capítulo 52

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Llegamos a la pista y todos los pilotos ya se encontraban aquí, yo era el único que faltaba.

Con mi equipo nos dirigimos a la zona de boxes para preparar a mi auto y hacerle la verificación técnica.

–Voy a la globa para estar con los fans un rato– dije –. Me llevo a Lila– tomé la mano de mi hija

–Ok, cualquier cosa llámanos e iremos por ella– dijo el sargento

–Ok, gracias– dije

–¡Adiós!– dijo Lila

–Adiós pequeña– le dijeron todos

Salimos de ahí y nos fuimos en busca de nuestra globa. Lila saltaba mientras caminaba y cantaba una canción. Se ve tan bonita.

–Papi ¿Podemos comprar un helado?– me preguntó

–Esta frío para comer un helado ahora– dije

–Ohh está bien– dijo y se soltó de mi mano

–¡Lila!– corrí hasta ella porque se estaba yendo hasta la pista–. No me sueltes la mano, es peligroso– le dije –. Aquí no puedes caminar libremente. La pista está al lado y hay algunos entrenando– ella asintió

–Lo siento– dijo

–Vámonos – dije y ella no dijo nada más–. Si te pasa algo, tu madre me mata– murmuré y ella rió.

Llegamos al lugar y entré junto a ella hasta llegar al pequeño escenario en donde hay una mesa para firmar autógrafos.

–Siéntate aquí y no te vayas a ningún lado ¿Eh?– le dije y asintió–. Toma, dibuja lo que quieras– le di un par de hojas y bolígrafos–. No te manches la ropa porque ésto no sale después

–De acuerdo– dijo y destapó uno para empezar a dibujar algo que sólo ella le veía una forma

Mientras firmaba y conversaba con los fans, Lila hacia sus dibujos y los obsequiaba a la gente. Las personas reían y se lo agradecían. Ella sólo se limitaba a sonreír.

–Ahora soy como tú, papi– dijo

–Si– reí–. ¡Que lindos dibujos– dije y ella sonrió

–También les puse mi firma– dijo y eran un montón de garabatos

–Wow, me sorprende lo linda que es tu firma– dije y ella volvió a sonreír

–Otra vez compitiendo nosotros dos ¿Eh, McQueen?– me dijo alguien. Levanté la vista y ahí estaba Francesco

–Hola Francesco, tanto tiempo– dije

–¿Qué cuentas americano?– preguntó mientras se acercaba a la mesa del escenario

–Nada nuevo italiano– le respondí tal y como él me había dicho–. ¿Y tú, que cuentas?– le pregunté

–Voy a ser padre– me contó con una sonrisa

Reí mentalmente al recordar lo que Sally dijo días atrás sobre no contarle nada a Francesco sobre nuestra hija y el bebé que viene en camino.

–Oh que bien, felicidades Bernoulli– dije y me levanté. Le di un abrazo–. Créeme que ese bebé te cambiará la vida por completo

–No tengo dudas de eso– dijo

–Yo también seré padre– le conté

–¿Es el primero?– preguntó

–No, estamos esperando nuestro segundo hijo con Sally– sonreí–. Hace tres años nació ésta princesita– acaricié la cabecita de mi hija y ella sonrió–. Y ahora tendremos al segundo o segunda. No lo sabemos aún

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