Capítulo 31 - Adelanto

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—¿Qué significa todo esto Altaír? No entiendo de qué estás hablando—le dijo su madre.

Esta se había sentado en el sofá con su espalda recta y sin ningún remordimiento. El administrador y la bruja se encontraban de pie y Altaír se acercó al estante de licores y se sirvió un trago.

—Eso quiero que me expliques tu madre—le dijo este mientras se inclinaba en el estante—Ya ellos hablaron, ahora quiero escucharlo de tus propios labios

Esta le arrojó una mirada asesina a ese par—No entiendo nada Altaír

Este se bebió el trago de golpe y arrojó el vaso en la pared. Este se quebró en pedazos sobresaltando a los demás.

Altaír se acercó lentamente a su madre—No sé si pienses que mi paciencia es infinita madre o que tal vez soy un imbécil, me vas a explicar por qué demonios tienes el cadáver de mi hermano Albert en el palomar, en este mismo instante o llamaré a los agentes de Bow Street para que te encierren en Newgate.

Ésta abrió los ojos como platos, pero no dijo nada.

—Es que no me cabe en la cabeza que quisieras intentar revivirlo ¡¿Te has vuelto loca?! —continuó este—Mi hermano lleva un año de muerto, eso que has hecho con su cuerpo es muy cruel

—¡¿Y qué querías que hiciera?! —se defendió esta—¡No quería que el título pasara a tu primo Eustace! Porque tú te fuiste Altaír, nos abandonaste

Este se echó a reír—Y allí se vio reflejado tu amor de madre cuando intentaste buscarme, tenía dieciséis no era muy difícil hallarme, pero como esta vez se veía amenazado el ducado ¿Cuánto te tomó? ¿Tres días?

Esta no le respondió y Altaír miró a los cómplices de su madre.

—Créanme que no me temblaría la mano en estos momentos para mandarlos a la cárcel, así que les daré la opción de que desaparezcan de inmediato. Salgan de la ciudad o mejor del país, la cuestión es que si los llego a ver les va ir muy mal. Espero que con lo que les di sea suficiente

Estos asintieron lentamente y se marcharon de la estancia.

Este vio a su madre—Vamos a darle una cristiana sepultura a mi hermano Albert, él no merece todo el mal que le hiciste a su cuerpo

Este sintió que su madre en cualquier momento iba a estallar y el grito que salió de su garganta lo dejó anonadado.

—¡¿Por qué Dios tiene que castigarme de esta forma?! Ya no aguanto más... no aguanto más...

Altaír se quedó en silencio observándola.

—Tuve que intentar revivir a mí hijo Albert porque yo no quería que un bastardo como tú tomara su lugar—le escupió ésta—¡Tú eres producto de la traición de tu padre hacia a mí! ¡Con esa actriz de pacotilla!

Este no se movió del sitio. Esa confesión no la esperaba, su madre siempre había sido dura con él, pero jamás se hubiera imaginado que no era su hijo.

—La vida se encargó de llevárselos y ahora tú eres el duque...

Él se pasó una mano por el pelo mientras se sentaba en el sillón—No entiendo, si soy un bastardo como dices ¿Por qué fui reconocido?

—Tú padre te quiso reconocer, tu madre murió cuando tenías un año y apareciste en nuestra puerta con una carta. Fueron ordenes de tu padre y tenía que obedecerlo

Altaír asintió—Ahora entiendo tu frustración y el hecho de que yo me escapara a los dieciséis y no hicieras nada por encontrarme

Ésta se limpió las lágrimas y le sonrió—Fue el día más feliz de mi vida

Este asintió y se puso de pie—Muy bien, no creas que tú te salvarás

—¿De qué estás hablando?

—Te instalarás en la residencia de la duquesa viuda que queda en Hampshire y si alguna vez la familia de mi esposa te invita a algunos de sus eventos sociales lo vas a declinar; no quiero volver a verte y te guste o no soy el duque de Leithold

Ésta se puso de pie—¡Mocoso insolente!

—Sino, le diré a toda tu maldita alta sociedad de dónde vengo... y para donde voy

Esta comenzó a respirar entrecortadamente—No te atreverías...

Él le sonrió—Pruébame

—No te atreverías a escandalizar a los Westhampton, podrían anular el matrimonio. No tienes ni idea del poder que tiene Westhampton

Altaír se echó a reír—No tienen autoridad moral para hacer eso

—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!

—Te sorprendería saber quién es la madre de mi esposa, supongo que tus nietos saldrán gitanos que pueden actuar o cantar

—¡Cállate!

En ese instante la puerta se abrió de par en par y entró su esposa con el ama de llaves.

—Pero ¿Qué sucede aquí? —exigió saber

—Nada Ma Petite, mi madre nos hizo una visita corta, ya ella se va. Aunque no la podremos ver por un largo tiempo

Elea negaba con la cabeza—Estás mintiendo... todo es una mentira ¡Dios! ¡¿Por qué me haces esto?!

—Lady Elea será mejor que se tranquilice—le dijo Iuola—Altaír ¿Qué sucede?

—Sólo se enteró de tus orígenes—le respondió éste mientras se acercaba a ella y la rodeaba por la cintura

Este vio la mirada de desconcierto de su esposa y le sonrió—No te preocupes, estamos en igualdad de condiciones porque yo tampoco soy hijo de esta señora. La diferencia entre tú y yo mi amor es que, tu contaste con la suerte de que te amaran. En cambio, yo...

—¡Cállate!

—...Tuve que irme de mi casa a temprana edad porque ya no soportaba el infierno que estaba viviendo

Iuola suavizó la mirada y luego miró a Elea.

—Mary, acompáñala a la puerta—le ordenó ésta

—No es necesario—dijo Elea—conozco perfectamente el camino y créeme que soy yo la que no quiero mezclarme con bastardos—y al decir esto se fue.


¡Hola babies! Este fue un corto adelanto puesto que me concentraré en editar y publicar más capítulos de las otras historias que tengo pendientes. ¡Los quiero! 

Idilio ©  (Saga Westhampton Libro # 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora