SURRENDER | guardians of the galaxy vol. 2 [moonstone series #3]

O N C E

UN ESTRUENDO resonó a su alrededor, y de la nada, tentáculos gigantes de energía salieron del suelo, tratando de aprisionar a la nave de Yondu.

—¿Cómo matamos a un Celestial? —preguntó Drax, casi inmediatamente.

—Tiene un centro —respondió Peter—. Su mente, su alma, lo que sea. Una clase de cascarón protector.

—Está en las cavernas, debajo de la superficie —añadió Mantis.

La nave se sacudió, haciendo que todos perdieran el equilibrio.

—Necesitamos al mejor piloto de la galaxia, arrastra tu trasero a la silla —ordenó Cherry.

—Sí, señorita —asintió Quill, haciendo un falso saludo militar y corriendo hacia la silla del copiloto... al lado de Yondu.

—Hola, Yondu —saludó Cherry, sentándose detrás de ellos—. ¿No seguirás molesto porque te robamos y luego te engañamos? Porque solo fue una pequeña broma, como cuando éramos niños y Peter y yo llenábamos los zapatos de todos con crema batida. Exactamente así —en respuesta, solo obtuvo una mirada vacía de Yondu—. Bien, no es el momento. Lo entiendo. Los dejaré manejar en silencio para que se concentren y no nos maten.

—Los propulsores no funcionan —exclamó Yondu. Peter abrió la consola de la nave, comenzando a arreglar los cables para solucionar el problema.

—Debería estar feliz de que fui un niño flaco —dijo Quill—. Si no, me habrías entregado a ese maniático.

—¿Todavía crees que te conservé por eso, idiota?

—Eso fue lo que me dijiste, viejo tonto.

—Cuando descubrí lo que le pasó a los otros chicos no iba a entregarte.

—¡Dijiste que ibas a comerme!

—¡Eso fue divertido!

—¡No para mí!

—¿Podemos solucionar sus problemas de papi después que estemos a salvo? Gracias —siseó Cherry.

—¡Tengo problemas! ¡Esa cosa es mi padre! —exclamó Quill, señalando al cuerpo de Ego comenzando a formarse de energía.

—Hazte a un lado —gruñó Cherry, deslizando su silla hasta la consola y ajustando los cables correctos en segundos—. Listo. Los propulsores están bien. Piloteen esta nave y sáquennos de aquí.

Dicho esto, Yondu y Peter arrancaron, derribando al cuerpo de Ego.

—¡Deberíamos subir! —gritó Yondu. La nave iba hacia abajo, hacia el subsuelo donde estaba el centro de Ego.

—No podemos —dijo Quill firmemente—. Ego quiere erradicar el universo tal y como lo conocemos. Tenemos que matarlo. ¿Rocket?

—Estoy en eso —exclamó el mapache, sentado en la zona de ataque y presionando un par de botones.