Primer día de trabajo

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Era el primer día de trabajo para Kirishima Eijiro

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Era el primer día de trabajo para Kirishima Eijiro. Con 25 años, el pelirrojo ya había tenido un empleo previo en una pequeña compañía de contabilidad. La paga era más bien regular pero estaba agradecido de que su primera experiencia laboral fuera en un lugar tan acogedor como aquel: conocía a todo el mundo, incluido al personal de aseo, a quiénes siempre saludaba todas las mañanas con cariño; tenía buenos compañeros de trabajo, los cuales lo ayudaron a integrarse mejor dentro del equipo; y por último a un jefe amable y bonachón, que siempre animaba a sus empleados cuando hacían un buen trabajo.

Sus compañeros de trabajo y su antiguo jefe solían le recordaban constantemente que era un alfa. Eres un alfa, te estás desperdiciando aquí, chico. Seguro que puedes dar más en otro lugar, hombre. Finalmente, tras meditarlo durante algunas semanas, comenzó a buscar alguna que otra oferta laboral en diferentes páginas web. Le aterraba la idea de cambiar de empleo ya que no se sentía confiado respecto a sus capacidades.

Había sacado en la universidad (con mucha dificultad y luego de reprobar uno que otro ramo) la carrera de informática. No era lo que la sociedad esperaba de él. Al ser un alfa debía destacar en prácticamente en todo, pero más bien Kirishima se consideraba a sí mismo un "beta en cuerpo de alfa".

Tras insistir en su búsqueda, encontró un anuncio que llamó su atención. Era de una de las más grandes compañías de seguros médicos del país. Revisó cientos de veces el aviso y sus ojos no lo engañaban: no pedían mucha experiencia y la paga era bastante razonable. Dudó al pensar de que quizás estaba apuntando demasiado alto. Era una buena oferta de empleo, por lo que no dudaba de que habrían muchos otros postulantes que estuvieran más capacitados que él, al ser tan joven aún.

Lo peor que puede pasar es que me digan que no, pensó. Con este pensamiento en mente, mandó la información solicitada al correo y, luego de un par de semanas le fue agendada una entrevista presencial.

Tuvo una entrevista de una hora con dos personas. Uno se presentó como psicólogo y el otro como gerente del área de recursos humanos. Ambos tenían un aspecto relajado y jovial, y ayudaron a que el pelirrojo se relajara. "Sabemos que estas cosas son difíciles, pero queremos que te sientas cómodo". Todo transcurrió sin incidentes y, más que una entrevista, Kirishima la sintió como una conversación con amigos.

Cuando finalmente le avisaron que tenía el empleo no pudo contener su emoción. Llamó a sus padres para darles la noticia y organizó una pequeña celebración en su apartamento con familiares y amigos. Pensaba en todas las cosas que podría hacer con el considerable aumento de sueldo: sería capaz de aumentar las cuotas de su crédito universitario y quizás con el tiempo comprar una casa.

Volviendo al presente, Kirishima ingresó al enorme edificio ubicado en pleno centro de la ciudad. Tenía una enorme recepción. Habló con una mujer detrás del mesón y le indicó que subiera al piso 15, que lo estaban esperando. Subió al ascensor y pulsó el botón.

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