D O C E

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LA ANSIEDAD recorría su cuerpo por completo

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LA ANSIEDAD recorría su cuerpo por completo. Cherry observaba el diminuto agujero por el que se había deslizado Groot, cargando una bomba consigo.

De afuera, podía escuchar el sonido de golpes, explosiones y disparos. No había volteado a ver el caos, pero sabía que sus amigos estaban peleando por sus vidas y el peligro era inminente.

Finalmente, no pudo más.

—Voy a ir a ayudarlos —exclamó, poniéndose de pie y dándose la vuelta para encarar la salida del túnel. Inmediatamente, Rocket se le plantó enfrente—. Rocket, muévete.

—No hasta que me digas que tu plan no es lanzarte a ayudarlos cuando ni siquiera tienes algo con qué defenderte —ante eso, Cherry no tuvo respuesta—. Eso pensé.

—No puedo quedarme simplemente aquí, viendo como nuestros amigos arriesgan su vida —insistió, negando con la cabeza y rodeándolo para pasar.

Saliendo de la cueva, Cherry pensó que todas las naves de los Soberanos la apuntarían a ella. Se sorprendió cuando no fue así, pero su corazón se detuvo un instante cuando vio el por qué. Las naves de los Soberanos rodeaban la nave de Yondu, y estaban a punto de atacar. Desde la distancia, pudo ver a Nébula, Yondu y Peter dentro de la nave.

Cherry no sabía exactamente cómo había hecho lo de la explosión en el palacio de Ego pero sabía que no podía replicarlo. Aun así, no pudo borrar las ganas de poder hacerlo.

Algo debió haber sucedido dentro de la nave, porque de la nada, las bombas laser que Rocket y ella habían desarrollado comenzaron a dispararse, acabando con todo lo que apuntaban. Las naves Soberanas fueron totalmente destruidas en cuestión de segundos. Todo lo que quedó de ellas fue el fuego de su combustión.

Una de las partes de las naves de los Soberanos, cubierta en fuego, encontró su lugar dentro de la nave de Yondu. Quill notó cómo el combustible chorreaba, anunciando su destrucción.

—¡Vamos a estallar! —exclamó. Yondu alcanzó a silbar apenas antes que la nave explotara en mil pedazos.

Por un instante, el mundo de Cherry se detuvo.

Las emociones invadieron su cuerpo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió como si le arrancaran el corazón. Pensó en lo tonta que había sido, en lo estúpido que había sido su miedo cuando la verdad era clara: amaba a Peter Quill, más que a nada en este universo, y no podía concebir un mundo sin él. Quería estar con él todo el tiempo que pudiera. Quería despertar a su lado todas las mañanas por el resto de la existencia. No quería que nadie más la tocara que no fuera él.

Había tenido tanto miedo de perderlo, pensando que ella sería la culpable.

Y ahora, la vida la había golpeado en el rostro. La nave donde Peter estaba se había hecho pedazos. Había explotado. Y tal vez había perdido a Peter para siempre.

SURRENDER | guardians of the galaxy vol. 2 [moonstone series #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora