capítulo 8

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Sally

Al la mañana siguiente fui al café de Flo ya que estaba aburrida y no tenía otra cosa que hacer que ir y pasar el rato con mis amigos.

Debo aclarar que lo que dijo mcqueen ayer en la noche, no me afectó ni un poquito porque yo no siento nada por él y todas esas cosas para mí no tienen sentido.

Ahora los chicos están hablando sobre un paseo pero la verdad no entiendo de qué están hablando realmente hasta que me nombran a mí.

–¿Qué yo qué?– pregunté

–Que tú seas quien le de un recorrido del pueblo a McQueen– dijo Flo

–¿Qué? ¿Por qué yo?– pregunté

–No lo sé, tal vez te ayude a desaburrirte – dijo Mate

–No lo haré– me negué y ellos siguieron insistiendo hasta que me convencieron.

–Vayan hoy – rodé los ojos y asentí

–Ok, ok– dije – cuando venga le diré y roguemos al cielo a que lo rechace–. Además mañana me voy de viaje a Nueva York

–¿A qué irás a Nueva York?– me preguntó Luigi

–Tengo que ir a buscar algo– respondí cuando me volteé para entrar al café.

Entré al café de Flo para buscar mi desayuno y escuché que McQueen estaba afuera. Él les contaba a los chicos sobre un tal Fabuloso Hudson Hornet que dice ser Doc pero no sé de qué habla. Entonces decidí salir, rodear a todos sin que se dé cuenta y aparecí en el lado izquierdo para cargarle gas a su auto.

–¿Que haces Sally?– preguntó el Sheriff. Él no sabía lo que iba a hacer y por eso preguntó.

–¿Cargándole combustible?–dije y luego sonreí–. Confía en mí

–Confío en tí pero en quién no confío es en él– yo lo miré y él se veía confundido

–Mm yo sí confío en él– mentira. Solo lo dije para que vaya al paseo, puff–. Ven, vamos a pasear o ¿La gente de tu tipo no acostumbra a hacer ésto?– pregunté

–Emm no – respondió

–Entonces éste será tu primer paseo– fui por mi auto y subí en ella para luego encender el motor y acelerar hasta casi la esquina y ver si él me seguía. Para mí sorpresa lo hizo, entonces aceleré y cuando estábamos un poco alejados, bajé la velocidad.

–Bien, ya me trajiste–me gritó un poco ya que con los motores de nuestros autos no se escuchaba bien–¿Ahora hacia adónde?– preguntó

–No lo sé– él aceleró un poco y seguido fui yo hasta que pise fondo y así comenzamos una pequeña carrera que en realidad no era de velocidad si no que lo único que había que hacer era disfrutar el paisaje a medida que avancemos.

Pasamos como unos diez minutos conduciendo hasta llegar a otro de mis hoteles, "Rueda Rueda".

–¿Qué es éste lugar?– preguntó asombrado

–"Rueda Rueda", una de las paradas más visitadas por los turistas– observaba el lugar y yo caminé hacia la entrada

–¿De verdad?– asentí

–Este lugar es muy especial para mí– dije – por eso lo compré

–Oye no te entiendo, ¿que hace una chica como tú en un pueblo como éste?– preguntó– digo esto porque desde el primer día en que llegue aquí, me he preguntado eso

–Bueno todo tiene una explicación pero la más comprensible es que yo era abogada en Los Ángeles, vivía a toda "velocidad" siempre. No tenía tiempo para nada y un día no lo soporté más y me fui– le conté

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