14.

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Decir que el hecho de que Sasori llegara a la casa había sido bueno, sería una mentira.

Si las miradas matarán, probablemente el pelirrojo estaría en la cárcel por asesinar a un menor. Menor que, probablemente, sabía de las intenciones del otro con su tío.

Sasori veía con recelo al Uzumaki menor, el rubio se veía incomodó por la mirada del mayor, Menma era ajeno a todo, él seguía abrazando a su tío favorito.

—Pasa...— dijo el ojiazul, sosteniendo el pequeño cuerpo con una sola mano.

El mayor hizo lo pedido y entró, siendo seguido por los dos menores.

—Menma— se acercaron al sofá y tomaron asiento. —El es mi amigo, Sasori.

El menor asintió y vio al pelirrojo. Frunció un poco su ceño y habló:

—Mi tío Dei no es tan bajito. Eres mas alto pero solo por pequeños centímetros.

Si hubiera un marcador, Menma llevaría un punto y Sasori, cero.

—Pero soy mas alto que tú por varios centímetros— dijo con un semblante serio. Pero el menor no se intimidó.

—Soy Menma Uzumaki— acercó su mano para que el pelirrojo la tomara.

—Sasori— estrechó su mano con la contraria.

—Dime, Sasori...— soltaron sus manos y el menor frunció un poco más su ceño. —¿Qué intenciones tienes con mi tío?

—¡Menma!— le regañó el rubio, quien se veía sorprendido y sonrojado por las palabras.

—Sólo quiero saber.

—Pero...

—Esta bien— el azabache vio una cara nueva en esa persona que conocía apenas hace unos minutos. Una sonrisa

—Sasori...— podía decir que el rubio se moría de vergüenza.

—Tengo buenas intenciones con tu tío. No quiero hacerle daño, sólo quiero que sea feliz. Y si se puede, que sea a mi lado.

—¿O sea que si quieres algo serio con mi tío?

—Sí, si él quiere y tú me lo permites, claro.

—Supongo que será su decisión— giró a ver a su familiar. —Es un buen chico, deberían ser más que "amigos"— hizo las comillas con sus dedos.

A partir de ese momento, el ambiente entre el azabache y el mayor era mejor. Hablaban tan fluidamente, que parecía que se conocieran de toda la vida.

Pronto las charlas quedaron a segundo plano cuando un Lego apareció en la alfombra de la sala y el pelirrojo se convirtió en un niño pequeño.

Luego hicieron aparición varios muñecos, figuras de acción de caricaturas que, sorpresivamente, ambos conocían.

Cuando la comida estuvo lista, —agregando el que habían pedido pizza, por petición del menor y la nueva paternidad del mas grande— ambos fueron corriendo a la mesa a devorar sus respectivos pedazos.

A las siete y media de la noche, el menor ya se encontraba recogiendo todos sus juguetes y depositándolos en el baúl de su habitación, con ayuda de su nuevo compañero de juegos, claro.

A las siete con cuarenta y cinco, el azabache se hallaba tomando su vasito de leche tibia y una galleta con chispas. Galleta que debía ser desaparecida.

Luego de terminar, subió al segundo piso y lavó sus dientes. Volvió a bajar y se despidió de ambos mayores.

Deidara se disculpó con el mayor, diciéndole que iría a arropar a su sobrino y que en un momento regresaba.

No cometí el error. (Veinte días). ~SasoDei~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora