A pesar de ser un alfa, Kirishima tenía en su interior cientos de inseguridades.
Todo cambiará cuando ingrese a trabajar a la compañía de seguros médicos Endeavor y conozca a su jefe Bakugo, un omega que no durará en coquetear ferozmente para conve...
Tenía el argumento de este cap hace mucho, pero me acostado mas de la cuenta poder narrarlo. Ninguna razón aparente la verdad. En fin xd
Saludos
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Había pasado un mes desde aquel incidente con el celo del pequeño omega peliverde. Luego de descansar unos días en su hogar, Izuku se encontraba otra vez trabajando como se costumbre. Se acercó a al pelirrojo para disculparse nerviosamente y, como regalo, le había traído unos costosos chocolates como agradecimiento por cuidar de él aquella vez.
Chocolates que por cierto fueron devorados por un furioso Bakugou.
Además de eso, recibió una tarjeta de las manos de la mismísima Todoroki Rei. Fue una extraña conversación con la peliblanca, quien básicamente lo observaba como una especie de roedor de laboratorio, interesada en satisfacer su propia curiosidad mas que en el bienestar del pelirrojo.
"Será un problema para ti negar de tu propia naturaleza", fue lo que mas destaco de su conversación.
Aquella tarjeta contenía el contacto de un terapeuta que podría resolver su "problema", pues era un profesional especializado en problemas de genero secundario. Si bien, le agradeció su preocupación, lo cierto era que a Kirishima no le iba ni venía aquello. Luego del incidente de hace algunos días atrás menos le atraía la idea.
El hecho de permanecer ajeno a todas aquellas cosas que solían hacer los alfas, como abuso de poder, los beneficios e imagen de la sociedad, era algo con lo que el pelirrojo no estaba de acuerdo. Por lo que menos le atraía la idea de aprender a ser uno de ellos, como el uso de su voz para amedrentar e intimidar a otros, abusar de omegas en celo porque "asi era el instinto" o similares.
Incluso el celo propio de los alfas era algo que nunca había experimentado.
Pero seguía firme en sus convicciones. Las cosas estaban para él bien como estaban.
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— Maldita sea.—
Kirishima lo vio salir furioso del cuarto de baño. El pelirrojo estaba sentado en uno de los sofás de la sala de estar del departamento del rubio. Últimamente pasaba mas tiempo allí que en su propia casa.
