Rivendel

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Gandalf desato a los enanos y fueron ayudándose unos a otros a salir de los sacos. Thorin se acercó a Bilbo y le dio un pañuelo para que se limpiara, ya que tenía la cara llena de mocos de troll.

- Gracias – le dijo Bilbo.

Thorin se rio.

- Eres un hobbit descuidado, no debiste venir solo, podrían haberte matado... Y a todos – dijo más preocupado que enfadado.

- Lo siento.

- No me hago responsable de lo que le pase Sr. Bolson. La próxima vez se las apañara solo.

Bilbo vio confuso como Thorin se acercaba a hablar con Gandalf. La verdad es que ya se esperaba esa bronca, pero esperaba una peor.

Thorin solía mirar al hobbit cuando nadie lo veía, sentía curiosidad por él y observándolo estaba descubriendo cosas que le gustaban de él. Como su inocencia ante las bromas de sus sobrinos, su amabilidad y su compasión. Le enternecía como se preocupaba por los ponys y por ellos, cuando apenas los conocía. Pero Thorin era orgulloso y no podía permitirse distracciones, así que cada vez que Bilbo lo veía lo miraba con desprecio, con todo el que podía fingir.

- Eso ha sido raro – le dijo Fili a su hermano.

- ¡Lo ves! ¿Y la bronca que nos ha echado a nosotros por dejarlo ir solo y no avisarle antes?

- Puede que tengas razón y esas miradas de odio sean fingidas.

- ¿Y por qué crees eso ahora?

- Porque esas de preocupación son de verdad.

- ¿Entonces me ayudaras?

- ¿A qué?

- A juntarlos.

- Estás loco... Me apunto.

Mientras tanto, Thorin se acercó a hablar con Gandalf.

- ¿A dónde habías ido si se puede saber? - le pregunto.

- A mirar hacia delante.

- ¿Qué te ha hecho volver?

- Mirar hacia atrás - Thorin sonrió, agradecido – Menudo trance, aunque no ha pasado nada.

- No gracias a tu saqueador.

- A tenido el tino de ganar tiempo, a nadie más se le ha ocurrido.

Estuvieron buscando la cueva donde se escondían los trolls y allí, entre un montón de oro y objetos brillantes, encontraron viejas espadas élficas, las mejores que podrían encontrar. Gandalf le dio una a Bilbo que se iluminaria y se pondría azul cuando hubiera orcos o trasgos cerca.

De repente el mago Radagast apareció para advertir a Gandalf sobre una gran sombra que se cernía sobre el bosque verde. En ese momento aparecieron unos huargos, había una manada de orcos cerca. Radagast distrajo a los huargos todo lo que pudo hasta que estos descubrieron a los enanos, quienes finalmente fueron rescatados por los elfos. Gandalf les había estado llevando hasta Rivendel.

Los elfos de Rivendel los acogieron con los brazos abiertos, pero los enanos estaban a la defensiva, no les gustaban los elfos y mucho menos a Thorin. Pero Gandalf confiaba en ellos, los enanos tenían hambre y estaban cansados así que agradecieron su hospitalidad.

Elrond les estuvo hablando sobre las espadas que habían encontrado y les pregunto por su destino, algo que no hizo ninguna gracia a Thorin.

Por la noche Gandalf insistió en que Thorin le mostrase el mapa a Elrond, ya que este era de los pocos que sabría interpretarlo. Después de una ardua discusión Thorin se lo mostro. Cuando Elrond pregunto cuáles eran sus intenciones con el mapa Gandalf le mintió, provocando una pequeña sonrisa de agradecimiento en Thorin.

Después de que Elrond interpretara el mapa, todos los enanos se reunieron dónde iban a dormir, pero Bilbo se apartó de todos. El hobbit contemplaba Rivendel asombrado, nunca había visto nada tan maravilloso. Thorin no supo porque, pero se acercó a Bilbo.

- Tendrías que haber visto Erebor en el pasado... Era incluso más hermoso que esto – dijo sorprendiendo a Bilbo.

- Seguro que era algo digno de ver.

- Lo era...

Bilbo vio el dolor y la nostalgia en los ojos de Thorin nuevamente, y volvió a sentir pena por él. Lo que daría Bilbo por estar en su hogar en aquel momento, pero no podía irse, lo que no sabía aun es por qué.

- Yo nunca había estado tan lejos de casa...

Thorin se sentó junto a Bilbo.

- ¿Por qué has venido? - le pregunto.

- No lo sé, la verdad. Supongo que Gandalf tenía razón, he estado demasiado tiempo sentado en mi sillón.

Bilbo aparto la mirada de Thorin que lo miraba fijamente, aquella mirada le estaba poniendo nervioso.

- Tal vez no pudiste resistirte a una aventura.

Bilbo volvió a mirar a Thorin y al ver que le sonreía él lo hizo también.

- Supongo. En cambio, tu creo que mereces pasarte un tiempo sentado en tu sillón. Si entiendes lo que quiero decir.

- Un rey nunca descansa.

- Y es justo quien más lo necesita.

Fili vio como Thorin y Bilbo hablaban animadamente, y al ver una sonrisa en el rostro de ambos, llamo corriendo a su hermano.

- Kili, Kili ven aquí.

- ¿Qué pasa? - pregunto acercándose a él.

- Mira.

Ambos sonrieron muy emocionados al ver a su tío junto al hobbit.

- ¡Te lo dije! - dijo Kili, eufórico.

- Tenías razón. Parece que el plan ya está en marcha, hermano.

- Sí.

- ¿Qué andáis tramando? - les pregunto Balin.

- Nada, Balin – contesto Kili – Solo intentamos que el tío Thorin sea feliz.

Mientras tanto, Gandalf se encontraba en otra parte, hablando con Elrond.

- ¿Y cómo está el joven Estel? - le pregunto Gandalf.

- Se marcho hace unos días, necesitaba salir de aquí...

- La muerte de su madre le ha pasado factura, pobre muchacho. ¿Se lo vas a contar?

- Gandalf...

- Se que lo haces para protegerlo Elrond, pero tiene derecho a saber quién es. Es Aragorn, hijo se Arathor, heredero de Isildur. Es su destino. Es joven pero ya no es un niño.

- Lo sé...

- Y hablando de niños...

- Ay Dios...

- Legolas...

- No Gandalf, eso sí que no.

- Nosotros bien sabemos que Legolas es un elfo listo, que ya está preparado para saber la verdad.

- Su padre no quiere que sepa la verdad...

- ¿Y lo que quiere Legolas no cuenta? Lleva siglos preguntándose quién es su madre, ya va siendo hora de que tanto él como sus hermanos, sepan la verdad.

- Medio hermanos – lo corrigió Elrond.

- ¡Eso no importa! Elladan, Elrohir y Arwen ya aman a Legolas como un hermano más, tienen derecho a saber que de verdad lo es, aunque solo sea por parte de padre.

- ¿Y yo no tenía derecho a saberlo? Me lo ocultaron durante más de un siglo...

- ¿Y cómo te sentiste al descubrirlo? Vuestros hijos no tienen la culpa de vuestras peleas. Solo diré eso. Buenas noches.

¿Acaso no lo visteis venir? 

Amor en la tierra media (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora