Entre paredes silenciosas [3/5]

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Está lloviendo, torrencialmente.

Y Hideyoshi está corriendo por las calles de Tokyo a las tres de la mañana.

Tuvo una pesadilla. De las malas. De las que hacen al mayor correr lejos de todo lo que lo rodee. Se obligue a sí mismo a perderse en el olvido. Así que estaba corriendo, con todo el cuerpo mojado. Perfecto para resfriarse. Pero la mente del rubio está demasiado lejos como para preocuparse por eso. No sabe hacia donde se está dirigiendo. Pero la falta de oxígeno en sus pulmones es suficiente para no dejarlo pensar. El frío irradiando de su ropa mojada le bloquea cualquier idea.

Y eso era suficiente. La música no. Los fuertes parlantes de su casa ya no eran suficientes para silenciar el resto del mundo. Y los vecinos tocaron a su puerta. Bastantes veces. Así que correr era su mejor opción, concluyó Hideyoshi. Corriendo con sus ojos cerrados. Las lágrimas mezclándose con las gotas de lluvia. El sonido de los truenos resonando en algún lugar. A lo lejos.

Chocó.

Con alguien. Y hubo un leve dolor en sus hombros cuando cayó directo al suelo. Golpeando el concreto. Hideyoshi se enfureció. Casi sentía que estaba volando. Pero este extraño tenía que arruinarlo. Tenía que arruinar el último poco de mente que aún le quedaba. Y levantó su mirada solo para encontrarse con un rostro en realidad no tan extraño. Un rostro que podría reconocer en cualquier lugar. Por alguna extraña razón. El único rostro que su mente parecía no poder olvidar.

Por más que lo deseara.

Kaneki se encuentra levantándose del suelo, lentamente, dándose cuenta de donde está. Hubo un lento cambio en sus facciones cuando lo vió. Observándole directamente, notó que era Hideyoshi el que se encontraba en el suelo.

"¿Senpai?"

Es demasiado tarde. Y Hideyoshi está demasiado cansado como para dar explicaciones. Nunca se las ha dado a nadie. Y la sola razón de que el menor se ha quedado todo este tiempo en la vida del rubio. No le da la opción de saber. Así que solo se levantó del suelo. Pasando por el lado del menor, sin decir ninguna palabra. Tal vez esto romperá el hechizo. Tal vez esto lo alejará. Lo alejará lo suficiente antes de que duela. Antes de que el rubio sienta el dolor de perder a alguien más.

Pero Kaneki lo tomó. Tomó la mano izquierda del mayor mientras este intentaba irse. Deteniendo a Hideyoshi en su lugar. Sin dejarlo ir, sin alejarlo. Es pasado las tres de la mañana ya. Y los dos están parados en frente de una conocida y recién cerrada tienda. Bajo la torrencial lluvia. Hideyoshi quiere decirle. Quiere decirle a Kaneki que huya de él. Que es lo mejor. Pero el menor está tirando de él. Empujando la espalda del rubio contra su pecho. Y una fuerte mano. Solo una. Pasó por su torso.

Es un abrazo. Uno incómodo.

Y el rubio está confundido por este acto. Viniendo del menor. Este acto contrasta muy raramente con su personalidad. Kaneki no es una persona que se acerque mucho. De hecho, el rubio está seguro de que el menor siempre coloca miles de paredes entre él mismo y una persona cualquiera. En su vida diaria. Pero el mayor no puede juzgarlo. Él hace lo mismo. Por lo que Hide se encontraba molesto. Porque el menor está irrumpiendo en una de sus paredes. Lentamente rompiéndola. Por este silencio. Este silencio en el que Kaneki lo sostiene, pero no dice nada. Hide odia este interminable silencio.

"Kakeki suéltame. Es tarde. Tengo cosas que hacer."

No tiene sentido. Pero habló. Habló para escuchar su voz. Habló para llenar el vacío. Como ha hecho millones de veces antes. Kaneki jamás entendería esos actos. El menor siempre parecía preferir silenciarse a sí mismo.

"Cállate."

Es firme. Y no deja espacio para contestarle. Dijo las palabras contra su oreja. Pero no en un susurro. No es la primera vez que alguien le dice al rubio esas palabras. Pero es la primera vez que sí se queda en silencio. Se quedó en silencio mientras ahora dos manos lo rodeaban. Abrazándolo fuertemente. Una mano alrededor de su estómago, y la otra alrededor de su pecho. Si alguna lágrima cae de sus ojos, nadie podía culparlo. Se terminarían mezclando con la lluvia de todas formas. Y si su cuerpo tirita descontroladamente mientras se rompe. Nadie puede culparlo. Culparía a su ropa mojada.

Entre sábanas manchadas ❥ Kanehide.  { Adaptación }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora