El hombre del Bosque Negro

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Como me da pereza buscar cómo se escriben las cosas en élfico, cuando algo este en élfico lo escribiré así. Con la rayita debajo.

En uno de sus viajes Aragorn fue atacado y perseguido por una manada de trasgos. Herido y acorralado no tuvo otra opción que internarse en el Bosque Negro. Una vez dentro, tanto él como los trasgos, fueron atacados por las arañas. Los trasgos habían herido en un costado a Aragorn con una flecha envenenada, por lo que estaba débil y apenas podía defenderse. Habría muerto de no ser porque un grupo de elfos lo salvo.

Legolas, el príncipe de los elfos del bosque negro, le quito un trasgo de encima con un rápido movimiento, y siguió luchando junto a sus compañeros contra los trasgos y las arañas. En un momento una araña se abalanzo sobre Legolas sin que él se diera cuenta y Aragorn le lanzo una daga antes de que tocara a Legolas. El príncipe del bosque se sorprendió ante la acción del hombre, quien termino cayendo al suelo inconsciente debido a sus heridas. Legolas se acercó a él y observo su herida. Aquel hombre le había salvado, aunque Legolas podría haberse quitado a la araña de encía sin problemas.

Legolas saco Athelas y utilizo su magia para curar la herida de Aragorn. Por desgracia el veneno era fuerte y necesitaría más que eso para salvarle la vida, pero podía darle más tiempo. La magia de Legolas hizo que Aragorn abriera ligeramente los ojos, veía borroso, pero pudo distinguir a Legolas, era como un ángel, decía palabras que Aragorn no conseguía escuchar, ni entender, pero las palabras eran lo de menos. Cuando Legolas despego sus manos del cuerpo de Aragorn, éste rozo sus dedos débilmente con los suyos.

- Necesita un ungüento especial - dijo Legolas - Lo llevaremos a palacio.

- ¿Qué? Disculpe, mi señor, pero su padre...

- Me ha salvado la vida. No voy a dejarlo aquí para que muera.

- Debemos encerrarlo e interrogarlo. Ha entrado en el bosque negro y ha traído una manada de trasgos con él.

- Por eso. De nada nos servirá si está muerto. Rápido, marchémonos antes de que vengan más arañas.

Dos elfos cargaron a Aragorn hasta el palacio del reino del bosque, donde inoportunamente se cruzaron con el rey Thranduil, nada más entrar por la puerta.

- Legolas - lo llamo su padre - ¿Qué ha ocurrido?

- Necesita atención medica - contesto el joven príncipe.

- ¿Qué ha pasado?

- Lo encontramos en el Bosque Negro, junto a una manada de trasgos que lo perseguían - contesto uno de los elfos que cargaba a Aragorn.

- ¿Un hombre en el Bosque Negro? Encerrarlo.

- Padre necesita ayuda – le replico Legolas.

- Ese no es mi problema.

- Me salvo la vida. Enciérralo, pero déjame salvarlo... Por favor.

- Muerto no nos servirá de nada. Encerrarlo y curar sus heridas.

- Gracias.

Los elfos llevaron a Aragorn a las mazmorras del palacio y lo tiraron dentro de una celda, mientras Legolas buscaba todo lo necesario para curarlo. Al ser de la familia real su magia era mucho más poderosa que la de otros elfos, y podría ayudar a Aragorn.

Cuando Legolas llego a la celda de Aragorn lo vio tirado en el suelo y se avergonzó de la frialdad de los elfos. Tantos siglos luchando y viendo a gente sufrir y morir, los volvía algo insensibles.

Legolas abrió por completo la camisa de Aragorn y comenzó a curar su herida, tardo un poco en estabilizar a Aragorn, pero al final lo consiguió. Por desgracia, había sido una herida grave así que tardaría en recuperarse, pero ya estaba fuera de peligro. Después de vendarle la herida y acomodarlo entre unas mantas, Legolas se quedó observándolo. Era muy guapo y joven, no tendría mucho más de 20 años. Legolas aparto un mecho de pelo de su rostro y Aragorn comenzó a revolverse y a abrir los ojos a duras penas.

- ¿Estoy muerto? - pregunto Aragorn, casi en un susurro.

- No - contesto Legolas, confuso.

- ¿Y por qué hay un ángel aquí?

Aragorn cerro lo ojos y volvió a caer inconsciente. Legolas se paralizo por las palabras del joven hombre. Sus mejillas se tiñeron ligeramente de rojo y sonrió tontamente, no estaba acostumbrado a halagos tan sinceros. Legolas era un príncipe, nada de lo que le decían lo creía, puesto que muchos solo le hacían la pelota, igual que a su padre.

Los pensamientos y sentimientos de Legolas se vieron interrumpidos al escuchar la voz de un guardia.

- Mi señor, el rey quiere verlo.

Legolas no contesto y tan solo se levantó y salió de la celda.

- Avísame si despierta - le ordeno al guardia.

- Claro, señor.

Legolas fue a la sala del trono, donde se reunió con su padre y le conto todo lo que había pasado en el Bosque Negro. Thranduil era desconfiado con los forasteros, y no confiaba en nadie, y menos en alguien que había traído trasgos a su bosque.

- Permanecerá en las mazmorras y quiero interrogarlo en cuanto despierte.

- Sí, padre.

- ¿Algo te atormenta hijo mío?

- No, padre. Es mera curiosidad. A mí tampoco me agrada tener trasgos en nuestras tierras. Si no hay nada más que quieras decirme...

Legolas se dio la vuelta e intento marcharse, pero la voz de su padre lo detuvo.

- Hijo, sabes que no puedes mentirme.

- No lo hago - contesto Legolas, sin darse la vuelta.

- Y mientes.

Legolas no volvió a contestar, y tan solo se marchó. Iba a ir su habitación, pero un elfo lo detuvo a mitad de camino.

- Mi señor Legolas - lo llamo.

- ¿Qué ocurre?

- Es el hombre, ha despertado. 

Amor en la tierra media (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora