capítulo 49

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Me dirigí hacia la habitación de mi niña para contarle la noticia. La encontré ordenando todos sus juguetes y su cama.

Entré a la habitación y ella me miró con una sonrisa. Se acercó hasta mí y me abrazó.

–¡Te tengo una gran noticia!– le dije mientras acariciaba su cabello

–¿Qué es?– me preguntó con una sonrisa

–¿Ya te diste un baño?– ella negó–. Ve a hacerlo y luego te cuento

–Ok mami– dijo y corrió hasta sus cajones para buscar su ropa

–Vamos que yo te ayudo– tomé su mano y fuimos hasta el baño. Llené la bañera con agua y luego ella se metió y comencé a lavarle su cabello.

Unos veinte minutos después, la ayudé a salir y ella se secó y se vistió.

–¡Ahora cuéntame mami!– dijo ella subiendo a su cama

–Bueno, he decidido junto a tu papá que irás con él a Tokio– le conté y sonrió. Se levantó y comenzó a saltar en la cama mientras festejaba.

–¿Puedo llevar a mis muñecos y mi auto?– me preguntó cuando se tranquilizó y se recostó en la cama. Yo me recosté a su lado y ella apoyó su cabeza en mi pecho y con una mano acariciaba mi panza.

–Podras llevar tus muñecos pero no a tu auto– le dije

–¡Ohh! Está bien– dijo

–Y cuéntame lo que hicieron, además, de correr una carrera– acaricié su cabello húmedo

–Papá me dijo Lilo, hoy – sonó molesta y reí –. ¿Por qué me dice Lilo, mamá?– la miré

–Porque cuando te estábamos esperando, vimos que en la primera Copa Pistón que ganó tu papá, había una manchita pequeña en la parte del apellido. Y mientras tratábamos de decifrar qué color era, tu padre dijo Lila– le conté –. A mí me gustó mucho como quedaba con el apellido y entonces él dijo …– no terminé de contar porque fui interrumpida

–Si es niña se llamará Lila– dijo Rayo mientras entraba en la habitación

–Y si era niño, Lilo– dije y reí

–¿Todavía te causa risa?– me dijo y asentí

–Es gracioso– dije

–Y ¿cómo se llamará el bebé si es niña?– preguntó ella

–No lo sabemos aún– dijo Rayo mientras se sentaba en la cama

–¿Lo van a querer más a él que a mí?– dijo con tristeza

–No mi cielo– le di un beso en la frente

–Eres nuestra bebita tu también y vamos a quererlos y amarlos a ambos por igual– dijo Rayo y le dió un beso en la mejilla–. Las amo mis princesas– nos dijo y a mi también me dió un beso–. Ahora, ¿Ya te contaron la noticia?– le preguntó a Lila con una sonrisa

–¡Síii! Mamá me lo contó recién– dijo sonriendo

–Entonces prepárate porque nos vamos a divertir mucho– le dijo

–¿Podemos ir a Disneyland de Japón?– le preguntó

–Tal vez vayamos– le dijo y ella sonrió y lo abrazó

Seguimos jugando y bromeando un poco más con ella hasta que se quedó dormida. La abrigamos bien y nosotros nos fuimos a nuestra habitación.

–Me voy a dormir una siesta– dije y él me miró medio raro

–¡Estás loca! Yo no voy a dormir– dijo bromeando–. Iré con Mate– asentí

–¿La llevarás a Disneyland?– le pregunté

–Si, será la única vez que vaya y me gustaría darle ese regalo– me dijo y se recostó en la cama–. Ven con nosotros Sally. Iremos todos juntos a Disneyland– negué

–No, en otra ocasión será– dije

–¿No quieres ir para no ver a Francesco?– me preguntó y eso me tomó por sorpresa–

–¡No! No es por eso – dije–. Sólo que quiero estar en casa– me acosté a su lado–. Cuida mucho de Lila. Que no se te vaya a perder por ningún lado– él sonrió

–No me convence tu respuesta– dijo –. Y sí, voy a cuidar mucho a nuestra pequeña– lo miré

–¿Por qué no te convence mi respuesta?– le pregunté

–No lo sé… siento como que no quieres contarle a él que tenemos una hija y estamos esperando otro bebé– dijo y frunci el ceño

–No, nada que ver – le di la espalda–. Sólo no quiero echarle en cara que tengo una hija contigo y no con él, como Francesco lo quería cuando estábamos juntos. O sea, es ridículo hablar de ésto

–No se lo digas tú. Pero yo sí lo haré– dijo –. Él ahí se dará cuenta de que nunca más podrá lograr nada contigo porque tú ya estás conmigo

–Eso es muy infantil, McQueen– dije enojada –. Tú eres infantil

–No soy infantil– dijo –. Sólo le dejare claro eso. Nada más– se levantó–. Me voy con Mate. Nos vemos luego

–Si adios– dije y él salió de la habitación

No puedo creer que sea tan estúpido. No quiero que haga eso. Francesco se sentirá horrible cuando se lo diga. A menos que ya lo sepa por los medios de comunicación.

Por un lado, no quiero ir a ese viaje porque sé que me lo voy a encontrar y no me hará sentir bien ver su expresión de tristeza cuando lo sepa. Pero por otro lado, me gustaría ir para cuidar de mi niña. Yo sé que Rayo no será muy atento. Pero no sé qué hacer. Lo tendré que pensar y luego decidir.

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McQueen

No me gustó para nada lo que Sally me dijo. ¡¿Que hay de malo si Francesco sabe que tenemos una hija y pronto llegará otro niño a nuestra familia?!. A mí me da igual si se siente mal o no.
Cuando lo vea se lo voy a tener que decir si o sí ya que mi hija irá conmigo a esa fiesta de bienvenida y a dónde yo vaya, ella irá.

Con respecto a la visita a Disneyland, la voy a llevar a mi niña. Tengo los recursos para pagar un par de entradas y todos los juegos que sean adecuados para ella. Y mientras tenga el dinero, le haré esos regalos que si valen la pena.

Pero eso sí, no la voy a consentir en todo lo que quiera porque eso no está bien. No me gustaría que sea una niña malcriada cuando crezca.

Llegué a la casa de Mate y él no se encontraba ahí. Entonces regresé a mi casa para llamarlo y saber en dónde está. Pero él no respondió.

Decidí llamarlo más tarde y fui a la habitación con Sally. Ella estaba dormida y yo fui a recostarme a su lado hasta que me quedé dormido.

Continuará…

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