Capitulo 29

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                                                         Adrián

Me frustra toda esta situación. Y en un momento de claridad la recuerdo.Iris.

Puede ser que este pasando por una situación similar a la mía. O que ya este muerta.

Mi hermano me tiende una botella. Yo la cojo, la levanto y la tiro al suelo haciéndola estallar.

Así acabaremos todos.

El bus frena y me voy hacia delante agarrandome en el asiento para no caer.
Miro a través del vidrio y ya no veo solo carretera como las últimas horas. Hemos llegado a una ciudad.

Las personas empiezan a bajar del bus y yo espero a ser el último en hacerlo.

Cuando todos hemos pisado tierra empezamos a mirar hacia los lados.
No se ve a nadie a la vista.

Solo hay calles desiertas.
Contenedores de basura tirados.

Seguimos caminando...

Ventanas rotas.
Silencio.
Y sangre.

Primero empieza siendo poca hasta que se convierte en charcos.

Las mujeres cogen a las niñas y estas esconden su rostro en el hueco del cuello de sus madres.

Me pongo delante de mi hermano de modo protector y el me mira neutro.

Intento hacer el menor ruido posible pero de repente...

Algo es lanzado en frente de nosotros sobresaltandonos, damos un paso atrás.

Un cuerpo al que le faltan cachos, lleno de sangre.Seria difícil saber quien es porque tiene rasguños en sus mejillas y está manchado de tierra y sangre.

Pienso en acercarme para verlo mejor cuando un infectado se abalanza sobre el cuerpo sin vida y empieza a morderlo.

Arranca uno de sus brazos y levanta su cabeza para enseñarme sus ojos blancos.
Abre la boca y cae un hilo de sangre.

Los dos hombres están por ir a junto del infectado y golpearlo con palos que tienen... Pero cinco infectados más aparecen.

Uno consigue agarrarme de la camisa pero yo tengo más fuerza y lo único que consigue es arrancarme un trozo de la camisa.

Agarro a mi hermano de la capucha y empiezo a correr.

Un grito desgarrador corta el aire y me giro sin dejar de correr.

Una de las niñas se ha caído y los infectados la agarran. Antes de que le dé tiempo a llorar siquiera le arrancan la cabeza.

Mis ganas de vomitar son enormes... Igual que las que tengo de volver a subir al bus para irme lejos y evitar esta masacre.

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