*Narra Amelie*
Liam tenía su nariz roja, y sonreía como estúpido ¿Acaso siempre era así? Yo tenía una manta de más, y la agarré. Como pude se la arrojé, él solo se me quedó viendo.
-No la necesito ya, puesto que tú me cambiaste el lugar. -Exclamé mientras miraba fríamente hacía un punto inerte de la habitación. Liam me miró y volvió a sonreír.
-Eres una buena persona Amelie. Me pregunto porqué el destino quizo traerte tantas desgracias. -Murmuró mientras se abrigaba con la frazada. Yo lo miré, sin sentimientos. Mis ojos marrones solo reflejaban vacío, y me preguntaba cuando cambiaría.
-Supongo que me lo meresco...
-Nadie se merece estar paralitico. Desearía poder cambiar de lugar, poder estar yo en ese estado. Amelie, lo siento, no recuerdo que fue exactamente lo que pasó, pero lo siento mucho. -Exclamó. Una lágrima rodó por su mejilla y yo sentí como mi corazón se aceleraba.
¿Porque me sentía tan feliz? Se supone que tendría que estar enojada con él, pero, yo era feliz de tan solo tenerlo a mi lado. Era feliz viéndolo sonreír. Me alegraba... y mucho. Solté una sonrisa y él la notó. Volví mi vista a la puerta; estaba entrando el doctor.
-David... -Susurré. Liam volteó a verlo y gesticuló una mueca de miedo. Pero, ¿A que le tenía miedo?
-¿Lista para intentar caminar Amelie? Me han llegado tus estudios, y al parecer con algo de ejercitación diaria podrás volver a caminar. -Explicó David mientras sonreía. Mi felicidad comenzó a crecer, y hasta Liam se veía feliz.
-Eso quiere... ¿Eso quiere decir que podré caminar? -Exclamé a lo alto mientras el soltaba una leve risita. Asintió con la cabeza, y me saqué las sabanas de encima. David agarró una de mis manos y traté de moverlas.
No se movían, y eso me frustraba. Él me sonrió, Liam también lo hizo. De alguna manera, comenzaron a moverse, y la felicidad inundaba mi rostro. Mis pies tocaron el suelo y pude sentir el frio del azulejo. Respiré hondo, y con mucha ayuda logré darle la vuelta a la camilla. Claro que David me agarraba todo el tiempo, y Liam musitaba palabras alentadoras.
Llegué hasta su camilla y besé su frente. Lo miré a los ojos y susurré: "Gracias por todo Liam". Pude ver como se sonrojaba, y reí. Volví a mi camilla y me recoste. Había pasado una hora desde que llegó David.
Éste miró a Liam y comenzó a explicarle los resultados de su exámen. Según David, Liam tendría que usar el yeso de su pie por unos dos meses más. Además, no sufrió ninguna conmoción cerebral que arruinara algún órgano vital. Me volvió a mirar y yo sentí un frío recorrer mi espalda. Recordé mi sueño y quize llorar.
-Amelie, repite lo que hicimos hoy con las enfermeras. Además, tendré que ver si los resultados de sangre te dieron bien. Pero no tienes de que preocuparte. -Exclamó mientras salía de la habitación. -Lo peor ya lo haz superado. No creemos que te deje secuelas permanentes. -Murmuró mientras cerraba la puerta. Mis ojos volvieron a quedar en un punto inerte de la habitación.
Mis ojos se cerraron y comenzé a pensar. Tal vez podría recordar algo de lo que me sucedió. Liam suspiró y eso me hizo abrirlos de nuevo. Lo miré y el me devolvió la mirada; se veía tan atractivo.
-Sabes, esto de no recordar nada me está molestando bastante.
-A mi igual...
La puerta comenzó a abrirse y llegué a pensar que se trataba de David o incluso de Missy. Miré en su dirección y cuatro personas se encontraban paradas. Dos hombres y dos mujeres que aproximadamente tendrían la misma edad... ¿Quienes eran?
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You are my guardian angel
Teen Fiction"El destino, suponen algunos, quizo tener a Liam y Amelie en la misma sala de hospital; un prestigioso hospital de Los Angeles. Quizo tenerlos ahí, juntos, para que con el paso del tiempo fueran aprendiendo como volver a sus vidas; aún si sus recuer...