Yo soy Tony Stark, te dice con sus aires de grandeza.
Ya sé quién eres, gilipollas, te dan ganas de decirle. Por suerte, la frase queda retenida en tu garganta antes de soltarla.No es que quieras sonar borde ante uno de los hombres más famosos y ricos del planeta. Es que, cuando estás nerviosa, eres aún más directa y ruda que de costumbre.
—¿Cómo sabes quién soy y qué haces en mi casa?—le espetas.
—¿Podemos hablar en tu habitación?—te pregunta, a lo que asientes con impaciencia. Se gira a mirar a tu mejor amiga—. Dana, la partida que has organizado tiene muy buena pinta, y me apetecería mucho contar con más personas para poder llevarla a cabo. ¿La dejamos para otra noche?
—Por supuesto, señor Stark—asiente tu amiga, y ambos se estrechan la mano antes de que el multimillonario se levante."Esto no está pasando", piensas "Tony Stark está en mi casa, hablando sobre rol de mesa con mi mejor amiga y ahora quiere hablar conmigo en mi habitación"
Le guías hacia la misma, aunque sientes que tus pies se mueven solos. Es casi como si te estuvieras despersonalizando, escapando de tu cuerpo físico para observar todo como una mera espectadora.
Tu habitación es vergonzosamente pequeña: una cama de metro noventa, un pequeño tocador, un armario y la ventana, que ni siquiera da hacia la calle sino hacia un callejón feo cuyas paredes del edificio de enfrente están gravemente resquebrajadas.
—Siéntate donde quier...—le dices, pero te das cuenta de que señalas un punto vacío. No tienes ni una maldita silla—...donde puedas.
—Estoy más cómodo de pie—Te dice, metiéndose las manos en los bolsillos mientras se pasea por el pequeño habitáculo.Sus ojos van y vienen, fijándose en cada detalle. Te sientes terriblemente incomodada. Tu habitación no está hoy precisamente ordenada.
Maldición, si hasta te has dejado un tanga colgando en el cabecero de la cama.
Por suerte, Stark no lo ha visto. ¿O sí? Parece más centrado en los posters que cuelgan de tu pared.—Black Sabbath—Asiente con gesto de aprobación—. No está mal. Tienes buen gusto. Mi canción favorita es...
—Iron-Man—respondes por él—. Era obvio. ¿Qué quieres?Vas al grano. Estás tan nerviosa que te sientas en el colchón para disimular tu temblor de piernas.
¡¿Podrías dejar de mirar todas mis cosas, joder?!, le gritarías si tuvieras el valor para ello.
Pero Tony Stark, a pesar de que es menos alto de lo que pensabas (debe de medir ciento setenta centímetros), impone muchísimo en persona.
Cuando descentra su atención de tus pertenencias y clava la vista en ti, desde su posición de pie, piensas que hubiera sido más cómodo que siguiera observándolo todo. Ahora sientes que se te congela la puta alma.
—No esperaba tanta hostilidad por tu parte.
—¿Cómo quieres que te reciba? ¿Con un café caliente y galletas?
—La verdad es que me gustan más los donuts.¡¿Te está vacilando?!
Estás cada vez más molesta. Tu enfado se sobrepone al miedo, de manera que te levantas y te encaras con él, acercándote sin pudor.
—Más vale que tengas una explicación razonable y LEGAL de por qué sabes quién soy y dónde vivo, Tony Stark, y te exijo que me cuentes de una vez, sin rodeos, qué haces aquí, porque dudo que hayas venido a echar una partida de rol.
Le oyes coger aire por la nariz y soltarlo por los mismos orificios con lentitud.
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A dos bandas (Tony Stark, Steve Rogers y TÚ) ¿A quién elegirás?
Fiksi PenggemarTu vida podría haber seguido siendo igual de aburrida que siempre de no ser porque obtuviste poderes especiales debido a un accidente con una probeta. Una inesperada visita de Tony Stark, reclutándote para su equipo, te sacará de la rutina y te ade...