Capitulo 19

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Sus fantasías abordaban su cabeza en la noche, imaginando como el sueco, ostentaba lugar en su cama y posaba sus labios sobre los suyos dando un suave beso, sus manos viajaban por su cuerpo y lo hacían estremecer, sacando uno que otro suspiro mientras sus manos mano seaban todo su intimidad con lujuria en cada tipo que, su mano viajo a su ano, el cual se mojaba solo, de tan solo pensar en aquel hombre que lo poseía, mostró su verga y la posó entre sus piernas.

Despertó exaltado desde que era un niño que no tenía sueños húmedos y esto ahora, que iba mal en su vida solo unos días bastaron para enamorarse de el sueco, quien en todas sus salidas lograba dejarlo imprecionado, se levantó de su cama con el estómago revuelto, y pensar que dos pisos de diferencia los separaba.
se sirvió un vaso de agua y se quedó pensando cómo era posible que ese hombre tan contrario a él lo hiciese sentir tales cosas, sus mariposas en el estómago, esas ganas de aferrarse a su brazo cuando están juntos, y caminar tomados de la mano, las pocas veces que lo abrazo sentía como su corazón se aceleraba, no iba a poder aguantar mucho tiempo junto a él, en algún momento necesitaría más de Albafica, y estaba claro que se lo negaría, él se casaría y cuando eso suceda ya no sería lo mismo, es más desde el inicio no tenía oportunidad, desde que se vieron no debían haberse juntado, miraba por su ventana distraído tratando de imaginar cómo se vería el sueco sin su ropa,  no se imaginaba algo fino si no que más bien a alguien con el cuerpo bien formado, no lleno pero con musculatura sin exceso, algo que en el imagino sería apropiado, brazos duros y un buen trasero, eso ya se notaba cada vez que se agachaba pero no era lo mismo verlo cubierto que verlo como dios lo trajo al mundo, acabo su agua y dejó el vaso en la mesa, talvez a esa hora Manigoldo lo este haciendo suyo nuevamente, mordió su labio, que tenía ese italiano engreído y altanero que Ruse no, es más por qué querría un hombre tan molestoso, si tan solo hubiese una manera de que Alba se fijara en él, haría lo posible para que esté lo mirase de otra manera

Aún en su cama daba vueltas pensado en lo dicho por su amigo, Alba tenía muchos pretendientes era mucha competencia y no sabía si podría ganarle a todos, volvió a mirar a su esposo quién tiernamente se apegaba a su cuerpo, buscando algo de calor, lo abrazo con fuerza hasta que la mañana siguiente llegara.
Ocho de la mañana y en pie ordenaba sus cosas para el trabajo y su desayuno, mientras Alba recién despierto se apoyaba en el umbral de la puerta levantando una pierna exhibiendo que debajo de esa playera perteneciente al italiano no existía la llamada ropa interior, miró complacido tal escena que le ofrecía su novio la polera era larga aún así llegaba hasta la mitad de su nalga y dejaba completamente expuestas sus largas y blancas piernas

- tan temprano Manigoldo

- si como verás mi horario comienza desde temprano esta semana - notaba como el menor se acercaba a él apoyando su rostro en la espalda del italiano y pasando sus manos por la cintura de este - dime, qué pasa cariño

- nada hoy me siento raro - comentaba aún con su rostro apoyado en la espalda del mayor

- raro como ? - dió la vuelta para mirarle mejor

- Manigoldo - paso su pierna por el costado de su novio y se froto con la pierna del contrario - quiero

- amor hoy - no quería negarse su novio, pero no podía quedarse siempre que esté quisiera, talvez si era desordenado pero responsable y entre sus responsabilidades estaba su trabajo - Alba - tomo el rostro del menor entre sus manos para que esté le mirase - hoy no puedo

- por qué no - decía con un puchero, y ocultando en el pecho de su novio, quien de solo verlo caía en cuenta de la ternura que irradiaba su pareja, lo tomo por la cintura y lo apego

- el trabajo amor, si no lo hago nos moriremos de hambre - decía entre sonrisas - así que déjame ir - dando un beso en la frente del menor, quien todavía veía a su pareja con enojo por dejarlo con la necesidad - o lo otro sería qu abandonará el trabajo por el cual luche toda mi vida y estube mucho tiempo estudiando por el - decía con reproche a su sueco

Mia bella RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora