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Si ya pensabas que no podías más con el trabajo, la petición de Tony de que le organices su fiesta de cumpleaños en una de las salas de la Torre te trae de cabeza.
Por suerte Happy, en un arrebato de empatía para con tu persona, se ofrece a encargarse de parte de las tareas que te corresponden para que puedas dedicar tiempo a preparar una fiesta en condiciones.

Una de tus tareas es mandar las invitaciones. ¿Para qué va a hacer Tony, el cumpleañero y quien sabe a quiénes quiere en su fiesta, su propia lista de invitados? Se escabulle de dicha responsabilidad, alegando que en el tiempo que llevas allí ya conoces de sobras quiénes son aquellas personas a las que invitará por amistad, así como las que quiere tener presente por intereses comerciales o para hacer contactos.

Por desgracia, tiene razón. Aunque en un principio creyeras que no ibas a dar la talla, no se te da mal ser su asistente personal. Has aprendido a conocer a Tony al dedillo y, aunque a veces resulte un poco impredecible, no suele sorprenderte últimamente. Sabes perfectamente lo que tienes que hacer para tenerle contento y tranquilo. Una mente como la del multimillonario necesita las menores distracciones posibles para poder centrarse de lleno en sus creaciones, como las investigaciones con nanotecnología que lleva realizando desde hace más de un año.

Mientras elaboras la lista, repasando los últimos contactos de Tony, piensas en lo mucho que te gustaría invitar a Steve. No le ves desde que te pusieron la venda, que aún tienes cubriéndote la muñeca y que vas cambiándote con regularidad, y le echas muchísimo de menos.
Pero tienes la cabeza en tu sitio. Invitar al Capitán América sería la peor de las ideas. Probablemente Tony te despidiera, o peor, te arrojaría desde lo alto de la Torre Stark, y Capi sería el siguiente.

La fiesta está saliendo a pedir de boca. La sala que has preparado y organizado para acoger el evento está a rebosar. Globos de helio de varios colores se amontonan en el techo, cubriéndolo por completo. Suena música en directo y hace un buen rato que Tony sopló las velas de una enorme tarta de varios pisos, que los invitados ya han degustado y algunos se atreven a repetir.

Contrataste una decena de barmans que, tras la barra, elaboran sofisticados cóckteles y sirven todo tipo de bebidas.
Sonríes feliz, con una copa en la mano, mientras te contoneas al ritmo de la música. Para la ocasión, te han recogido el pelo en un elegante moño y llevas un vestido largo palabra de honor color turquesa. El maquillaje es espectacular. Es lo bueno de poder pagarte a una maquilladora y peluquera particular.

Dejas de bailar con la mujer que trabaja en recepción y a la cual has invitado, que te sonríe y choca su copa contigo antes de separaros. Ves, a pocos metros de ti, a un despistado Peter que se golpea contra algunos invitados mientras se abre paso entre la gente.
Lleva una copa en la mano. Abres los ojos por la sorpresa, acercándote a él, pero Tony se te adelanta y sujeta al chico por los hombros.

—¡Pete! ¿Estás borracho?

El chico sonríe, con una cara de lelo que te indica que, desgraciadamente, la respuesta va a ser afirmativa.

El chico sonríe, con una cara de lelo que te indica que, desgraciadamente, la respuesta va a ser afirmativa

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A dos bandas (Tony Stark, Steve Rogers y TÚ) ¿A quién elegirás?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora