Lo despertó el timbre de casa, supuso que sería Makoto y que entraría por atrás. Aún así se levantó y se preguntó porqué no había oído el despertador. Lo cogió y vio que se había parado, tendría que salir a comprar pilas más tarde.
-¿Haru? ¿Dónde estás?- oyó decir a su amigo. Bajó las escaleras- ¿Cómo no estabas en el baño?
-Me dormí, se estropeó el despertador- Preparó el almuerzo y salieron.
-Te ocurre algo- afirmó el chico alto. Haru sólo desvió la mirada, para no variar y su amigo sonrió- Bueno, parece que no-. Se relajó, pero sí que le ocurría algo, mucho en realidad. ¿El motivo? Agua, siempre agua. "¿Porqué siempre que la veo empieza a dolerme el estómago?" Se preguntaba.
Mizu estaba en el tren hablando por teléfono con su madre quien, al parecer, estaba de un humor excelente. Se armó de valor y se lo soltó.
-¿Sabes, mamá? He entrado en el club de natación- por un momento se temió que empezara a gritar y todos los pasajeros la mirasen con cara extraña, pero la reacción se su madre fue totalmente distinta a lo que ella esperaba.
-Sobre eso, Mizu, quería pedirte una disculpa.
-¿Una... disculpa?-casi no podía hablar, rara ver había hablado con su madre sin gritos.
-Sí, he estado pensando y cuando te vi reír con tus amigos cuando fueron a visitarte me di cuenta de que pocas veces te había visto así, por eso quiero pedirte perdón y levantarte el castigo.- Silencio- ¿Mizu? ¿Sigues ahí? Mizu, hija.
-Sí, mamá, sigo aquí- consiguió decir limpiándose las lágrimas de la cara- Gracias, supongo que esto es una oportunidad ¿Verdad? No la desperdiciaré- Se abrieron las puertas de su estación- Adiós mamá, empieza el colegio, te quiero-. Colgó mientras salía, guardó el teléfono y entró al colegio con una sonrisa (la única sonrisa en ese momento). Entró a clase y se sentó dispuesta a afrontar el día con un optimismo increíble. La jornada pasó rápido y Mizu subió a la azotea para sentarse con sus cinco amigos- ¡Chicos, buenas noticias!
-¿Qué pasa?- Preguntaron Gou y Nagisa a la vez uno a cada lado. Mizu se mordió el labio y los miró uno por uno, haciendo que todos se pusieran algo nerviosos, cuando vio que ya no podían aguantar mas, les contó lo ocurrido.
-Eso quiere decir que...- Dijo Makoto.
-Que puedo nadar sin problemas en mi casa- Nagisa la miró.
-Pero no te irás del club ¿verdad?
-¡Por supuesto que no! Os necesito para mejorar.
El resto del día pasó como siempre, solo que esta vez lo primero que Mizu hizo al llegar a casa fue meterse en la piscina y no salió hasta bien entrada la noche porque el hambre la estaba matando.
Las siguientes semanas podrían resumirse en una palabra: rutina. Colegio, club, deberes, nadar y muchas visitas de Haru. Pero ese viernes por la tarde se rompió un poco, estaba lloviendo y no era apetecible nadar. El cielo estaba gris oscuro, casi negro y la lluvia era tan gruesa que casi no se podía ver más allá de dos metros. Mizu había ido al supermercado para comprar caballa en lata, ya que con las visitas de Haru, se les estaban acabando enseguida, no se quejaba, de hecho le agradaba su presencia. Pagó y salió con el paraguas en una mano y la bolsa en otra. El viento le golpeaba en la cara, aunque la bufanda la protegía. A sólo dos manzanas de casa oyó algo que la hizo detenerse delante de una pequeña, estrecha y oscura calle. Entró cuidadosamente, forzando la vista para distinguir algo. En cierto momento, tropezó, pero se ayudó de un poste para no caer en el suelo mojado. Cuando se recobró, miró para ver la causa de su traspiés, una caja de cartón. Se acuclilló y miró adentro, la visibilidad no era muy buena, pero distinguió lo que había perfectamente. Un gato, apenas una cría, de pelo completamente negro, excepto la oreja izquierda, el pelo alrededor del ojo derecho, las patas y la parte final de la cola que era blanco. Tenía los ojos azules. A Mizu le dio pena dejarlo ahí, parecía hambriento, y no sólo por su aspecto débil, también por el maullido que producía, aunque más que un maullido parecían gemidos de súplica. No podía abandonarlo a su suerte, moriría si no comía algo pronto. Recordó porqué había salido a la calle aquel día y tuvo un motivo más para agradecer a Haru. Sacó una lata de caballa, la abrió y se la puso al animalito quien, con un maullido de alivio devoró el pescado como si no hubiera probado antes nada tan bueno. Mizu lo observó sonriente, pensando en llevarlo a casa. Terminó y volvió a maullar más alegre. La chica lo tomó en brazos y lo guardó bajo su abrigo, de manera que pudiese respirar y, con alguna complicación consiguió llegar a casa. Se paró en la puerta, sorprendida por lo que encontró. Un chico con un paraguas estaba plantado en la puerta de su casa. Sabía quién era, pero no alcanzaba a comprender el porqué había ido ese día.
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Haru x OC (Free!) [En Pausa]
RomanceMizu es una chica normal de Iwatobi con un problema familiar, cuando conoce a los chicos del club de natación, su vida se sumerge entre entrenamientos, familia, amigos y puede que algo más... LEMON próximamente...