La nota

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Otro día.
Otra mañana.
Otra semana, de otro mes, de otro año.
Ser estudiante es horrible. Tareas, compañeros estúpidos, no sé que pasa a mi alrededor. Tampoco me importa.
Estoy aquí en mi cama, mirando el techo y esperando a que suene mi alarma.
Otra noche sin dormir.
No sé qué es lo que me impulsa a seguir aquí con vida, todo me parece completamente igual, todo absolutamente aburrido.
Tengo dos compañeras a las que considero amigas, solo porque me dieron un apodo.
Shel. Así me apodan.
Me llamo Itsel, pero jamás me gustó ese nombre.
Me pregunto…porque me identifico tanto con el techo de mi pieza.
Uniforme, blanco, sin ideas y absolutamente común, corriente y aburrido, sin emoción alguna.
Cuando me miré al espejo, vi mi físico, mis ojos color miel y mi cabello a lo largo de mis hombros, con un color marrón claro, técnicamente rubio opaco.
Lo único que me entretiene es leer. Lo que sea.
Historias, en Internet, en aplicaciones, en redes, cualquier  lado. Busco algo para que mi mente se pierda.
Leer poesía, romance, terror, busco algún sentimiento en mí, aparte de la soledad.
Suelo leer romance, misterio, terror o fantasía.
Pero cuando termino, vuelve ese vacío.
No sé, muchos dicen que es la ‘’adolescencia” ¿qué tiene de adolescente ser tan depresivo?
Mierda. Sonó la alarma.
Me visto vagamente, y me voy a mi escuela.
Cuando llegue descubro que no había clases. Miro indignada la puerta de la escuela, volteo sin mirar al frente, y salgo corriendo con unas ganas de matar a alguien inexplicables.
Y choco contra alguien.
–Lo siento…
Bajo la cabeza.
–¡No, no, no! Fue mi culpa solo es que es mi primer día de clases y no sabia que había duelo… Yo…
El chico nunca lo había visto antes. Estaba en último año de secundaria me sorprendió, a dos meses ya de empezar las clases.
Tenía una sonrisa amplia y unos hoyuelos en las mejillas, cabello negro y ojos verdes.
¿Cómo se suponía que debería reaccionar?
–Qué linda…
¿Sus labios habían pronunciado lo que escuché? ¿Qué?
Desvíe la mirada, el sonrió avergonzado.
–Perdón, es lo primero que vino a mi mente al verte…perdona si te molesto…
Fruncí el ceño. Es un charlatán.
–¿Sabes quien falleció…?–no sabía quien era, ni me importaba, solo quería cambiar de tema.
–Creo que una tal Elisa, no la conozco…–sus ojos me acechaban como un halcón, debo excusarme–¿cómo te llamas?
¿Respondo? Si no lo hago sería mala educación… Pero si lo hago me volverá a hablar… Mierda…
–Me llamo Itsel…me dicen Shel…–odio mi lado tímido. Es irritante.
–Shel…
Esta es mi oportunidad.
–Me tengo que ir, debo volver a casa… Emmm… Tengo… Tarea! Sí, eso…
Que mala soy mintiendo.
Me alejo de él rápidamente, sin preguntar su nombre, no me interesa. Solo…escaparé de sus ojos acechadores…
–¡Espera! Este es mi primer día, no sé dónde es mi aula, ni tampoco horarios…voy a entrar en último año,–¡que sea por favor el otro curso!–en 6 año B,¿ sabes o conoces a alguien de allí?
Suspiro en resignación.
–Yo también voy a ese curso…
–¡Genial! Podrías… pasarme tu Gmail, tu insta.. O si quieres tu WhatsApp…
Le daré un número falso.
Después de unos segundos el mira el número detenidamente…
–Este número…no es el tuyo verdad…?
Me paralice. ¿Cómo lo supo?
Su mirada acechadora, ahora miraba el número fijo, con desdén, hasta diría con  rabia.
Me daba miedo, fingí que me había equivocado el número, y le di mi número real. Y luego volvió a mirarme embobado, y yo me despedí falsamente.
Al la tarde, para mi sorpresa no recibí ningún mensaje de él, me pareció genial, así que hice mi rutina diaria.
A la mañana del día siguiente, el me dejó el siguiente mensaje:
‘’Me llamo Luke, olvidé decírtelo. Te explicaré porque ayer si viniste a la escuela, y quien era Elisa. Te necesito, Shel’’
Le clavé visto, y me fui a la escuela.
No tenía ganas de escuchar cuentos paranormales de cómo murió Elisa, o lo que sea.
Ya era suficiente mis problemas para que le agreguen los de los demás.
Es estúpido.
Como siempre, llegué temprano.
Y dejé mis cosas sobre el pupitre, naturalmente, y saqué mi celular.
Un zumbido me atormentó, estaba sola en el aula de mi curso.
Se escuchaba como el zumbido que hace la radio cuando no funciona, pero era solamente en un oído.
¿Qué pasa…?
Después de un minuto, paro.
Maldije. Casi me quedo sorda.
Un papel oficio, doblado por la mitad calló de debajo de mi pupitre al suelo.
Lo agarré y leí su contenido:
“Léeme…acaso no te preguntas porqué naciste?
¿Quién sos? ¿Qué debes hacer? Solo léeme…
No seas suicida, sé…que le temes a la vida”
–Imposible
Esas son las palabras que se forman en mi mente, que al instante pronuncio lentamente en mis labios. Miro detenidamente el papel, y luego lo doy vuelta y dice la misma frase que dije:
“Imposible”
Y debajo de todo unos números de muchas cifras que ni me molesté en leer.
Es un error, la nota no es para mí.
¿Acaso que Elisa haya fallecido tendría algo que ver con esta nota? Sé que Luke tiene algo que ver, pero no sé por qué dice algo que encerré en mis pensamientos profundamente, ni sé porqué están impresas en hoja de computadora con letra pequeña…
No se que sucede. Es que acaso…
¿Alguien sabe que quiero morir?
Mi corazón va a mil. Luke.
Todo debe ser obra suya.
Pero como el iba a saber algo sobre mí…?
¿Qué esta pasando?
Toca la campana y guardo la nota en mi bolsillo.
Luke no aparece. El idiota debió perderse.
Las clases empiezan.
El profesor mira con tristeza a todos.
–Ayer, falleció a las 3 am una alumna de 3 B, ella cometió un suicidio. Los directivos exigen que todos aquellos que sean maltratados por sus compañeros no lo escondan, hablen con nosotros si tienen problemas…
El mismo estúpido discurso de que están ahí para nosotros, y bla…
No me interesa nada de lo que digan.
Mis compañeros se miraban entre sí, confundidos.
La nota de esta mañana viene a mi cabeza…
‘’No seas suicida…sé que le temes a la vida’’
Mis ojos se humedecen. Odio mi vida pero tampoco quería dañarme físicamente con una navaja, o colgarme de una soga…aunque tenga los mil y un motivos.
Aparte, me saca adelante leer y se que tengo muchas cosas que si me mato ahora no….
–¿Shel..?–Nora y Lily me hablan, sacándome de mi mundo.
–¿Mmm?
–¡Despierta! Estas en las nubes desde que empezó la clase y tocó la campana hace medio siglo…–dice Nora.
Ella tenía cabello negro, tenía ojos marrones y pelo muy corto. Tanto como los chicos, le gustaba el deporte, era la líder del club de natación. Tenía pecho plano, y era de mi estatura. No se por qué se juntaba conmigo, solo me buscaba para las tareas…
–Es verdad… Debería comer mi merienda…–Lily era del club de canto. Era rubia dorado y tenía ojos azules era media bajita y tenía mucho pecho los chicos la codiciaban, pero ella los rechazaba.
Y que no falte que ama la comida.
Tenía pelo ondulado, y era muy tímida. Más que yo.
Nora no era nada tímida, era muy sociable.
Mientras ellas hablaban, yo me puse los auriculares y me trasporte a mi mundo y a mi libro… Encendí la música.
Maldición.
Escucho unos gritos de mis auriculares, me los quito enseguida. Reacioné a ello, y me preocupé.
–¿Qué pasa Shel?–pregunta Lily con un pedazo de pan en la boca.
–Ya vengo…debo…hacer algo…
Me siento perseguida. Luke ya había llegado muy lejos… ¡¿Dónde estaba ese maldito?! Me las iba a pagar.
Salgo del aula y recorro el patio, verifico mi celular y trato de llamarlo pero ni el número ni el chat están.
Donde… Donde…
Así trascurre el paso del día.
El jamás vino al colegio, pensé que se había equivocado de curso… O algo… No lo sé…
Esta por tocar el timbre de salida.
Pido ir al baño, y me lavo la cara.
Miro mi reflejo, naturalmente, todo está normal.
Me aterraba la idea de que alguien se enterase de la depresión que llevo acumulada en mí, que solo la música y los libros me comprendían.
Ni mis amigas, son reales.
La lámpara explota. Quedo en oscuras.
–Lo que me faltaba…
Quiero salir de él baño, pero, la puerta se cierra de golpe. Haciendo un sonido difícil de ignorar, estremeciendo mis oídos, y mis músculos ya no se mueven.
Trago saliva. Miro a mi alrededor, esperando que mis ojos se acostumbren al abrupto cambio de falta de luz, de repente vuelvo a escuchar los gritos de antes…parece una chica, que está sufriendo, que está siendo torturada…
Su agonía, sus lágrimas se filtran en mis oídos y su dolor se trasmite a mi pecho.
Corro a la puerta. No se abre.
La golpeo, grito, lloro. Mierda.
¡MIERDA QUIERO SALIR!
Después de un rato, escucho a alguien decir mi nombre.
Luke abre la puerta del baño, me toma del brazo, me atrae hacia él y me saca de allí.
Brota en mi pecho un sentimiento de alivio, y me quito las lágrimas.
–¿Estas bien? ¿No estas herida? ¿Qué paso? Estuviste demasiado tiempo ahí dentro… me sorprendió que sigas con vida…–Luke empieza a mirarme de pies a cabeza para ver si tenía alguna herida.
–Estoy bien…gracias…
Vi como todos mis compañeros se iban a casa, Nora y Lily ni me esperaron…no me sorprende.
–Que decía la nota…
Abro los ojos como platos.
–Tú deberías saberlo… Tú me dejaste esa nota…
–Yo no fui, y no eres la primera que recibe un mensaje similar. Elisa…ella no se suicidó. Solo sufría maltrato de sus compañeros, ella murió en ese baño… Y la escuela se inventó una historia falsa para justificar los hechos. Tú recibiste una nota, tú eres la próxima.
Siento náuseas. Si lo que me decía era cierto, alguien asesinaba a la gente.
–¿Por qué….? ¿Por qué..? ¡¿Quién me quiere matar?!
Luke me abraza de la nada.
–Ayúdame, a encontrar al ser que manda las notas, no lo sé, necesito ayuda…desde hace un año investigo esto, la policía no quiere investigar. No sé, hay un especie de corrupción en esta escuela, será algo relacionado con los directivos, no lo sé…
“Si me ayudas te juro que te protegeré.
Solo eso, por favor. “
Escuchaba su aliento en mi oído. No sé qué ocurría, ni como no era capaz de liberarme de sus brazos rodeados en mí, y su mejilla técnicamente rozando la mía.
–Yo…
–No quiero que muera más gente, Shel. No mentí ayer con que eres linda. De hace dos meses, eres mi fuente de información, te desvelas en las noches, eres muy inteligente, fría, hermosa…jamás lloraste en la escuela, me sorprendes. Sé que tienes problemas, te miraba desde tu casa… Pero yo no envié la nota… Solo sabia que tu eras su próximo objetivo.
Así que te cuide la espalda.
Perdóname. Me enamore de ti.
Sentí como si de repente, tenía ganas de llorar como nunca. No sé cómo es que me había encontrado con él, no sé por qué no le di una cachetada, quizás por el trauma anterior, o quizás porque jamás nadie se me había confesado en mi vida. No estaba segura.
Igual, nunca confíe en los hombres. Son falsos, mentirosos. No me sonrojaría por una palabras de alguien que acababa de conocer.
Me solté de sus brazos, y le lance una mirada fulminante, no confiaba en él, que me garantizaba de que el no era quien mandó la nota.
Nadie lo hacía. Sólo debía ser precavida, no me iba a dejar llevar por estúpidas emociones, aparte, no era mi tipo.
Y si era cierto todo lo de las notas, y que la gente de este colegio morían, no sería aburrido investigarlo. No debo confiar en nadie si es verdad.
Debo tomar riendas de la situación.
Podría usarlo, como un perro, para descubrir este enigma y evitar que otras personas mueran y si muero en el intento… Pues… No es una mala idea tampoco.
Pero tampoco pienso dejar que otras personas mueran sin sentido.
Fingí que me conmovían sus palabras y dije copiando el comportamiento de Lily, de chica inocente y tímida, pero mis ojos no reflejaban sentimiento alguno o afecto por sus palabras solo mis mejillas rojas mis lágrimas de cocodrilo y mi sonrisita.
Hasta no estar cien porciento segura de que él no era quien me mandó aquella nota. No confiaría.
No confiaré en nadie, jamás confíe realmente en alguien.
Quizá mi mente sea parecida a la de un psicópata, lastima que yo si tengo emociones.

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