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- ¿Escuchaste la noticia? Un Androide asesino a un hombre en Detroit en un club.

- Seria mejor si esas cosas desaparecieran.

Ryoken miro a Yusaku mientras escuchaba esos comentarios. Tal vez él era de los únicos que conocían la verdadera falta que harían los androides en el mundo actual, no era de sorprenderse, él había sido criado por el Android que se encontraba a su lado en ese momento, un androide había sido la única familia que necesito por 10 años. El Android del que se había enamorado sin darse cuenta.

- Gracias por su compra, regrese pronto. - se despidió la dependiente, un android de los nuevos modelos que habían salido en Japón hacía a penas una o dos semanas atrás.

Yusaku salió junto a Ryoken de la cafetería y caminaron hacía el auto del joven de ojos azul estelar que se encontraba estacionado a unas calles, dejó que Yusaku tomaba el lugar del piloto, a pesar que le gustaba hacer las cosas por sí mismo, a veces dejaba que Yusaku cumpliera con sus funciones. 

- Yusaku... ¿Cómo lograste criarme? - pregunto Ryoken recostandose en el asiento del copiloto.

- Fue la última orden que recibí del doctor Kogami, debía cuidar de ti... por eso hice lo que mi programación considero mejor para ser de utilidad, Ryoken.

- Pero... no tienes sentimientos ¿cierto?

Yusaku no quito su vista del camino, sin parpadear y con voz monótona respondió.

- Los niños necesitan del amor para crecer, estimula su desarrollo psicológico afectivo, y tu lo necesitabas más que nada en esos momentos... hice lo necesario para ser de utilidad, Ryoken... pero... mi programación no me permite querer a nada ni nadie... 

No insistió más. Permaneció en silencio hasta que llegaron a la mansión. 

Continuará... 

L.O.V.EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora