medicina, es algo por lo que pagan mucho.

—Me decepcionas. Esperaba algo más emocionante de tu parte —dijo Marco.

—Y, ¿Qué se supone que harás tú?

—Seré un cazarecompensas.

—¿Estas demente? —dijeron Zekiel y Tom a la vez.

—Sé que a todos les importa su familia, ya sea su reputación o situación económica. Pero no, no es mi caso. Yo elegiré mi propio modo de vivir. Me uniré a ellos. Será todo un desafío, no puedo esperar —dijo Marco con emoción.

—Pero Marco, tú nunca tuviste algún entrenamiento previo para eso, ¿Sabes el peligro al que te enfrentas? Además, no tendrías ninguna necesidad de serlo, ya tienes dinero. —dijo Tom

—No me importa el dinero, solo quiero divertirme. El peligro es emocionante. Y si, no tuve ningún entrenamiento pero al fin y al cabo, son ellos quienes te aceptan. El dinero es muy tentador.

—Pues mucha suerte con eso, espero no te arrepientas luego.

—Bueno, doblo aquí —dijo Zekiel.

En ese momento se despidió de quienes fueron sus mejores amigos y compañeros durante 5 años. No sabía si los volvería a ver, pero tampoco le importaba. Su prioridad es y siempre fue su familia.

Caminó unas pocas cuadras más, hasta llegar la sede de carruajes. En aquel lugar las personas podían ir hasta otras ciudades. Como Zekiel poseía beca, nunca tuvo que pagar nada. Era un viaje bastante largo, tenía dos horas hasta llegar a su hogar que quedaba por una zona campestre.

Repetía el mismo viaje todos los días, y es por eso que el podría dormirse tranquilo en el trayecto y despertarse justo a tiempo para bajarse del vehículo y dirigirse para su casa.

Lakepond es un pequeño pueblo ubicado a las afueras de Devius. Solo viven doscientas personas. Principalmente, familias dedicadas a la agricultura y ganadería, a la huerta. Se podría decir que ese pueblo es la fuente de alimentación de muchas ciudades.

En la casa de la familia Bentley viven cinco personas, tres hermanos, Sasha, de veinte años, una chica muy linda, pero ya contaba con un novio. Phil, de cinco, el niño mas tierno que podrían imaginarse, y Zekiel. La madre de los jóvenes, Anna, y su padre Greg. Todos en la familia eran muy unidos.

—Hola Zekiel, que tal tu último día escolar —le preguntó Anna.

—Bien madre, como cualquier día —le respondió.

—Con tu padre ya estamos preparando la cena, así que en un rato te llamamos.

—Bueno.

El joven dejó su bolso en el piso y colgó su abrigo atrás de la puerta.

—¡Zekiel! —exclamó con total alegría Phil.

—Hola pequeño, ¿Cómo estás?

—¡Bien! ¿Jugamos a algo?

—Lo siento, ahora no puedo. Iré a descansar un rato y luego de comer jugamos.

—Bien —el niño dio la vuelta y entro a su habitación, donde estaba jugando con sus muñecos.

El joven se metió en su cuarto, y decidió recostarse en su cama para descansar luego de un largo día.

Pero de repente, un golpe fuerte se escuchó en la puerta de la casa. A los segundos, otro golpe más. Y a los segundos, unos desconocidos habían entrado a la casa de la familia Bentley.