Capitulo 22

5 1 0
                                    

                                                            Denis

Cuando se abren las puertas la gente se queda mirando el ascensor. Algunos se llevan la mano a la boca.

Debe de parecer una escena de película. El ascensor manchado de sangre y un hombre con una bala en la frente tirado en el suelo.

Paso al lado de algunas personas pero no se detienen a hablarme. Simplemente todas se dirigen hacia el ascensor para ver quien es ese individuo.

Estoy a punto de salir por la puerta cuando escucho los sonidos de alguna gente llorando al reconocer a su compañero de trabajo.

De todas formas, nadie me detiene.

Me amarro la sudadera al cuello y agarro la pistola con las dos manos.

Me meto por una calle y empiezo a caminar intentando no hacer mucho ruido.

Detengo mis pasos cuando veo a una persona tirada en el suelo a cinco metros de mi.

Sujeto más fuerte la pistola con mis manos sudorosas y me acerco.

Se trata de una persona infectada. Pero ya está muerta.Parece haber caído del andamio que hay a mi lado. O alguien lo a tirado. El caso es que su cabeza se ha estrellado contra el suelo y hay una cantidad generosa de sangre esparcida a su alrededor.

Le doi la vuelta con la mano evitando tocar mucho. También tiene un agujero en su abdomen.

Alguien ya ha pasado por aquí.

Continuo caminando, mirando hacia atrás por si acaso,temiendo que el infectado vuelva a levantarse. Pero teniendo en cuenta que la sangre estaba seca debe de haber pasado media hora desde que esta muerto.

Miro hacia las casas a mi lado. Todas se ven normales. Excepto una.
En una de las casas hay una ventana manchada de sangre, con el cristal agrietado.

Doi un paso más y me acerco a ella cuando una mujer infectada golpea el cristal del otro lado con la cabeza para que este se rompa.

Del susto doi un salto hacia atrás y apunto con la pistola.

La mujer vuelve a desaparecer, para volver a aparecer segundos más tarde volviendo a golpear la ventana con su frente.

Tiene un corte enorme en la frente de estar golpeando el vidrio pero parece que eso no es lo que más le importa.

Cuando vuelve a golpear el cristal este se agrieta mucho más pero no lo suficiente como para que se rompa.

Escucho un grito de un hombre a mis espaldas. Viene de la calle por la que acabo de estar.

Antes de que reaccione mis piernas ya se están moviendo en la dirección de la que procede el grito.

Llego a esa calle y veo que al final de esta se encuentra un hombre luchando contra un infectado que intenta morderle. A su lado,hay una chica de pelo oscuro.

Aún estando a esta distancia juraría que puedo ver el pánico en sus ojos.

Éramos Diferentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora