Perspectiva

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Su mirada lo decía todo, esos ojos verdes recriminantes me inspeccionaban, haciéndome sentir culpable de algo que yo no había hecho - lo mataré- su respiración era lenta pero fuerte, su altura me hacía sentir diminuta e intimidada aunque fuera su hermana.

- Te dije que no era para ti, te dije que estaba loco, que te miraba con locura, yo sabía a donde ibas a acabar y no me hiciste caso, ahora terminaré en prisión por homicidio y te quedaras sin hermano y sin novio- mi corazón iba a mil y mis lágrimas no dejaban de salir mientras agarraba su mano que acababa de agarrar un tubo de metal.

-No lo hagas, por Dios, lo dejaré, haré lo que tu quieras pero no lo lastimes- eran las 6 am, Dan había llegado hacia media hora y había enloquecido al ver mi cara mis brazos y mis tobillos magullados. Karen estaba más aterrada que yo, lo amaba pero era un amor no correspondido y lo sabía.

Después des un largo rato de súplicas y de agarrarme a su pierna bajo la guardia, aunque seguía muy molesto me dijo que ya no haría nada, me acaricio el cabello y me envió a descansar prometiendome que nada pasaría.

En el segundo piso que vivía mi amiga esa madrugada había un amanecer espectacular, me acerque a la ventana a cerrar las cortinas y me quede meditando con esa bella imagen delante, que seria de mi vida, me había cansado de todo, de sus engaños de sus maltratos durante años de sus insultos y ya no quería más eso, sin embargo lo seguía queriendo a él, pero con lo de ayer no se hasta donde puede llegar su locura.

Era sábado y no tenía que asistir a la universidad así que me acosté y el cansancio emocional que sentí me hizo quedar profunda con la imagen del hombre que más amo en el mundo y también del que más daño me ha hecho.

............

DEM

Ella no sabía que la miraba desde el auto como cerraba esa cortina oscura en el apartamento de su estúpida amiga, llevo horas aquí, era obvio que vendría a este lugar. Llevo toda la noche, traté de entrar pero es muy lista para dejarme algo abierto.

Cerré mis ojos y me recargue en el asiento, porque querrá dejarme, es la única pregunta que salía de mi mente. Pasamos 7 años en donde aguanto todo y hasta más, porque ahora quiere hacerlo, debe ser otra persona, debe ser ese idiota de la cafetería el causantes de esto, pero no dejaré que pase.

Ya eran las 2 de la tarde ya estaba cansado, yo sabía que ella no saldría de allí, y como un idiota perdí mi tiempo.

Arranque el auto a la casa de mi amigo Ed que me había prestado su auto. - la asechaste toda la noche maldito demente- fue lo primero que me dijo al verme.

-No salió nunca, no sabe lo que le espera- dije bajando del auto y entrando a su casa, siempre había gente ahí todos los supuestos amigos que tengo se la pasaban ahí drogandose, tomando o follando.

-Dejala, ni te amargues por un culo más, es más te tengo una sorpresa- me dijo botando humo por su nariz, mientras me mostraba a la misma peli negra que me tire ayer. Ella me sorreia encantada y sin perder tiempo se puso de rodillas para hacerme olvidar aquella rubia por la cual estaba loco.

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STEPH

En mis sueños solo salía el, eran recuerdos de los mejores momentos de mi vida de los peores y en todos el estaba ahí siendo el ángel y el verdugo, Dem  es un hombre muy particular, no era un vago era ingeniero, estaba haciendo su maestría, es la persona más inteligente que conozco y así me enamoró. Mostrándome que no era tan lista como creía que lo era, nuestra primera cita fue un debate a ver quién sabía más, el desgraciado me gano, sin embargo no era alguien presumido (aveces) pero conmigo era pura dulcura.
Ese hombre me encantaba era auto suficiente y luchador, aunque venía de una familia adinerada el trabajaba para tener sus cosas, siempre sacaba excelentes notas y tenía la pinta exacta de un chico malo, siempre con su chaqueta de cuero y en su moto donde paseabamos a todas partes, el decía que la única mujer que se podía montar ahí era yo, y me mataba con esas tonterías.

Mis recuerdos lo elogiaban hasta que se convirtieron en pesadillas, el golpeandome o insultandome, su cara demente su agrecibidad y mi miedo eran parte de la escena, hasta que el sonido del timbre consistente me hizo levantar asustada.

Salí de la habitación y no había nadie pero el timbre seguía sonando, me acerque a la puerta y quede sorprendida, pues enfrente mio había un rubio de ojos muy azules mirándome fijamente con una sonrisa amigable.

Mi mente solo pensó, no puede ser es el chico de la cafetería.

ME FUI A VIVIR CON UN DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora