Entre sábanas manchadas [1/5]

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Hay un sentido de soledad en la forma en que Kaneki camina con su cabeza permanentemente hacia abajo. La basura dispersa por el pavimento parecía más interesante que la gente pasando al rededor de él.

Hay un sentido de poca esperanza en la forma en que suspira y saca las llaves de su bolsillo, y estas caen al suelo desde sus temblorosas manos. Pero estaba ya muy resignado como para siquiera maldecir a este punto, incluso cuando el reloj le informaba lo tarde que había llegado. La tienda debió ser abierta hace dos horas. Pero no es que alguien vaya a verificarlo. No es que a alguien le importe.

Kaneki caminó dentro de la vieja tienda de música, volteando el cartel a "Abierto". Ha estado en esta tienda por tanto tiempo que no tenía intenciones de renunciar ya. Una vez fue el antiguo sueño de su padre, así que él fue introducido al mundo de la música cuando aun ocupaba pañales. Su padre decía que la música le daba vida a la gente. Les daba un propósito para vivir. Y era su deber, incluyendo a su familia, por supuesto, el de ayudar a todas esas almas sin vida a encontrar un propósito otra vez.

Pero cómo Kaneki iba a ayudarlos, cuando se sentía sin vida él mismo.

La tienda hoy en día no era nada más que un lugar vacío lleno de recuerdos. Un par de ellos eran buenos. Ha sido así por los últimos ocho años. Tal vez más. Los casetes y discos estaban llenándose de polvo bajo los grandes carteles rojos de descuento colgando por todas partes del techo. Ni siquiera un setenta por ciento en todos los artículos era suficiente para atraer a un alma viviente.

Había pensado en cerrar la tienda, sus abuelos le habían dado todos los derechos de la propiedad después de todo. El pago de la hipoteca era pronto, el dinero era inexistente. Especialmente con todos los préstamos que seguía pidiendo para cubrir sus estudios. Los intereses de esos préstamos también debían ser pagados pronto. El lado lógico del moreno le decía que debería cerrarla. Venderla mejor, para poder cubrir sus otros gastos. Pero, Kaneki era el culpable. Razonaba consigo mismo por milésima vez.

Kaneki era culpable, y esta era su única manera de compensarlo. Pagar por sus pecados.

Se acomodó en una silla cercana, colocando un montón de libros para leer en la parte superior del mostrador. Otro suspiro resignado. Aun tenía que escribir un ensayo de veinte páginas para su clase de economía. Dos libros que leer para su clase de literatura. Una canción que componer, la letra acerca de su vida personal, para su clase de música y composición. Proyecto de fin de semestre.

No había hecho nada.

El timbre de la puerta sonó, señalando que alguien entraba. Kaneki levantó su mirada para ver a través de su teñido flequillo un revuelto cabello rubio acercarse. Levantó sus cejas ante el peculiar rubio hurgando al rededor de la tienda. Estaba usando unos sueltos pantalones con converses. Un jersey gris en la parte de arriba con un claro corte en la parte del cuello, mostrando sus clavículas. Manos ocultas profundamente en sus bolsillos. Audífonos explotando con fuerte música en sus dos orejas. Tan fuerte que Kaneki podía escuchar "The Sharpest Lives" de My Chemical Romance sonar desde el otro lado de la habitación.

El rubio movía su cabeza al ritmo de la música, despreocupado. Kaneki decidió ignorarlo. Probablemente otro adolescente perdido y aburrido que solo pasaba para perder su tiempo. Había visto un par de miles de esos en estos años. Y estaba en lo correcto, luego de varios minutos de caminar al rededor de la sección de posters se dio la vuelta y se dirigió a la puerta de salida.

Fue un mili-segundo, podía jurarlo. Pero por solo un mili-segundo se encontró con un par de profundos ojos de chocolate, observándolo de vuelta profundamente. Y ahora Kaneki estaba seguro de que el rubio todo este tiempo supo de su presencia. Con un rápido movimiento de cabeza se rompió el contacto visual, el timbre sonó otra vez. El chico particular se había marchado.

Entre sábanas manchadas ❥ Kanehide.  { Adaptación }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora