Redención

CAPITULO III

Tome el traslador e inmediatamente sentí el jalón de estómago típico de la aparición. Decidí que llegare antes de lo planeado para poder tomar el desayuno con mi amigo y tener un tiempo extra. Inmediatamente aparecí en la sala de mi amigo, pero no lo veía por aquí, así que supongo que está terminando de arreglarse.

—Buenos días señorita, el amo Potter bajara en un momento. ¿Gusta que le traiga algo? — siseo el elfo.

—Gracias Kreacher... esperare a tu amo. — y desapareció.

Agradezco que mi amigo le haya pedido a Kreacher que se portara menos hostil, pero supongo que algunos prejuicios son difíciles de combatir. Yo misma lo vi con mi esposo y sus amigos, les coto mucho adaptarse a convivir con los muggles, pero después cada quien encontró su pasión y se fueron adaptando a su nueva vida, aunque me hubiera gustado verlos trabajar en los respectivos puestos del mundo mágico.

—Herms, que bueno que llegaste espero que no hayas perdido el toque en la aparición. — Me dijo burlón y me dio un abrazo que me sentó increíble. Extraño demasiado a mis amigos pero a veces con el trabajo y mi marido me es difícil visitarlos.

—Ya quisieras amigo. Aunque no lo creas aún seguimos usando la aparición como medio de traslado entre nosotros, a ellos no les prohibieron usarlo así que lo aprovechamos.

Se empezó a oír el ruido en la cocina, supongo que Kreacher está preparando el desayuno.

—Harry Potter, más te vale que no estés explotando a tu elfo porque no dudes que...

—Hermione deja de preocuparte, que el elfo sabe que es libre. Y yo sé que tu fundación sigue trabajando aunque tú no estés.

—Bueno, pues aprovechare que iremos al ministerio y hare unas visitas. ¿Cómo llevas esto con Ginny? — Me preocupaba por su familia, que también era mía. Ambos siempre iban a ser mis amigos.

—En realidad mejor de lo que pensé. Ginny está de acuerdo con las visitas para James. Además ahora que regresa a jugar Quidditch voy a tener a mi hijo conmigo durante los viajes de ella. — sonrió demostrando que estaba tranquilo-

— ¡Vaya! Me alegro mucho por ustedes y por ella que regresa a jugar.

El ploop nos interrumpió...

—Amo el desayuno está listo. Pueden pasar a comer. — y desapareció.

Fuimos al comedor y nos dispusimos a desayunar. Note que los pequeños cambios que le hizo mi amigo a la mansión habían asentado muy bien el aspecto.

—Herms, ahora es tu turno... ¿Cómo vas con Malfoy? — se puso serio.

—Pues fíjate que mejor que nunca. Estos cuatro años de matrimonio nos han ayudado a progresar a los dos. En verdad Harry, en algún momento tendrán que convivir... él es mi esposo y tú eres mi amigo, los quiero a los dos en mi vida.

—Me alegra que no se porte mal, parece que logro cambiar. Y sobre la convivencia, no soy el único que debe de estar dispuesto. — noto la duda aun en su voz.

—Te aseguro que todos ellos lo hicieron, ya no son más esos chiquillos que conocimos en Hogwarts. Es más hasta me llevo mejor con Parkinson. — note que mi amigo se tenso y me miro atentamente

— ¿Pansy? — se notaba asombrado. Se aclaró la garganta y continúo. — Me sorprende que Parkinson muestre un poco de amabilidad, debes de tener cuidado con ella Herms, posiblemente te esté engañando para después darte una puñalada por la espalda. — dijo amargo y yo lo mire confundida pero ya no le insistí.

Yo investigare que es lo que pasa aquí, tal parece como si Pansy le hubiera provocado un daño a mi amigo.

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