Olas

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- ¿Qué haces aquí?- pregunta alguien a sus espaldas.
Siente cómo un par de brazos le rodean y le ayudan a sostener el peso de su bebé. Su espalda se siente descansar y él se apoya en el cuerpo ajeno.

- Solo pensaba...- responde en un murmullo lejano. Que de no ser por el silencio, su voz no se hubiera escuchado. Solo está el oleaje suave, y la brisa marina...

- ¿Hay algo que te preocupe?- pregunta y JiMin solo niega.

- Es nostalgia...- le dice- Extraño surfear...- menciona en un susurro, que por el tono parece avergonzarle el hecho de pensarlo mientras mira su vientre. Su bebé, que está muy cómoda, le ha dado alegrías bonitas pero también ha hecho esfuerzos, sobre todo cuándo tiene que caminar y el peso parece llevarselo de frente.

- Volverás a hacerlo...- le dice el mayor tratando de confortarlo. Cuando YoonGi y JiMin planearon tener a su primer hijo, el menor sabía que eso impediría surfear unos meses, quizás más de un año, pero JiMin también lo quería...

Cuándo su niña llegó, fue toda una sorpresa, no se habían enfocado en procrear a su bebé, cada encuentro íntimo, estaba enfocado en demostrarse con roces y toques, entre suspiros y jadeos, lo mucho que se amaban. Y aunque en muchas ocasiones hicieron el amor sin cuidarse, un bebé no era precisamente la razón. Y hace siete meses, JiMin le daba la noticia que iban a ser padres.

YoonGi le preguntó en varias ocasiones sí realmente lo quería, y le alivió de alguna forma que JiMin estuviera tan emocionado con la llegada de la pequeña. Porque sí, era una niña... su pequeña...

El menor parecía feliz, y eso le hacía sentir más tranquilo a él. Se preocupaba por darle todo lo que pudiera a ambos, cuidarlos y ayudar a dormir a su novio cuando su pequeña decidía mantenerse despierta por las noches.

YoonGi estaba seguro que haría lo necesario para ver a JiMin feliz.

- Estoy seguro que le enseñaras a surfear tan bien cómo tú...- YoonGi le dice y la simple idea de poder compartir algo tan especial con su hija, hace a JiMin sonreír.

El atardecer deslumbra, y ambos pueden ver la lenta puesta de sol. Desde tonos dorados, rosados, naranjas hasta un suave lila que poco a poco se convierte en azul...

- Hay que regresar...- JiMin dice- Pero estoy cómodo... ¿puedes seguir sosteniendola?- pregunta y ladea su cabeza para ver a su novio. YoonGi sonríe, pero asiente. Ambos descansan sus manos por la parte baja del vientre de ocho meses, YoonGi sosteniendo el mundo que resguarda a su niña.

Admira a JiMin, nunca pensó que el embarazo fuera tan... pesado. Su madre, le hizo que se pusiera una cangurera que simulaba el pesor de un bebé, por todo un día, cuando fue a visitarla. YoonGi sintió que la espalda por poco se le parte, y la vejiga era horrible de controlar, sin contar que apenas y podía respirar... desde ese día, YoonGi procuraba que su novio estuviera cómodo. Ayudarle en todo lo que pudiera, desde el aseo hasta las compras... para que JiMin no se preocupara por nada más que su trabajo desde casa. El menor era editor y pasaba algun tiempo sentado, eso le mantenía tranquilo a él.

Se quedan unos minutos mirando las estrellas y el agua volviendose cada vez mas inmensa ante sus ojos. Cuando ya sienten que es hora de regresar, el mayor deja suavemente el vientre del menor.

- Gracias...- JiMin susurra. Su espalda se siente rejuvenecida.

- Lo haré siempre que quieras...- le dice el mayor, tomando su mano para caminar hasta su hogar. JiMin sonríe... su novio lo comprende...

Una vez dentro, YoonGi le ayuda a preparar la cena, yendo a sentarse hasta la sala, dónde se podía ver el jardín que JiMin cuidaba desde hace seis años, cuando su tabla fue rota. Aquella vez dónde sintió su alma ahogarse...

- ¿Hay alguna cosa que nos falte?- pregunta el mayor refiriéndose a la bebé.

- Uh... no, cuna, maleta, ropa, juguetes, mantas... creo que lo tenemos todo...-menciona JiMin mientras come, el pollo está rico y al parecer a su hija le gusta también. JiMin pensó que los ascos jamás se detendrían. Llegó a los siete meses y él seguía detestando y sintiendo la sensación nauseabunda cuando algo no le agradaba.

- Los chicos están planeando visitarnos la próxima semana, me dijeron que no te preocupes por nada...- menciona YoonGi.

- Ya los extraño...- dice JiMin.- A veces... pensaba que era más fácil solo irme, pero en cualquier punto sabía que sería una carga, aquí nadie me decía nada, solo era yo y mi soledad...- suspira y su rostro parece pensativo.

- ¿Por eso el estudio de baile?- pregunta YoonGi. JiMin asiente.

- La música me hizo sentir mejor, fue mi compañera de terapia, bailaba para entretenerme, caer rendido y despertar al siguiente día, teniendo mis clases, yendo a todos los clubes que pude inscribirme y regresar a surfear... para hacer mi cena, y volver a bailar, o hacer tareas...- JiMin comenta. Ahora que lo piensa no sabe cómo tenía tiempo para todo.

- ¿Qué hacías en vacaciones?- YoonGi pregunta interesado, ya que en esos años viviendo juntos han hecho diferentes cosas, incluso YoonGi convenció a JiMin de visitar Daegu durante las fiestas de diciembre, días que pasaron junto a la familia de Min.

- Surfear...- responde el menor de manera simple.- A veces paseaba a las mascotas de mis vecinos, me pagaban o me regalaban cosas, pero la mayor parte del tiempo estaba en el agua...- le dice y mira en YoonGi comprensión, el mayor nunca le cuestionó nada ni le dijo que estaba equivocado, más bien le ayuda a entenderse, porque a veces él se volvía loco consigo mismo.

- ¿Tengo que preocuparme?- pregunta YoonGi. Y JiMin le mira curioso- Nuestra niña, amará el mar tanto cómo tú...- JiMin ríe suavemente y asiente. Dirige sus manos a su vientre y su sonrisa es imposible de borrar. Y sus siguiente palabras aceleran su corazón y el de YoonGi al mismo tiempo...

- Podré decirle que me enamoré de su padre, viendolo caer entre olas...

Amor&MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora