11.

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El azabache pasó de largo a su amigo y fue directamente a donde se hallaba el rubio.

—Dei, ¿qué haces aquí?

—Bueno, yo...

—No creo que Deidara tenga que darte explicación alguna de lo que hace— habló el pelinegro mientras ponía su mano en el hombro del menor.

—Mira, tú mejor callate— tomó la muñeca del ojiazul. —Dei, ve a casa.

—No tiene que por qué hacerte caso.

—Tú no tienes que hacer nada con él.

—Yo no entiendo por qué sigues peleando por él si ya no son nada. Entiende, Deidara y tú ya no están juntos.

—¡Izumi!— le reclamó el rubio.

—Eres un...

—Itachi— el pelirrojo se había acercado a ellos. —¿Por qué no dejan que él decida? No son su dueño y él no es un objeto.

—Sasori, no pienso dejar a Dei con alguien como él.

—Tú no sabes de lo que es capaz este Uchiha.

—Yo...— los tres presentes prestaron atención al menor de todos. —Yo ya no quiero estar aquí. Sueltenme, por favor.

Ambos chicos hicieron lo pedido y el rubio se dio media vuelta, para salir de entre ellos dos.

—Gracias por tu ayuda...— le sonrió al pelirrojo.

—No hay de que.

Deidara empezó a caminar hacia la salida de aquel parque. Todos lo vieron irse, hasta que se perdió de sus vistas.

—Vamonos, Sasori— se dio la vuelta y el mencionado le siguió.

—Yo que tú iba dejando a Dei en paz, no quisieras que te odié.

—Claro, lo que digas. Idiota— le quitó importancia.

Ambos menores se fueron, dejando al pelinegro soló.

>•<

—¡De acuerdo, hay que tomar una foto de toda la familia con el cumpleañero!— gritó el rubio mayor.

—¿Con Menma o con Naruto?— preguntó un rubio de cabello largo.

—Este... Con lo dos— empezó a acomodar a todos, de forma que la pequeña familia de tres, quedara en medio.

—Si me aplastan, sera tu culpa, papá— habló el de cabello largo. —Moriré por tu culpa.

—Ay, Dei. No estas tan bajito— le dijo con obviedad.

—¡Pero tu hijo es un bendito gigante!— se quejó.

—¡Deidara! ¡Ya!— le gritó la pelirroja.

Después de tanto parloteo por parte de Deidara, la foto se tomo, a pesar de que al final el reclamó que se seguía viendo muy bajito.

—Ay, Dei. Pequeño Dei. Aun así te ves adorable— ¿el serio de Itachi Uchiha le había dicho adorable?

¿Adorable? ¿En serio?

—¡¿A quien le dices adorable hijo de tu Uchiha madre?!— y así una pequeña pelea comenzó entre esos dos.

Mientras ellos peleaban, alguien comenzó a tocar el timbre de la mansión Uchiha. Mikoto gritó que fueran a ver quien era, pero nadie parecía estar al tanto del sonido que el aparato hacia.

A final de cuentas, Mikoto fue a abrir la puerta, encontrandose con un pelirrojo algo... Bajito.

—Este...

—¿Esta Itachi?— miró a la azabache que lo veía extrañada.

—Este... ¡Sasuke!— se dio la vuelta, dejando al pelirrojo afuera.

—Busque a Itachi, no a Sasuke— murmuró.

Sacó su celular para ver la hora y fue cuando alguien se puso frente a él. Vio y era Itachi, con su cabello desordenado.

—¡Sasori!— gritó y le abrazó. —Mi amigo Sasori, sí viniste— hizo que entrara.

En la sala se encontraba el joven matrimonio con su hijo. Saliendo de la cocina estaban las dos mujeres mayores, y entrando por la puerta del patio, estaba un rubio, tratando de arreglar su cabello, el cual tenia algunas ramitas y hojas secas.

—Eres un infeliz, Uchiha— se acercó al azabache y le dio un puñetazo en el pecho.

—Ay, Dei— sonrió un poco.

El rubio seguía tratando de quitar las basuritas que habían, cuando notó como cierto pelirrojo le observaba con determinación.

—¿Tú que miras?— le encaró.

—¿Por qué no te amarras el cabello?— el rubio frunció el ceño. —Te verías mejor de lo que te ves.

—Oye Saso, ¿no vienes?— no supieron cuando el azabache se había ido.

El pelirrojo se fue y dos rubios se acercaron al de cabello largo.

—El te coqueteó— dijo Naruto.

—¿Eh?— le vio confundido.

—Sí, fue un coqueteo, muy a su modo, pero lo fue.

El rubio quedó mirando hacia donde ambos mayores se habían ido. Si su padre y su hermano tenían razón... ¿Sasori quería algo con él?

Inconscientemente sonrió y se ruborizó un poco, cosa que no pasó desapercibido por ambos rubios.

No cometí el error. (Veinte días). ~SasoDei~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora