Primero el Dinero

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Luego de la salida heroica con Jeremy, ambos nos fuimos a nuestros respectivos hogares

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Luego de la salida heroica con Jeremy, ambos nos fuimos a nuestros respectivos hogares.

Con las llaves de su casa, Jeremy abrió la puerta y entró en su morada, pero antes de volver a cerrar, se fijó en que había pisado algo; eran papeles tirados en el suelo, los levantó y los empezó a ojear. Al haber leído con detenimiento, se fijó en que eran cartas; unas cuatro, todas diciendo que los pagos estaban atrasados, y que debía depositar el dinero correspondiente los antes posible.

Después de echarle un pequeño vistazo a todas, las acomodo para que quedasen alineadas tanto de forma horizontal como vertical; se dirigió a la cocina para guardarlas en una de las gavetas que tenía los muebles.

—¿¡Jeremy, e-eres tú!? —gritó su mamá.

—¡Sí, soy yo! ¡Ahora voy!

Jeremy salió de la cocina y fue directo a la habitación de su madre.

—Hola ma' ¿cómo estás?

La mamá de Jeremy le bajó el volumen a la televisión para hablar con su hijo:

—¿Dónde e-estabas?, llegas más ta-tarde de lo u-usual.

—Zack me invito a comer, necesitaba hablar unas cosas conmigo.

—Zack... es un muy bu-buen chico, siempre te a-ayuda en lo que puede ¿no e-es así?

—Sí, es un buen amigo... dime, ¿tú ya cenaste? si no, te preparo algo de comer.

—Ya comí, hi-hice unos frijoles con huevo, no te preocupes... Te i-iba a preguntar algo hijo: ¿ya te pa-pagaron en el trabajo?

—No... aún no.

—Me preocupa que t-te atrases con los pa-pagos.

—No te preocupes, siempre me atraso un poco, ya...

—Según las ca-cartas que estaba en la puerta, debemos tres me-meses de alquiler —le interrumpió su madre.

—Ya me pagaran, tranquila... sigue viendo televisión, yo voy a barrer la casa, lavaré los platos y después me iré a dormir.

Jeremy se despidió y cerro la puerta, para así, como todos los días, dedicarse al oficio de su casa antes de acostarse y descansar.

...

—Hola mamá, ya vine —saludé mientras cerraba la puerta.

Mi mamá estaba sentada en el sillón más largo de sala leyendo un libro.

—Hola hijo —me respondió sin despegar la vista de su lectura.

—¿Papá ya está durmiendo?

—Sí, ya —ella cerró su libro y me volteó a ver para preguntarme—: ¿tienes hambre? ¿te preparo algo de cenar?

—Sí, por favor.

𝗢𝗺𝗲𝗴𝗮: 𝘌𝘭 𝘖𝘳𝘪𝘨𝘦𝘯 𝘋𝘦 𝘜𝘯 𝘏𝘦𝘳𝘰𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora