Capitulo 22

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Una semana paso de que no veía a Albafica, una semana de que se fue y no entendía el por qué, una semana de que su corazón volvía a ser abandonado por quien amaba, como podía tener tan mala suerte. Maldecía a los dioses por no darle alguien que lo amara de verdad, por no entregarle su verdadero amor, y Kardia tambien los maldecía por obligarlo a oír sus decepciones amorosas, como podía ser esto así, por qué tenía que ser tan buen amigo, y quedarse en la casa de este, quien se encontraba ya casi bebiendo sus lágrimas mientras Degel en la cosina preparaba lo mejor que sabía hacer para que el italiano no muriese de hambre, su exquisito plato de agua hervida con sabor te y de paso un sándwich con jamón, era lo mejor que podía ofrecer mientras Kardia seguía tratando de levantarle el ánimo

- vamos tienes que comer amigo, tu mejor que nadie sabe que hay mucho mejores allá afuera

Degel no se explicaba como Albafica se atrevió a dejar al italiano, quien estaba destrozado y hecho una mierda, no se lo creía a pesar de estar viéndolo en vivo

- Manigoldo, cuánta azúcar te gusta - no recibía respuesta alguna así que lo sirvió a su gusto y siguió viendo que prepararle para que comiera

- escúchame no soy tu mamá para obligarte a comer pero me estás calentando los huevos y estoy a punto de meterte la comida por sonda entendiste Manigoldo - decía el griego lo más calmado posible, logrando que el italiano tomara un poco de la bebida preparada por el de lentes - y como está

- dulce, pero gracias Degel, debí haberme fijado en ti en ves de él- decía para que sus ojos se volvieran a llenar de lágrimas, esto sería más difícil que las otras veces, es más de donde sacaría un chico con pinta de supermodelo, buena persona y no le haga daño a su amigo

Se sirvió un poco de bebida mientras el italiano trataba de comer

- que mierda Albafica - dijo para si mismo, después de que se lo pidió, después de todo lo que Manigoldo hizo por el se fue así como así ni explicaciones dió

Por su lado Albafica, dió una que otra vuelta en su cama, que mierda acaba de hacer, por qué no enfrentó las cosas como debía ser, él amaba a Manigoldo que es lo que estaba haciendo, volvio a sentarse en la cama no sabía con quién hablar para darle una solución a sus problemas o alguien que lo aconsejara, cuando trato de hablar con Degel este se encontraba en la casa de Manigoldo y hablar con Shion, no eso no estaba seguro que esté trataría de matarlo por lo hecho con su primo. Que otra opción quedaba Cid, Sísifo, Kardia. Ese menos dios por qué todos aman al italiano. Como no si el es la simpatía en persona y sin olvidar su sex Appeal y uno aquí perdiendo el tiempo cuándo podría estar apapachado junto con él.
Quedaba solo alguien su madre tal vez el si vería otro punto bueno de la separación, y si es que realmente era tan bueno como el creia.
Es solo que hacerle caso a Ruse empezó a creer que no fue tan buena idea, la semana anterior que converso con él, seguía con sus dudas y ya no entendía si dudaba por el por el italiano, comenzó a pensar que esté podía conseguirse a alguien mejor en cualquier momento y si es que todavía no lo tenía, obvio el mayor trabajaba pero los primeros meses no se despegaban por qué a los siguientes se mantenían más separados, por qué de la nada el tiempo en la oficina se le hacía más largo que el de estar en la casa, empezó a llenarse de lágrimas él no iba a resistir sin el italiano, aunque quería probar su teoría. Si de verdad Manigoldo lo seguía amando como desde el inicio aseguró por qué no había puesto un pie fuera de su casa para buscarlo o detenerlo... Al final parece que Ruse si tenía razón este perdió el interés en él, y seguía enamorado de esa tal Gioca, la cual solo escucho comentarios de ella y nada más, no llego a saber si realmente está muchacha existía o fue una invención de el rubio.
Limpio su rostro y bajo al comedor, donde su padre, tío y primo más un completo desconocido desayunaban muy tranquilamente. Se le presento como el papá de Pefko, valla padre años desaparecido, comento que estubo trabajando por años en otros países y pocas veces podía volver, eso explicaba por qué su tío traía un anillo en su dedo anular y nunca conoció a su marido, no hizo más preguntas y solo se sentó junto a ellos. Era increíble de ver cómo tantos años separados y ese hombre le daba amor a Luko, como si fuera cosa de todos los días, es más no perdía el encanto hacia él, decía que lo amaba como el día en que lo conoció.
Comió rápido quería evitarse escenas románticas por un tiempo solo para su bien mental, a pesar de eso su padre no era tonto y era obvio que esas ojeras no eran por dormir poco, conocía un ojo hinchado por llorar y pronto comenzaría a preguntar. La gran parte de la familia abandonó la mesa, Luko y Pefko irían de compras por unos alimentos para la casa y Lugonis tenía cita con el médico, el único dentro de su hogar era aquel hombre rubio, se sentó en un sillón y seguido noto como el hombre se acomodaba en el sillón para hacerle compañía.
No tenía la intención más mínima de entablar conversación con él, la verdad no ganas tenía ganas de esta con otra persona que no fuera su madre, pero que se podía hacer, llegar y levantarse he irse, no era algo que él se atrevería a hacer de la nada, no le quedaba más que soportar la compañía de esta persona, a quien sólo había visto desde hace una semana. El silencio se hacía pronunciar entre ambos, la incomodidad del ambiente era palpable, logrando que el menor entrara en una incomodidad terrible, realmente no quería estar ahí, prefería mil veces estar en su cuarto llorando que ahí.

Mia bella RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora