XVI

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—¿Por qué estamos aquí? —le preguntó Kun a el pelinegro que estaba a su lado.

Ten le sonrió y lo tomó de la mano para entrar al antro que estaba cerca de la
universidad, la entrada estaba abarrotada de universitarios y era difícil entrar entre tantos cuerpos
juntos pero de alguna manera lo lograron. Ten recordó la última vez que había estado ahí, definitivamente no iba a volver a beber nada de ahí, siempre buscaban una forma de embriagar a las personas.

Caminaron hasta llegar al segundo piso del antro en donde había un poco menos de personas y se sentaron en una de las mesas para dos que estaban junto a la barandilla de seguridad con tubos de colores que brillaban con la luz del lugar.

—¿Me contestarás? —el pelinegro levantó las cejas en señal de confusión y Kun se vio obligado a hacerle la misma pregunta—. ¿Por qué estamos aquí?

—Ahh —se encogió de hombros—. Pensé que querías salir a despejarte un poco.

—¿Y tú precisamente…?

—Escucha —suspiró—. Sé que terminaste con mi hermano y has comenzado a agradarme así que pensé que sería bueno que salieras a distraerte un poco —Kun levantó una ceja—. No me agradas porque hayas terminado con mi hermano, si eso es lo que estás pensando, me agradas por
las cosas que hiciste por él, yo no lo sabía, nunca noté las buenas cosas que hacías por mi hermano y por eso te estoy agradecido. Yo amo a mi hermao y lo único que quiero es verlo feliz. Soy un hermano muy celoso y creo que tenía celos de ti.

—¿Alguna vez tuviste celos de Johnny? —le preguntó formando una pequeña sonrisa.

—Como no tienes idea —le confesó—. Sentí que odiaba a Johnny cuando estaba con mi hermano. En realidad hubo un tiempo que no los soporté en absoluto.

Ambos rieron. Kun se puso de pie y Ten lo imitó, se acomodó a su lado recargando sus codos sobre la barandilla.

—Me disculpo por cómo te traté y entenderé si no quieres aceptar mis disculpas…

—Las acepto —lo interrumpió—. Tengo 25 años, Ten, soy lo bastante maduro para aceptar tus disculpas al saber cuáles fueron tus razones por no quererme cerca de tu hermano —
colocó la palma de su mano sobre su cabeza y lo despeinó ligeramente, Ten frunció el ceño.

—No me despeines, no soy un niño, tengo 18 años, por si no lo recuerdas —Kun le sonrió y una fuerza extraña tiró de los labios de él—. ¿Te puedo hacer una pregunta? —el moreno asintió sin despegar su mirada de el pelinegro—. ¿Por qué terminaste con mi hermano?

Él suspiró y se recargó de espaldas en la barandilla.

—Entendí al instante que él no era para mí. Mark nunca me vio como lo hizo con Johnny. Amo a tu hermano y probablemente tardaré un poco en reponerme pero no me quedaré con alguien que no me pertenecerá nunca completamente. Tal vez suene posesivo pero quiero una persona que me pertenezca —se encogió de hombros y rió—. No sé porque le cuento esto a un niño.

—Tengo 18 años —le recordó—. Y te agradezco que te abras de esa manera a mí. No creo que seas posesivo, creo que todos queremos estar algún día con una persona que nos pertenezca, que nos vea con amor —sonrió a la nada—. Y te apoyo. Y sé que encontrarás a la persona indicada.

—Tú también —ambos mantuvieron sus miradas conectadas y el único momento en que dejaron de verse fue para unir sus labios.



.

¿Por qué lo había llevado a su casa? Se preguntó Johnny mientras ayudaba a Mark a entrar a la sala principal de su casa.

Lo dejó sentado en el sillón y se apresuró a cerrar la puerta. Mientras se quitaba la chaqueta volvió a él y lo vio sentada en el sillón abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre
ellas, Johnny sin saber muy bien que decir se acercó a él y le acarició el cabello, era la primera vez que tenía que lidiar con una persona ebria, una que le importaba, desde luego.

