14. Amigos...

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Fernando:

Hoy ha sido un día que probablemente no se me va a olvidar por mucho esfuerzo que haga. Gabriel me invitó a su examen de grado. Realmente, a la gente no se le permite entrar a esas ceremonias sino hasta que terminan de defender sus trabajos, pero me pidió estar ahí como apoyo moral. Cuando iba a preguntarle por qué me había invitado a mí y no a alguien de su familia o al mismísimo Eduardo (su solo nombre me revuelve el estómago), me dijo que quería... no... que necesitaba a su mejor amigo ahí.

Fue un sentimiento agridulce, pero me ayudó a entender algo definitivo: quiero ser más que su amigo. Y tal vez es demasiado tarde porque él me da el lugar de la amistad en su corazón, pero eso no quita que sienta mariposas cuando lo veo ¿Sabes qué es lo curioso? Que él no hizo nada más que estar ahí cuando tú no estabas, y tuvo que irse para que notara lo indispensable que es para mí.

Me invitaron a pasar a la entrega de su nuevo título: Licenciado en Actuaría, Maestro en Finanzas y, sin querer, mi corazón empezó a latir cuando sus examinadores comenzaron a elogiar su trabajo. Lo ví como realmente es: un ser brillante, sonriente, capaz, pero sobre todo admirable. No sé si la vida va a reunir nuestros caminos, pero, si lo hace, me voy a sentir muy afortunado.

En cuanto a tí... te deseo lo mejor. A lo mejor ir tras Gabriel no va a resolver mi vida, pero al menos me ayudó a librarme de un fantasma que nunca fue sano.


Adrián.

Aunque nunca lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora