Pendrive

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Shel

La escuela para mí seguía siendo un lugar muy misterioso. El rostro de las personas no eran mas completas ni menos especiales. Podía observarlos, relacionando su cara con su nombre y apellido o tal vez por el simple hecho de que hace seis años los veo.

Los maestros, el directivo y todo el cuerpo docente también.

Hasta llegue a pensar que mi existencia a la mayoría de todos ellos le es indiferente, no me puedo quejar. La suya tampoco me interesa.

Una ves, un chico intento besarme. Dylan Streiwend.

Claro, yo me resistí y un poco más y le pego, teníamos alrededor de 14 años, era segundo año de secundaria. Unos inmaduros totales.

Pero lo más interesante de ese relato fue el hecho de que no pude sacarme su rostro en ese momento por un buen tiempo, era la primera vez que no sentí desprecio por alguien. Pero, porque siempre tiene que haber un pero, el no volvió a dirigirme la palabra. Me extraña porque supongo, que ya me habrá olvidado ¿no? Después de que me acorraló en una esquina, claramente debió haberse olvidado después de estos años.

Pero curiosamente una semana después del incidente del sonido que me rompió los oídos, Dylan apareció con un pendrive, y me lo dejó en mi pupitre, para luego salir corriendo.

Yo naturalmente, lo tomé y como soy tan buena persona, ni me molesté en preguntarle y fui a la biblioteca, conectando el pendrive a una computadora. Tampoco me molesté en avisarle a Luke, solo decidí mirar el contenido.

Lo cual para mi sorpresa, tenía unos 42 archivos dentro de una carpeta llamada ''Reed me'' por si no lo sabían, significa '' Léeme'' y cuando quise abrir uno de esos 42 archivos, aparecieron un montón de números en binario.

-¿Tendré cara de maquina...? ¿O que...? -murmuré.

Sentí unas manos en mis hombros, y un olor fuerte a tabaco que me hacía vomitar. Me sobresalté y di la vuelta, encontré un rostro arrugado y con unos lentes, era la vieja de la biblioteca.

-¿Itsel, verdad?-asentí y le dedique una mirada indiferente-ese pendrive...de donde lo sacaste?

-Lo compré-mentí.

-Podrías presta....?

-No

Desprendí el pendrive de la computadora y me levante de la silla frente a la computadora.

No confiaba en esa mujer, aparte que apestaba a que había fumado dos paquetes de cigarro y mis oídos ya sufrieron lo suficiente para que mi nariz también pague un precio, tenía una mirada de que sabía más de lo que decía.

En esos momentos tomé mis cosas y salí de la escuela, sin mencionar que las clases ya habían terminado tenia que ir a casa.

Mi celular tenia 13 llamadas perdidas de Luke, mierda.

Me pregunté que significaba que Dylan me deje su pendrive.

El era uno de los famositos del curso, ¿por que perdería el tiempo con eso?

Tenia el cabello rubio apagado y solía tener un montón de cosas frikis, era amable, no era presumido ni esas cosas. Pero sus amigos eran de los más populares. No lo se, no se porque no podría creer todo lo que sabía de una persona solo por intentar robarme un beso hace unos años, supongo que es porque fue la primera persona que se intereso en mí, pero en forma sexual. Y ahora Luke, pero a diferencia de Dylan el tiene un propósito más interesante. Que me entusiasma.

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