SURRENDER | guardians of the galaxy vol. 2 [moonstone series #3]

O C H O

—PETER... —COMENZÓ a decir Cherry, pero él la detuvo con un movimiento de la mano, sin verla a los ojos.

—No, Cherry.

La mirada de Cherry se suavizó. Relamió sus labios, sus ideas yendo a mil por hora, tratando de pensar en la mejor manera de llevar la situación.

—Iba a pedirte si podía abrazarte —musitó. Quill titubeó. Después de un instante, aún sin verla, asintió.

Cherry se alzó de puntillas, pasando sus brazos alrededor de su cuello. Peter tomó aire, y lentamente extendió sus brazos, rodeando a Cherry con sus brazos. Escondió su rostro en su cuello y Cherry lo dejó estar así por un buen rato.

Quill estaba completamente tenso. Incluso sus ojos estaban cerrados con fuerza. Cherry podía sentirlo en la manera en que la abrazaba fuertemente. Vacilando, Cherry se atrevió a alzar su mano y aferrarla a su cabello, comenzando a acariciarlo. Después de unos minutos, lo sintió bajar la guardia. Solo un poco.

—La vi morir —susurró Peter, tan quedamente que Cherry no hubiera tenido manera de escucharlo si no fuera porque no había distancia existente entre ellos—. Poco a poco. Tuve que sentarme en su cama, viendo lentamente cómo mi mamá dejaba de ser mi mamá. Viendo cómo sufría. Tuve que sostener su mano cuando se fue —su voz se rompió.

Se aferró a Cherry, porque era lo único que tenía sentido. Lo único que era constante. No entendía a Ego, no entendía ese planeta, a veces ni siquiera entendía a sus amigos pero a Cherry... A Cherry podía entenderla. No importaba qué, Cherry siempre estaba ahí para él.

Quería llorar. Su corazón estaba completamente roto gracias a los recuerdos que habían resurgido. Quería golpear a Ego por creer que sabía algo. Quería gritar.

Cherry comenzó a separarse lentamente de él, y Peter no pudo evitar aferrarse con más fuerza a ella. Lo único que buscaba Cherry era verlo.

La chica tomó su rostro con ambas manos, sosteniéndolo. Lentamente, Peter abrió los ojos, su respiración entrecortándose al notar la cercanía con Cherry. Era difícil olvidar lo bonita que era su novia, pero a veces lo hacía. No se refería a su cuerpo o a su rostro. Se refería a lo bonita que se veía cuando amaba algo. Cuando lo amaba a él.

—No he conocido a hombre más valiente en la galaxia que tú, Peter Quill —se relamió los labios, completamente seria—. Y tampoco he conocido a un hombre con un corazón tan bueno como el tuyo. Tu madre fue muy afortunada de tenerte.

Peter sofocó un sollozo. Cerró los ojos un instante, aferrando sus brazos alrededor de Cherry.

—¿Por qué siempre tienes que decir cosas tan inteligentes? Me haces llorar —se quejó Peter, abriendo los ojos y mirando con ternura a su novia. Cherry sonrió levemente.

—Porque eres lo más importante para mí —admitió Cherry, un nudo formándose en su garganta cuando las palabras salieron de sus labios—. Y me rompe el corazón pensar en ti, teniendo que pasar eso solo. Me hace pensar en todas las veces que has estado para mí, y en lo mucho que me hubiera gustado estar ahí para ti.