*Narra Liam*
Desperté por el sonido de los aparatejos. De diversos sonidos y colores, y el suero que colgaba de una especie de barra me hizo darme cuenta que estaba en el hospital. Pero... ¿Quien era yo? ¿Que hacía ahí?
Había intentado pararme, pero no pude. La cabeza me dolía a horrores, y al tocarme la frente pude sentir una venda. Miré más allá de mi abdómen; tenía una pierna enyesada y un brazo vendado. Sea cual sea el motivo por el cual estaba en un hospital, me sentía fatal.
La sensación de sequía en mi garganta me hizo mirar a los costados; no había nada para tomar. Sin embargo, en la camilla consecutiva a la mía yacía una muchacha. Me era familiar, y entonces recordé el momento del accidente. Yo estaba debajo de una camioneta y ella estaba tendida en el suelo. Parecía muerta, pero al verla al lado mío, con sus ojos cerrados, sinceramente me alegró.
Aquella chica... ¿Acaso sería alguna conocida mía? ¿Sería algo más que una simple amiga? Por algo nos pusieron juntos en la misma habitación ¿No es así? La volví a mirar y esta comenzó a cabecear, una lágrima cayó de su mejilla y acto seguido abrió los ojos.
De no ser porque me asombraron sus hermosos ojos miel, le hubiera corrido la vista. Era increíblemente hermosa. Tenía un hermoso cabello café, con grandes ondas, o al menos eso era lo que se notaba. Ahora estaba algo apagado y enmarañado. Sus ojos eran color café, y su tez algo morena; todo en ella era perfecto.
-Disculpame, ¿Sabes en dónde estamos? -Su voz había salido ronca y perdida. Ella debía estar peor que yo.
-Tu también lo olvidaste todo ¿No?
-Así parece... Auch. -Dijo tocándose la cabeza, para luego notar que tenía una gran venda en ella, al igual que yo.
-Pues hemos tenido un accidente automovilistico, o al menos eso es lo que recuerdo. Por cierto, esto es un hospital ¿No te acuerdas encerio de nada? -No podía creer que no se acordara siquiera de lo que era un hospital, seguramente fue peor su diagnostico...
-No... muchacho. Lo eh inventado todo. -Exclamó exasperada y con tono sarcástico. Yo voltée la vista y oprimí el botón para llamar a la enfermera. -Lo único que recuerdo fue que tuve un sueño extraño... -Murmuró mientras bajaba su vista y cerraba los ojos. La miré atentamente, era linda.
*Narra Amelie*
¿Porqué todo me daba vueltas? ¿Porqué estaba yo en un hospital? El dolor de cabeza llegó al punto de aturdirme y dejarme allí, tendida, con los ojos cerrados. Todo era tan confuso, tan complicado.
Nadie más aparte del extraño muchacho de ojos miel estaba en la habitación. Nunca me dijo su nombre, supongo que tampoco se lo acuerda. Él presionó un botón y al rato llegó la enfermera. Su traje blanco hacía doler mis ojos, y el olor a medicina ingresó por mis fosas nasales.
-Disculpe señorita ¿Podría darme algo para el dolor de cabeza? -Pregunté en un tono raspado. El chico solo se limitó a mirarme algo embobado ¿Qué mierda le pasaba?
-Claro Amelie. -Exclamó la enfermera. Supongo que así me llamaba... Amelie. Solamente Amelie. Era demasiado triste no acordarse de absolutamente nada. La enfermera miró al chico y le sonrió. -¿Algo más Liam? -Con que así se llamaba eh... Interesante.
-Supongo que así es como nos llamamos... Amelie. -Exclamó él medio inseguro. Debí estar loca o bien sedada, porque por un instante me agradó que me llamase por mi nombre. Sin embargo lo ignoré tan rápido que pudo sentirse una ráfaga de aire frio.
Cerré mis ojos y miré para el gran ventanal que estaba a un lado de mi camilla. Liam tenía una pierna enyesada y la mano toda vendada. Además de una gran venda en la cabeza como la mía. Me miré a mí misma; yo... no sentía las piernas.
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You are my guardian angel
Ficção Adolescente"El destino, suponen algunos, quizo tener a Liam y Amelie en la misma sala de hospital; un prestigioso hospital de Los Angeles. Quizo tenerlos ahí, juntos, para que con el paso del tiempo fueran aprendiendo como volver a sus vidas; aún si sus recuer...