CAPITULO IX

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04 de Julio de 2007.

Había encontrado la ubicación exacta de la amiga de Malfoy hace dos días, —desde el día en que me pidieron el favor, Hermione me llamaba para conocer los avances— sin embargo no me había decidido en acudir o comunicárselo a ellos, pero este día me he determinado no retrasarlo más. Estuve reflexionando sobre eso durante una hora en un parque cercano al departamento de ella, así que pensé que lo mejor era acudir yo solo y de paso tratar de descubrir las razones de su huida hace tanto tiempo, tenía que sacarme la espina y descubrir sus verdaderas razones, porque es imposible que después de cómo nos identificamos, ella simplemente se haya olvidado de eso.

Comencé a caminar hacia el complejo de departamentos sobre la calle Western; llegue al pie de la escalera de su edificio e inhale profundamente, mi corazón latía desbocado en mi pecho por el inminente "reencuentro" y mis manos se sentían sudorosas. Finalmente subí hasta lo que era el tercer piso, pero no pude pasar por desapercibido que los departamentos parecían recién inaugurados puesto que de la manija de varios de ellos, colgaba un pequeño letrero con la palabra >>libre<< y algunos números de teléfono.

Tome otra bocanada de aire al encontrarme frente a frente a la puerta marcada con el número 13. Levante mi puño y di dos leves golpes en la puerta y retrocedí dos pasos, pasaron alrededor de quince segundos cuando la puerta se abrió y se me corto la respiración. Note como su piel palideció más de lo que se veía, me tome un segundo para admirarla, llevaba un vestido verde esmeralda corto y de tirantes y su cabello lo llevaba suelto, ahora era ondulado.

— ¿Potter? — pregunto en un murmuro casi inaudible, y después de eso intento cerrar la puerta en mi cara, así que de manera rápida interpuse mi pie para impedirlo. Ella me dirigió una mirada de advertencia, pero no lo quite — ¿Qué quieres aquí, como me encontraste?

Sabía de su embarazo y sin embargo el semblante de ella tenía un deje de tristeza, aparte de que sus ojos se notaban enrojecidos, seguramente había estado llorando. Además de que estando más cerca me di cuenta de una marca en su labio, estuve a punto de levantar mi mano y acariciarla pero tuve que contenerme, ya que probablemente eso sea resultado de sus jueguitos con su novio y yo no debo entrometerme.

— ¿Me dejas pasar? — le pregunte amablemente ya que mi intención no era alterarla.

Me miro con duda pero finalmente abrió por completo la puerta y entre, quede de espaldas a ella y observe el lugar. Las paredes estaban pintadas de un color gris, en el área de la sala había tres sillones, frente a estos se encontraba una chimenea, sobre está solo había una foto de la pareja donde ambos sonreían y se abrazaban, al parecer fue tomada con cámara muggle, además de un florero con tulipanes y había unas cuantas lámparas alrededor. El silencio se hizo presente y solo se escuchó el sonido de la puerta al cerrarse.

—Siéntate y explícate — Tome asiento en el sillón de tres plazas mientras ella se sentó en el de solo una plaza queriendo tomar distancia.

Clave mi mirada en sus ojos que no me miraban y suspire derrotado, parece que eso fue lo que basto porque ella dirigió su mirada a la mía y así nos mantuvimos, así que decidí romper el silencio.

—Tus amigos se comunicaron conmigo, están muy preocupados por ti...

—Detente — me interrumpió y frunció el ceño — es que yo no sé cómo se atreven... ellos no están preocupados, porque lo único que su ego les permite es estar molestos y sentirse con el derecho de reclamar asuntos que no les corresponde — sus hermosos ojos se llenaron de lágrimas y resbalaron por sus mejillas, no hizo amago de detenerlas y supuse que aún quedaba alguna chispa de confianza de esas reuniones, e inevitablemente recordé la primera reunión en la torre de astronomía, donde no me impidió limpiar sus lágrimas, sin embargo ahora tuve que contenerme por segunda vez.

RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora