Capitulo 32

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                                                          Oliver

Escucho el grito. En cambio no me doy la vuelta como mi hermano lo hace.

Sigo corriendo. No se a donde exactamente pero lo hago.

Me meto por otra calle e intento abrir un portal. Este se abre.

Mi hermano entra y empieza a subir las escaleras.Los dos hombres y una de las mujeres también entran.

Antes de cerrar el portal espero porque veo a la otra mujer corriendo en esta dirección con la niña en brazos.

Los infectados la agarran y esta en un intento desesperado de salvar a la niña la lanza hacia mi.

Pero no lo suficientemente cerca. La niña choca contra el suelo apenas un metro de donde yo me encuentro y su sangre me salpica la cara.

Cierro el portal deseando no haber presenciado ese momento.

Subo las escaleras y entro en la casa donde están los demás.
Mi hermano esta tirado en el suelo con la mirada puesta en este.

Uno de los hombres se pone a buscar cosas en los cajones y el otro bloquea la puerta.

Me limpio la sangre de la cara con la manga de mi sudadera. Esto es repugnante.

Una luz parpadeante me llama la atención y me acerco hacia el teléfono que se encuentra colgado en la pared.

Hay dos mensajes en el buzón de voz.

El primero es una niña feliz contándole a sus padres como se lo está pasando en las vacaciones con sus amigos. El segundo es una niña rota. Es la misma niña...pero su voz es entrecortada y cuenta como todos se están volviendo locos. Dice que hay mucha sangre... Es lo último que dice porque la llamada se corta.

Dejo caer el teléfono sin que llegue a tocar el suelo por el cable que lo sujeta.

Caigo  de rodillas al suelo y siento  las ganas de llorar.

Por mis padres. Por ese buzón de voz que nunca llegará a ser escuchado por la persona a la que era enviado. Y por todos.

Porque es increíble como puede cambiar la vida de un minuto para otro.

Y es entonces cuando me permito llorar.

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