nineteen

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Mark salió de la habitación que Taeyong había escogido para ellos. En la mañana había estado de muy buen humor y le molestaba que su infantil hermano intentara arruinarle el día con las miradas asesinas que le lanzaba. La verdad era que Mark se estaba empezando a preocupar
por la unión tan cercana entre Taeyong y Ten, a todos lados iban juntos y también los vio besándose o creyó verlos, ya no estaba seguro…. Los mellizos solían ser unidos pero también
había un límite para serlo ¿no?

Caminó por el pasillo hasta llegar al final en donde había una puerta con un letrero hecho a mano de “no molestar” levantó su mano y se debatió entre tocar o marcharse del lugar, después
de todo no tenía que arruinar el día de los demás por sus preocupaciones o por lo que pudo haber visto mal.

Dejó caer su mano a su costado y cuando se iba a dar la media vuelta para marcharse la puerta se abrió y Johnny lo observó sorprendido y feliz al mismo tiempo, ya no tenía que ir a
buscarlo.

—Mark ¿Qué pasa? —le preguntó recargándose en el marco de la puerta.

—Solo quería hablar pero si estás ocupado creo que iré a perderme por ahí —dijo el chico sonriendo y se dio media vuelta.

Johnny lo detuvo sujetándolo del brazo y apegando la espalda del castaño a su pecho.

—Nunca dije que estaba ocupado —le susurró en el odio juguetonamente—. ¿Entras o caminamos?

Mark se liberó de los brazos del muchacho y se giró para ver la habitación de él y después negar con la cabeza.

—Caminamos —contestó.

Sus manos estaban entrelazadas, era ya tan común en ellos. Durante el mes que llevaban siendo “novios” a todos lados iban con sus manos entrelazadas, en la escuela, en la calle, al trabajo de Johnny, ahora incluso aunque nadie los estuviera viendo iban con sus manos
entrelazadas.

Ya había llegado la tarde, de hecho habían pasado de la comida pero Johnny lo creyó necesario al ver que el chico a su lado no se veía de ánimo para regresar a su casa. Lo cierto es
que ya se estaba preocupando, no habían hablado en todo el rato que llevaban caminando por los viñedos, solo estaban en silencio.

El muchacho soltó la mano de Mark para poder pasar su brazo por los hombros de él, se detuvieron y lo escuchó suspirar.

—¿Qué pasa, Mark? —le preguntó preocupado.

Ambos se detuvieron y Johnny depositó un beso en la cabeza de el muchacho.

—Hace unos días vi a Taeyong y a Ten extrañamente unidos —susurró Mark como si intentara que nadie más escuchara.

—Yo siempre los veo juntos, no he visto nada de malo —dijo Johnny.

—Es solo que… bueno no sé exactamente lo que vi pero… —suspiró—. Creí ver a mis hermanos besándose y no sé si solo vi mal o en verdad se estaban besando pero estaban muy
juntos y no sé qué hacer porque Taeyong me estuvo lanzando sus miradas asesinas durante casi
una hora después de no dejarlo dormir en la misma habitación que Ten.

—Bueno —el muchacho se aclaró la garganta—. Primero tenemos que saber si viste bien o solo fue una jugada de la distancia —aconsejó—, sí es verdad pueden acudir a citas con algún
psicólogo y si no es verdad puedes comprarte unos lentes para mejorar tu vista —dijo bromeando y logrando sacarle una sonrisa a Mark—. Vas a ver que todo se arreglará más rápido de lo que piensas. Pero solo te digo que los mellizos suelen ser así de unidos cuando permanecen a una familia grande, sobre todo que ellos son los de en medio así que no te preocupes, pueden estar pasando solo por una etapa.

Mark asintió y recargó su frente en el hombro de Johnny.

La noche había caído y por alguna razón Taeyong seguía molesto.

Cuando el chico entró a tomar una ducha Mark salió de su habitación, llevaba puesta su pijama color amarillo que tenía pintados pollitos con mostacho por todos lados, su cabello estaba desordenado por lo que se veía más joven de lo que era.

Por segunda vez en el día fue hacia la habitación de Johnny pero a diferencia de la primera vez que no se decidía en tocar o no, esta vez sí lo hizo sin si quiera detenerse a pensar.

Cuando el muchacho abrió la puerta y lo vio pensó que ningun modelo habría podido ponerse un pijama como la de Mark junto a ese cabello y verse tan bien como el castaño se veía en ese momento.

—Debe ser mi día de suerte —dijo Johnny dejando ver una sonrisa en sus labios.

—¿Nunca ha venido a buscarte un chico a tu habitación dos veces en el mismo día? — preguntó el muchacho levantando sus cejas pícaramente, había aprendido un modo tan inocente
de coqueteo.

—Nunca a uno que quiero ver —dejó salir y luego se arrepintió, no era exactamente lo que quería decir, es decir, solo brotó de su boca y… ¿Por qué Mark no había reaccionado de ninguna forma?

El chico rodó los ojos seguro de que Johnny solo estaba bromeando como solía hacerlo todos los días en el colegio así que solo preguntó por lo que había ido a donde él.

—¿Puedo dormir contigo?

Los ojos de Johnny se abrieron como platos debatiéndose entre qué rayos contestar…

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go to sleep!

Johnmark • Be My Boyfriend Donde viven las historias. Descúbrelo ahora