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Gerard

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Gerard

Después de aquel momento emotivo, Ray tuvo la idea de comprar pizzas y terminó dejándome a cargo de Frank; quien solo estaba recostado en el sofá mirando hacia la nada. El comportamiento de este chico comenzaba a alterarme un poco.

— Entonces, ¿sigues estudiando? —le pregunté a Frank intentando entablar una conversación.

— No he ido a clases en, más o menos, dos semanas —respondió, sonaba tan apagado, esto era deprimente.

— Vaya, deberías volver, podrías perder el año por faltas —aconsejé mientras tomaba las fotografías que estaban en la mesa de centro, yo salía en un par de ellas, pero Frank salía en la mayoría; y, para ser sincero, no se parecía en nada al adolescente que estaba recostado en aquel sofá.

— No me importaría mucho —Frank me respondió, mientras se acurrucaba en el sofá cerrando sus ojos.

— ¿No tienes hambre? —intenté hacer que se quedase despierto, él abrió sus ojos con algo de pereza.

— No realmente —jugaba con sus dedos de una forma tan inocente; no era un mal chico, solo que la vida había sido muy mala con él.

— La pizza me gusta demasiado, ¿tienes alguna comida favorita? —dejé las fotos en la mesa y me dediqué a mirarlo fijamente.

— No —respondió seco, sus ojos ahora estaban mirando sus manos.

— Oh, que lástima —hice una mueca.— Me gustan también las malteadas de chocolate que venden en la quinta avenida, ¿ya las probaste?

— No, nunca he ido a lugares así con Ray o con mis amigos —balbuceó.

— Yo voy seguido con mi novia —dije mientras pensaba en Lindsey; iba seguido con ella, él no me respondió.


El silencio que se formó en la habitación fue incómodo, probablemente porque no era un fanático de no tener un tema de conversación. Frank ya había dejado de jugar con sus manos y ahora solo miraba la nada, de nuevo.


— He vuelto —anunció Ray entrando por la puerta con tres cajas de pizza.

— Genial —me acerqué para ayudarle, él sonrió amablemente.

— Ray, volveré a la escuela —Frank le dijo desde el sofá sin siquiera tomarse la molestia de mirarlo, Ray estaba más sorprendido que yo al escuchar aquellas palabras.

— ¿Es enserio, Frankie? —lo miró con entusiasmo, el menor solo asintió.

— Deberíamos celebrar —propusé y Ray sonrió amplio.

— Yo, am, creo que mejor iré a preparar todo para mañana... —el menor se puso de pie, mientras empezaba a caminar para subir las escaleras.

— Primero debes comer —dijo Ray con seguridad, Frank solo giró sobre sus talones y regresó para ir a la mesa con una cara que indicaba que no estaba para nada de acuerdo.


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