—¿Por qué no me quieres besar? —dijo Mark con sus ojos brillosos por las lágrimas.

—¿Piensas que no te quiero besar? —le preguntó Johnny olvidando por un momento que estaba ebrio—. No tienes ni idea de lo que quiero hacer contigo.

—Entonces no te alejes de mí —y recordó que estaba ebrio de nuevo. Pasó sus manos por su rostro y se sentó a su lado en el sillón.

—Mark, estás ebrio, tu mente no está consciente en este momento. Hay dos cosas que probablemente pasen mañana, una que no recuerdes nada y termines con un fuerte dolor de
cabeza o dos que recuerdes todo y termines avergonzándote de lo que estás diciendo.

—Yo nunca me avergonzaría de lo que te diga a ti, si se trata de ti entonces está bien.

Johnny lo vio de reojo, no sabía que tan ebrio estaba, desde luego una bebida preparada como esa no contenía tanto alcohol pero Mark no estaba acostumbrado a beber así que lo más mínimo le podía afectar bastante.

—Por favor, bésame —le suplicó y se acercó a él para besarlo torpemente.

Johnny no estaba bien acomodado y calló de espalda sobre el sillón teniendo a Mark sobre él intentando besarlo como se habían besado en el antro. No se resistió, y lo empezó a besar con
fuerza.

Querían más, necesitaban más y ambos estaban perdiendo sus sentidos.

Mark apartó sus labios de los de Johnny  bajó por su mandíbula para darle una pequeña mordida en ese lugar, siguió con besos hasta llegar a su hombro que mordió sobre la tela de la camiseta. Él acarició su espalda por debajo de el sueter sintiendo su piel erizarse bajo su tacto y sintió como soltaba el aire en su oído.

—Vamos a mi habitación —dijo incorporándose del sillón y sosteniéndolo en sus brazos.

De esa manera llegaron hasta la habitación de Johnny.

Cayeron sobre la enorme cama, ninguno de los dos llevaba puestas sus botas y la camiseta de Johnny había desaparecido también. Sus bocas estaban fusionadas en un profundo beso y sólo se separaron cuando el modelo le quitó el sueter tejido que llevaba puesto sobre la camiseta de tirantes.

Johnny estaba sobre Mark acariciando su cuerpo sobre la delgada camiseta, su mano empezó a descender hasta llegar al botón de sus jeans, lo desabrochó sin dificultad y lentamente bajó el cierre del pantalón, él se encargó de empezar a bajar sus jeans y Johnny los terminó de sacar de sus piernas.

Acarició sus esbeltas y suaves piernas provocando que lanzara un dulce gemido. Mark acarició su bien esculpido torso y siguió su recorrido hasta llegar al botón de sus pantalones, lo desabrochó fácilmente y cuando Johnny sintió como intentaba bajar el cierre de su pantalón reaccionó.

¿Qué rayos le pasaba?

Mark estaba ebrio y seguramente no se lo perdonaría si llegaban a tener sexo cuando él no estaba consciente.

Apartó sus labios de los hinchados y rojos labios de él y se sentó en la cama para recuperar el aire perdido, quería darse de topes contra la pared pero se tranquilizó.

—¿Johnny? —volvió a preguntar con ese tono de preocupación—. ¿Qué te pasa?

—Nada, lindo. Ven aquí —le dijo extendiéndole los brazos. Mark  rápidamente fue a su encuentro y se dejó acurrucar entre los brazos de su chico favorito—. Mañana te besaré mucho.

Él asintió.

Después de casi media hora ambos se recostaron en la cama con las ropas que tenían, se abrazaron y Mark fue el primero en caer dormido, Johnny lo observó dormir y lo besó un par de
veces antes de atraerlo más a sus brazos y quedarse dormido junto a él.

Johnmark • Be My Boyfriend Donde viven las historias. Descúbrelo ahora